A Teodoro. 
“Abandonad toda esperanza aquellos que
entréis aquí”
Pelead con toda la esperanza para salir de
aquí.
Como sabemos, el mundo del hombre gira
alrededor de las palabras, del mismo modo como los planetas de nuestro
diminuto  sistema giran alrededor del
sol,  y, si se  abre la escala,  todo 
gira  alrededor de algo que, por
comodidad,  bien pudiera llamarse núcleo
en torno al cual  todo girando sobre sí y
en torno al otro,  se mueve, se desplaza.
Tal verdad tan visible hoy  en los
grandes espacios  es idéntica a cuanto
pasa en el  universo atómico y
subatómico  independientemente de  cual sea la aproximación y los medios para
acercarse a él y mirar si es el punto de llegada de un viaje sin tiempo que
concluye  para iniciar  un 
nuevo génesis, en un viaje que comienza su tiempo o si es el fin del
viaje,   que de ser así no habría  necesidad de 
interrogarnos más para saber si vamos o venimos y de donde y hasta donde
iremos, simplemente andamos, giramos, danzamos y desaparecemos. Las cuestiones
específicas del hombre, sus búsquedas y respuestas  giran 
en torno a  palabras que lo marcan
y de donde  no se puede zafar  ni salirse jamás,  y se hubiere un avance, es bien
sencillo,  se ha creado una palabra
más  que se ha puesto  en la escena, marcada por el griego y el
latín...bueno y el alemán en espacios más chicos…
Se pude ser ateo, no creyente, o un místico
en su relación con Dios, podemos creer, incluso, que Dios no existe, pero la
palabra Dios impone tales dimensiones que no sabemos qué hacer ante ella y  ante lo que ella guarda y ella es, no sabemos
y  nadie sabe  a quien designamos con ese nombre que lo dice
todo y, por decirlo todo, nada dice. Amor, es otra de esas bellas palabras que
aún no se sabe qué es, pero que, según la proximidad en las batallas de pieles
en la cama y a veces de alma se dice fair l´ amour, sin saber que quisieron
decir los franceses en tales afanes el placer y el saber pero que suena bien,
hacer  el amor.  Y  se
hace tan breve por la necesidad de no morir. 
En otra dimensión decimos   yo amo
a  Dios y a ti yo te amo. En el primero
de los casos  seguro estoy de que Dios no
necesita del amor de nadie, ni siquiera de sí, 
Él es amor, en cambio, por alguna razón que a cuento no me llega,  yo sí necesito de su amor para vivir con la
esperanza de no morir y decimos también y yo repito, te amo, que es lo
único  sublime que se da y  en mi caso, feliz soy si nada me responden,
porque lo asocio al silencio de Dios, que tiene en la esperanza su refugio;
gustoso y escéptico incompleto cuando me responden,   yo te aprecio, desde luego, si estamos
solos, pues, si hay otros presentes es un riesgo severo en el mercado del
sentido  o por la prudencia  para que no se diluya o avergüence el
aprecio.  
La lista de palabras es muy  poca lo cual pone en evidencia   que se sabe muy poco así se sepa mucho.  Tomé solo esas dos, porque cargamos con ellas
donde quiera, y por razones muchas que entre líneas se esconden allá arriba no
podemos deshacernos  de ellas.  El justo, el pio, el profano, el hipócrita,
la adúltera y su par, el sabio o el predicador,   y el pastor ateo que habla en nombre Dios
para su beneficio, todos dicen según sus circunstancias, te amo, te aprecio,
como la introducción para acercarse y acercar al otro y provocar, cuando menos,
su curiosidad; sirva esta aclaratoria para que se gire conmigo en torno al
titulo  de este texto,  y 
el  título es como el bautismo, un
permiso  y una garantía para saber mucho
mas qué somos, o quizá quien somos,  es
conocer  la puerta de entrada al camino como  linterna para abrirse el sendero en
densa  obscuridad.
