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lunes, 30 de marzo de 2015

SAUL GODOY GOMEZ, EL CHAVISMO COMO IMPERIELISMO

Por supuesto, no se trata del imperialismo Inglés, o Chino, o Ruso, ni mucho menos norteamericano, es un imperialismo definitivamente Caribe, de fuertes tonalidades neocolonialistas, inscrito en una mentalidad del subdesarrollo y que implica un avance del caudillismo tradicional hacia un corporativismo político, inscrito en la corriente socialista.

El chavismo llegó al país con la inequívoca intención de dominar y convertirse en el único factor de poder, aparte de eso, toda la parafernalia de la justicia social, la solidaridad, el amor al pueblo y los Planes de Desarrollo Socialistas no son más que el ropaje que esconde a uno de los tipos de imperialismo más agresivos y peligrosos que han existido.

Empezando porque el chavismo, debido a su discurso social y de valores supuestamente democráticos, se ha escapado exitosamente de la definición usual de imperialismo, ese que alude a un poder militar,  a un centro y su periferia, a un ejercicio del poder unipersonal, a un destino manifiesto que justifica su agresiva postura internacionalista, a unas doctrinas de superioridad de principios y una acción definitivamente neocolonial, que si bien asume la conquista territorial pero sólo después que tiene en sus manos las mentes y las emociones de los hombres.

El imperialismo chavista se mimetiza de varias maneras, es muy propenso a ponerse del lado de las víctimas, de los explotados, de los que no tienen voz para justamente imponerse sobre los pueblos, movilizando a esas clases sociales que le son afectas por el discurso comunista, en el que la promesa, es llevar al proletariado al poder; una vez que consiguen el triunfo electoral presidencial utilizan las aplanadoras en los congresos, municipios y estados, para posicionar a sus candidatos y obtener el control político de las instituciones desplazando a los partidos de la oposición y a las minorías, y empieza toda una reforma legislativa para favorecer sus intereses políticos.

Como en el caso de Argentina y de Brasil se aprovechan de los gobiernos populistas que se encuentran mandando para crear formas asociativas de segundo piso, para el intercambio de informaciones, contactos internacionales, financiamientos secretos, contratos, vínculos con organizaciones criminales y una cohabitación en la corrupción.

Utilizan una serie de organizaciones de la izquierda internacional, como es el caso del Foro de Sao Paulo o El Movimiento de los Sin Tierra, entre otros, y que manejan ideológicamente sindicatos, gremios, comunas, organizaciones no gubernamentales, instituciones culturales y de derechos sociales para ahondar en los complejos y resentimientos que abundan en la región, para exacerbar la necesidad de la liberación de los pueblos del imperialismo occidental, con el fin de contar con su apoyo político.

Cuando los socios chavistas se hacen con el poder en sus países, lo primero que se nota es una inmediata hostilidad en contra de la prensa libre, las reformas legales que introducen empiezan restándoles libertades a los ciudadanos y sumiendo las sociedades en conflictos de clases para hacerlas prisioneras de sus propios gobiernos, esto que estoy describiendo está sucediendo en estos momentos en Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua, Argentina y España en mayor o menor medida.

Como se trata de un ejercicio del camuflaje es prácticamente imposible identificarlo como un imperialismo sino hasta que el daño está hecho, como en el caso de mi país, donde esta nefasta organización conocida como el Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV) ha depredado toda la riqueza financiera, moral y cultural de la nación dejándola en el huesero.
Es un tipo de imperialismo negativo, en el sentido que no da nada a cambio sino la miseria, la muerte y la devastación de los pueblos, es completamente estéril, su mandato es uno a fuerza de pistola y gracias a su hegemonía comunicacional, al control absoluto de los medios de comunicación por parte del estado, empieza una política de odio y rencor en contra de las sociedades y economías del primer mundo, creando las bases para un nuevo bloque de naciones libres e independientes cuya intención final es el conflicto, a esto lo llaman pluripolaridad.

El origen de este imperialismo se encuentra en la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro quien fue el demiurgo de este movimiento imperialista de la izquierda latinoamericana, retomado por Hugo Chávez la llevó a su máxima expresión y cobertura, aprovechando su imagen de líder mundial y financiado por la riqueza petrolera de Venezuela.

El imperialismo tradicionalmente estaba considerado como el ánimo expansionista de imperios suficientemente grandes y fuertes, organizados para la conquista de colonias en ultramar, principalmente para asegurar rutas comerciales, materia prima, mano de obra barata e influencia política en lugares apartados del mundo, las políticas imperialistas del pasado, sobre todo las de España, Francia e Inglaterra tuvieron como excusa una labor civilizadora de pueblos más primitivos, llevándoles la religión y la cultura, así como las costumbres “de las razas superiores”.

