Hace más de 30 años le hice una predicción a mi amigo, Luis Eng,
sinaloense de ascendencia china. Lo sorprendía afirmándole, "China se va a
convertir al capitalismo y, primero, va a provocar deflación cuando inunde los
mercados con 800 millones de chinos produciendo. Después provocará inflación,
cuando los 1300 millones de sus habitantes obtengan poder de compra y demanden
todos los productos disponibles en el mercado". Luis voltea para ver a su
hijo pequeño y le dice ¿Cómo la ves mijo? yo creo que Ricardo se está volviendo
loco.
Al finalizar la segunda guerra mundial, Japón estaba totalmente
destrozado y cubierto por las cenizas del conflicto. Pero Mc Arthur, después de
la derrota de los nipones, sería el arquitecto del nuevo Japón para llevarlo al
abrazo de la democracia y los mercados libres, y así converger en la gran
historia del ave Fénix de la segunda parte del siglo XX.
Siendo Japón, al igual que en México, un país en el cual no se había
permitido el desarrollo de una saludable sociedad civil, era entendible al
inicio del plan una participación del Estado con el propósito de acelerar el
desarrollo requerido por el destrozado imperio. Fue mediante esa fórmula de un
activismo especial y su MIT, fue como desarrollara el concepto de Japón Inc.
Para el inicio de la década de los años 80, el experimento japonés no
sólo había demostrado su eficacia, amenazaba en arrebatar el liderazgo a los EU
como la economía más grande y sofisticada del planeta. Surgirían así en los
revisionistas; un grupo de intelectuales advirtiendo el que, si los americanos
no adoptaban el modelo Japón Inc., estaban condenados a ser desplazados por los
nipones. Sin embargo, pocos detectaban el que, en la isla, el Estado nunca
había abandonado ese papel interventor y su capitalismo de estado mostraba ya
su fatiga.
Cuando en los EU Reagan desmantelaba el edificio keynesiano que lo
asfixiaba, los japoneses invadían los mercados mundiales no solo con sus
productos, invadían al mismo EU adquiriendo activos simbólicos como edificios
en Nueva York, bancos, campos de golf, compañías cinematográficas y, sobre
todo, eran los propietarios de bonos del gobierno americano más importantes del
globo. Los bancos japoneses eran ya los más grandes del mundo y sus mercados
financieros se le aproximaban con prisa a Wall Street. Sin embargo, al inicio
de la década de los 90s, la burbuja que sólo unos cuantos economistas detectaban,
explotaba en una grave recesión de la cual todavía no se reponen.
Fue el desencanto de tal modelo lo que produjo algunos observadores
dirigieran su mirada hacia otro país oriental, que de forma silenciosa cocinaba
otro milagro: China. Habiendo lucrado de la experiencia japonesa, y sobre todo
de la rusa, China iniciaba una admirable reforma dando la bienvenida a los
mercados y, con medida precisión, desplazaba al Estado como el gran Zar
económico. En alguna ocasión Kissinger le preguntaba al legendario líder de
Singapur si la democracia llegaría a China, a lo cual respondía con sonora
carcajada y una frase: “Mi querido Dr.; como puede usted imaginar una país de
más de 1000 millones de analfabetas decidiendo su futuro.”
El milagro chino se devela y será la gran historia del siglo XXI. En el
país de las excusas, ahora las autoridades mexicanas culpan a China de nuestros
fracasos económicos. La lista es larga y se suman quejosos americanos, pero va
desde el contrabando, la ilegal mano de obra, la manipulación del yuan, hasta
los hechizos de Confucio en contra de la humanidad. En los EU se culpa a
China por la pérdida de empleos en la rama de la manufactura. La realidad es
que debido al aumento en productividad, las manufacturas en estos momentos como
porcentaje del PIB, son más altas que hace 40 años.
En EU, como a finales del siglo XIX el empleo de la agricultura se
desplazaba a la industria, ahora la economía de servicios lo importa de la
manufactura. Pero en el caso de México la realidad es otra. Mientras los chinos
agresivamente liberan su economía, en México seguimos atrapados por la misma
traumatología y la voraz burocracia. China en su costa mantiene catorce
zonas de libertad económica tipo Hong Kong y la explosión de prosperidad ha
sido tal, que no pueden dilatar ampliarlas hacia el interior del país. En estos
momentos inician el establecimiento de la primera en la ciudad de Chongqing a
orillas del río Yangtze, donde conjunta una población de más de 300 millones.
Chongjin es ya el centro de la mayor inversión internacional china; Una
sociedad entre BPPLC, China Petroleum, y Chemical Corporation. Si México no
inicia un proceso de agresiva liberación de su economía, estamos condenados a
perder esta histórica oportunidad y más triste; perder otro siglo sumergidos en
la miseria. Milton Friedman lo aconsejaba hace diez años: “El ejemplo que
México debe seguir, no son los EU, debe ser Hong Kong.” Pero seguimos inmersos
en el aparatismo y la ineptitud mientras China como aspiradora recibe la mayor
parte de la inversión internacional, y nosotros nos consolamos quejándonos de
sus abusivas tácticas.
Pero a México le ha llegado ya otro reto y aunque no de tal magnitud,
será letal para algunas actividades de nuestra economía; Cuba. Los cubanos
desesperados con la quiebra de Venezuela, se hincan ante su gran enemigo, el
Imperio Americano y, haciendo un lado su socialismo o muerte, se dan al mundo
de la modernidad. Pero además cuentan con un feroz ejército de verdaderos
capitalistas apostados en las costas de Florida, forjados en un ambiente de
lucha, riesgo e independencia. Un ejército que ha acumulado capital
financiero—son dueños de varios bancos en EU-- pero, sobre todo, capital
humano. Cuba tiene además el antecedente de una vigorosa sociedad civil formada
en los años de ocupación americana.
No me extrañaría que Cuba, en sociedad con el Imperio tan odiado,
iniciara el desarrollo de una ciudad libre en el territorio ahora controlado
por los EU, Guantánamo, como ya lo ha sugerido su inventor, Paul Romer. La zona
de Guantánamo se convertiría en un milagro similar al de Hong Kong y Singapur,
el milagro de siglo XXI. Total, Fidel ya no se da cuenta si viene o va por lo
que no sería el problema.
Una de las actividades que más deberá sufrir al momento que Cuba abandone
el socialismo, y le urge, es la agricultura de Sonora y Sinaloa. Seremos
entonces testigos de la “Cuba Produce Corporation” surtiendo el mercado de los
EU con grandes ventajas sobre los agricultores mexicanos: Capital del exilio
abundante, agresivo y disponible, verdaderos mercados libres sin traumatología,
costos inferiores, y sobre todo, una nueva cultura del cubano isleño contagiado
por la nueva generación libertaria en la Florida, lista para el desembarco
impulsada por su hambre de libertad. Si el plan preparado para tal evento
por la Fundación Cubano Americana se implementa; tendremos el primer país
latino libertario.
Ricardo Valenzuela
@elchero
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