Me toca 
vivir aquí,  en este lugar, que
por no hallar nada que bien lo defina o 
determine llamo infierno. En mi 
ignorancia inmensa  escuché  que todas las culturas tienen  un espacio identificado como infierno,
supe  también que  teólogos 
maravillosos  han expuesto
sus  convicciones sobre ese espacio.  Y  Dante,  su Divina Comedia, la  inicia en el Infierno y nadie como él, que a
mi  más me convenza, ha dispuesto la
distribución del castigo  según la
maldad, de tal modo que bien se puede decir parodiando a Marx, que a cada quien
según sus maldades, donde, el poeta  como
Cristo, descendió a los infiernos, solo que Dante encontró un salvador,
perdónenme la ausencia de detalles, 
Virgilio,  y solo los poetas son
los únicos que se salvan del infierno. Satán no soporta la verdad, aunque
juegue con ella. Dante logró reemprender su viaje,  hoy a mi tiempo se me ocurre pensar que
más  que 
para alcanzar estar con Dios, inventó una apuesta,  para dar con Beatriz, que mas que ella, ella
es el poema. Sea como sea, para simplificar, el infierno es el lugar a donde
todas las culturas envían a los seres perversos, ímprobos, impíos, malvados,
lujuriosos, glotones, avaros,  mentirosos
de oficio, según lo que aquí han sido y la intensidad de lo hecho. Dante reduce
a tres grandes dimensiones los espacios para el castigo, autoindulgencia,
violencia y perversidad.  Desde
antes  tocaron el “tema” Pablo y Agustín,
yo comparto su tesis muy sencilla,  que
esos seres  nuca y jamás premiados pueden
ser con la resurrección. Dante  asumirá
esa ley, “Abandonad toda esperanza aquellos que entréis aquí”-
El infierno es vivir para siempre muerto,
bajo los castigos justos a cada quien, sin 
esperanza alguna de resurrección, para esos condenados no hay ni puede
haber resurrección,  absolución, perdón,
y, muy menos la reconciliación,  porque
si no, la reconciliación devendría en 
un  grotesco juego del absurdo
injusto, un homenaje a la traición, al crimen, al   celestinaje. A la violencia, a la
perversión.   La resurrección es un  premio al hombre bueno, al ser bueno y su
placer, su dicha, su felicidad es estar al lado de Dios,  como en 
una edición  especial del nuevo
paraíso, con Evas descubiertas desnudas de deseos y hombres sin apetitos. Todos
se realizan en el amor que es  Dios.
Pues bien, como verificarse se puede de
manera lógica, el infierno es un espacio distinto al espacio  donde vivimos 
vivos. Infierno es, pues, espacio para 
el castigo del perverso, del traidor, del embustero, del malo….del mal
gobernante, del ladrón, los adúlteros, 
los asesinos, los avaros, etc.… el Paraíso, en cambio, es sencillamente
vivir el amor que Dios prodiga  donde el
techo, el piso, el firmamento, todo, es el amor de Dios.  
Pero, ese infierno mío, no se si el suyo, es
distinto.  Es aquí, en esta tierra, en
este espacio, que sin preámbulos puedo decir, como verificaré luego,  Venezuela es el infierno en esta tierra.  Aquí todo es distinto al mundo, aquí  coexisten 
los seres perversos, los soberbios, lujuriosos,  cornudos, adúlteros,  los dueños del poder y amos del territorio
todo y no sólo del valle,  como los amos
de Herrera Luque,  que buenos razones
tenían para ser  amos. 
Este infierno es distinto, aquí  lo corruptos, 
los asesinos, los asaltantes  y
demás seres de esos existen sobre  gente
buena, digna, honorable, capaz,  no se si
mártires, monógamos, monindrias… Tiranos y vasallos, mendigos, miserables…todos
juntos, solo  que  el poder, sus decisiones su violencia, su
fuerza, su perversión, está  en manos del
gobierno, de Diosdado, del PSUV, de las FANB, los colectivos, los horse power
del estado.  No se si se abrevia HP…
Pudiera haber sido algo experimental para
Dios, ver qué pasa en este infierno. Podría haberse dedicado  a escudriñar, descubrir de la conducta del
bueno y del perverso sus porqués. Del organizador de fraudes y del tejedor de
rectitud.  Del amante probo y del  odiante perverso.  Chávez le habría servido de modelo.  Que respetaría todo, los derechos humanos,  el trabajo, la propiedad, la autonomía
universitaria, libertad de prensa, 
libertad sindical y todo lo demás, larga es la lista,  mintió! y 
en lugar de continuar siendo vasallo de san Benito, se hizo  lacayo de Fidel  y está aquí 
la diferencia:  San Benito, el
nuestro, el negrito  de Bobures y de
todas partes, es medio sacrílego, pero no lo es, solo que prefiere el ron al
vino y las caderas de una bella mujer que las mesas frías de la consagración.
Que anda libre por ahí y no sigue las reglas de la conventual ortodoxia de las
iglesias, sectas,  ama la libertad que en
la calle a la luz cultiva más que el presidio de los conventos a media luz o a
obscuras.