Ideologías como el fascismo y el nazismo se impregnaron de muchas de estas doctrinas imperialistas, que jugaron un papel importante hasta poco después de la Segunda Guerra Mundial, pero no fue sino hasta que en 1915, que Lenin razonó que el imperialismo era una etapa del capitalismo que inevitablemente llevaba a las naciones a la guerra y descubriendo, que el motivo final del imperialismo, era la dominación económica.

Con el surgimiento de la corriente crítica al neocolonialismo, sobre todo en Latinoamérica, señalan el creciente intervencionismo y la dependencia que países pobres sufren de las economías del primer mundo de modo que, ser anti-imperialista es estar en contra de los Estados Unidos y países europeos, una posición que se resume en actitudes hostiles en contra de estos países y sus formas culturales (medios, moda, formas de vida y por supuesto, el capitalismo), como alternativa Venezuela ofrece a sus nuevos socios, los Chinos, Irán, Siria y los Rusos, la oportunidad de hacer inversiones y negocios en las áreas controladas por el chavismo.

El comunismo internacional ha tenido en el anti-imperialismo su principal arma para minar la confianza de los países en el sistema capitalista y la democracia, imponiendo las formas socialistas de economía, formas de poder como el de los partidos únicos, donde el estado se convierte en el exclusivo dueño de los medios de producción, con un aparato burocrático altamente interventor, sustituyendo al libre mercado y a los consumidores en la fijación de cuotas de producción, tipos de manufacturas, precios de materias primas y productos acabados, planificación centralizada de cadenas de distribución y determinando hasta número de productos que una persona puede consumir.

El chavismo en Venezuela compró la franquicia del modelo cubano, y montados sobre esa ideología, que unida a un supuesto ideario bolivariano anti-imperialista se dispusieron a la conquista de la región con la internacionalización del modelo del Socialismo del Siglo XXI, como le llamaron al nuevo imperialismo de izquierda, cuya agenda era principalmente política.

Bajo la consigna que la Patria era Latinoamérica, el poder petrolero de Venezuela se utilizó para llevar el chavismo a todos los países de la región, el petróleo fue usado como arma política, todos los países que sostenía convenios con la industria petrolera venezolana estaban obligados a permitir la injerencia imperialista chavista, les decían como votar, cuando y donde, violando soberanías y leyes internacionales financiaron campañas electorales y candidatos, dieron dineros para importantes obras públicas, pagaron gastos de movilización y asesoría internacional, llevaron por medio de diversos componentes de indoctrinación cubanos las ideas revolucionarias al Caribe, Centroamérica, Norteamérica y por supuesto, los maletines de petrodólares llegaron hasta la Patagonia, se ofreció ayuda económica a diversos movimientos subversivos en la región, a grupos socialistas y partidos para que se hicieran sentir en sus respectivos países, se compraron instituciones internacionales como Unasur, Mercosur, el Caricom, la OEA, el Alba, se prestó ayuda militar, electoral, de inteligencia, energética todo esto a un enorme costo para el pueblo venezolano, que sometido a la dictadura de Chávez, y luego de Maduro, obligaron a los venezolanos a sufrir un deterioro acelerado de su calidad de vida para que esos dineros fueran sacados del país y atendieran otras agendas que no era la del desarrollo del país.

El imperialismo chavista está rudamente retratado en sus escándalos y crímenes que los países interesados permitieron a estos nuevos colonialistas de izquierda.

Gracias a la tardía pero eficaz oposición de los EEUU a que estas redes de corrupción afectaran su seguridad, es que nos estamos enterando del grado de abuso e intervencionismo que el chavismo logró a nivel continental y ahora nos estamos dando cuenta que sus tentáculos ya había penetrado a España donde tenían todo preparado para trasladar sus operaciones al continente europeo.

Lo peor de este nuevo imperialismo de izquierda es el grado de descomposición y violencia que deja a su paso, terrorismo, narcotráfico, atentados, asesinatos, presos políticos por montones, hegemonía comunicacional, perdida de libertades, fracaso económico y un desconocimiento de la moral pública verdaderamente espeluznante, todo bajo la apariencia de que se trata de hombres y mujeres comprometidos con una supuesta revolución humanista.

Venezuela se encuentra en las puertas de una crisis humanitaria de gigantescas proporciones, el modelo socialista está colapsando en cámara lenta y el país ha quedado en ruinas, todo para complacer las expectativas y sueños de unos hombres torvos y malignos cuyo único fin fue, y a las pruebas me remito, amasar impresionantes fortunas mal habidas en los bancos capitalistas de lo que ellos llamaban, el diabólico imperio, ¿Quieren algo mas imperialista que eso?  - 

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul


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