Pudo haberle servido para a reflexionar, si
así pueda decirse de quien todo lo sabe y todo ve desde antes del comienzo,
pensar sería mejor, sobre la extrema libertad que dio al hombre al hacerlo  a su imagen y semejanza, lo que en cierto
grado es hacerlo  como Él, lo que le
serviría a Satán para inducir a Eva  a
ser como dioses, y se desbarató el Paraíso. Tampoco le sirvió el Diluvio, la
destrucción de Sodoma y Gomorra,  ni la
locura de la torre de Babel,  el
hombre  se alzó y en su afán de ser como
dioses unos se hicieron dioses y otros fieles a dioses,  unos ídolos y otros idólatras.  Unos se hicieron amos otros esclavos, unos se
hicieron señores otros siervos, unos se tomaron el poder otros la obediencia
para servir a él.  
No me atrevo a pensar a que conclusiones
habría llegado Dios,  y muy menos asumo
el consenso con mis amigos los Testigos de Jehová, con quienes  charlo los domingos, que afirman que toda esta
maldad desaparecerá y al borde estamos del juicio final, tal como es su lectura
del Apocalipsis. Y se salvaran los escogidos, 144000…que serán ellos. Santo
será el Reino…
Pero, sobre todo, creo que a  Dios se le crearía un problema que quizá no
previó,  como tampoco planificó  la Creación, creaba  y veía lo hecho como bueno y seguía. Como
puede ver, tomo de  fuente el Génesis,
valga la explicación. Seguro estoy que Dios no estimó posible  que habría seres hechos a su imagen y
semejanza planificarían la destrucción, que asaltarían la razón a fin de
convertir la mentira en verdad. Y el hombre sin la verdad se hace animal. Es!!
Que organizarían la miseria como forma de felicidad, para lo cual el desarrollo
de la ignorancia es medio eficaz para alcanzar la meta y el terrorismo para la
destrucción de la consciencia.  El miedo,
el terror conducen a la abulia,  a la
absoluta indiferencia.  No dudo de que a
Dios le dará  gran sorpresa ver que se
asesinan miles y miles miles cada año. El ya conocía  la decapitación de los niños,  no sólo las que se atribuyen  Herodes 
sino otras que se daban en otras culturas, pero aquí la cosa es mas
completa y compleja, nadie se escapa. niños, jóvenes, ancianos, tampoco
importan fechas, a diario se asesina.  En
aquellos monstruosos degollamientos de niños, nunca niñas, el poder lo hizo por
prevención,  temían que de esos niños la
libertad naciera, aquí, en cambio, el poder los convierte en su alimento para
que la libertad muera.
Aquí vivo yo, quiero decir desvivo,  en este 
infierno  no hay agua que calme la
sed ni satisfaga mis otras necesidades. No hay medicamentos que ayuden a
superar el stress ni sirva a los alópatas para la cura.  La entrega por indefensión es cotidiana.
Llegamos a la conclusión mexicana de que la vida no vale nada.  La inflación y la escasez crecen como
alimento de la desesperación. La basura nos copa y acelerados vamos
convirtiéndonos en basura, por la indiferencia y el ocultamiento en el
silencio.  La desconfianza se multiplica,
el señor de la esquina  me puede  delatar por traición a la patria, si a manera
de ejemplo se me ocurre repetir que Maduro es inmaduro y un humilde
soberbio,  eso es peor que decir viva
Obama, por lo cual también puedo ir a prisión, agravada la sentencia por
mi  condición de fascista e invocar la
invasión. Si se me acurre decir que Roy, creo que así se apellida Jorge el de
Fedecamaras, es un hombre sensato, pueden acusarme de ser soldado  de las fuerzas paracas que dirige ese señor
para derrotar al Señor Presidente  y
hambrear  al pueblo.   Si pido una solera me acusan de apoyar al
pelucón, crimen de lesa humanidad que la Polar comete por facilitar parte
fundamental de lo que come y bebe Venezuela. 
Aquí vivo, quiero decir desvivo, y todavía me queda amor y amor recibo, me dan cortés aprecio y por eso, cambié el aviso de Dante “Abandonad toda esperanza aquellos que entréis aquí”, por el mío, Pelead con toda la esperanza para salir de aquí. Así está escrito en cada esquina de mi alma y en cada espacio de mis hijos, quienes están aquí o allá muy lejos, en la generosidad de quienes aun me regalan su aprecio, y vamos tras la verdad para ser libres, y en ese inmenso trecho es Teodoro Petkoff por siempre un gran maestro.
Americo Dario Gollo Chávez
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@americogollo
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