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martes, 6 de enero de 2015

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA, CLAUSURADA LA VÍA ELECTORAL HAY QUE TOMAR LA ALTERNA, LA RUTA DE LA LIBERACIÓN (V)

JESÚS ANTONIO PETIT DA COSTA
Los títeres de Cuba nos han hecho el favor de clausurar definitivamente la vía electoral para salir de la tiranía, dejando sin argumentos a los colaboracionistas, que les han servido de comparsas y adornos. 

La única salida exitosa ha sido la rebelión popular de 2002 que obligó a la intervención militar, la cual fue determinante para forzar la renuncia del tirano. Confirmó que de las tiranías se sale en Venezuela por guerra civil (siglo XIX) o por rebelión cívico-militar (siglos XX y XXI). No hay otra manera. No ha habido en nuestro país un solo caso del fin de una tiranía mediante elecciones. Los 12 años siguientes lo han ratificado. Toda elección en tiranía es fraudulenta. Durante siglo y medio de historia republicana, marcado por una sucesión de tiranías, rigió este aforismo: “gobierno no pierde elecciones.” Debió venir la democracia para que, por fin, el gobierno perdiera una elección presidencial (1963). Se concluye, por tanto, que sólo en democracia gobierno pierde elecciones. Jamás en tiranía. Quedó definitivamente consagrado con el revocatorio de 2004. Nunca antes hubo una concurrencia tan masiva, evidentemente para votar contra el tirano. Y, sin embargo, el tirano ganó, desde luego por fraude. Se cumplió la regla: ningún tirano ha perdido en Venezuela la elección presidencial o en que esté en juego la presidencia. Sólo los colaboracionistas, disfrazados de oposición, sostienen lo contrario. Precisamente porque son colaboracionistas.
Habiendo tomado conciencia de esta realidad los electores democráticos se abstuvieron en las parlamentarias de 2005. Se calculó la abstención en 85%. Era la deslegitimación de la tiranía. Pero los colaboracionistas impidieron que surtiera efectos. Dijeron, por el contrario, que había sido un inmenso error. Y que, por culpa de ese error, la tiranía había ejecutado el primer plan comunista, aprobando todas las leyes destinadas a implantar el comunismo y eligiendo discrecionalmente a los magistrados del TS, al fiscal, al contralor y al defensor y a los miembros del CNE. Muchos les creyeron. Se convirtió en verdad absoluta que la abstención es el peor error que se puede cometer. Si ellos, los colaboracionistas, hubiesen estado allí en la Asamblea, como diputados, no se habrían aprobado las leyes comunistas. Si ellos, los colaboracionistas, hubiesen estado allí en la Asamblea, como diputados, no habrían sido elegidos comunistas para el Poder Judicial, el Poder Electoral y el Poder Ciudadano. Si ellos, los colaboracionistas, hubieran estado allí en la Asamblea, como diputados, no se habrían cometido injusticias ni abusos de poder.
Vino la elección parlamentaria de 2010. Esta vez los electores de oposición fueron a votar. Lo hicieron masivamente. Y, sin embargo, perdieron otra vez por el fraude. No obstante, eligieron diputados suficientes para cumplir lo prometido. Entonces empezó la compra de los que se pasaron a la tiranía con el mayor descaro. Le siguió el allanamiento de los diputados cuyos suplentes ya estaban comprados. A continuación fue promulgado como ley el programa comunista llamado PLAN DE LA PATRIA. Luego le fue transferida al Presidente de la República la función legislativa, mediante ley habilitante, para que dictara las leyes previstas en este plan. Y, por último, han elegido discrecionalmente, a gusto del gobierno, Fiscal, Contralor, Defensor, magistrados del TSJ y miembros del CNE. Todo lo cual fue antecedido por la indignidad de los viajes del difunto a Cuba, el misterio de su enfermedad y muerte, la inconstitucionalidad de su ausencia, la inconstitucionalidad de la suplencia durante su ausencia, la inconstitucionalidad de la sucesión presidencial, la inconstitucionalidad del presidente encargado y después titular por no tener partida de nacimiento que pruebe su nacionalidad venezolana de origen o desvirtúe la doble nacionalidad. Toda una sucesión de inconstitucionalidades en presencia de los diputados supuestamente de oposición, que se dejan vejar y humillar en la Asamblea.  Todo esto bajo el mayor escarnio: estar bajo el dominio de Cuba. Y lo peor, todo este bochorno (Cuba, títeres, inconstitucionalidades) está legitimado por la presencia de estos diputados que le sirven de adorno a la tiranía. Sin duda, mejor fuera que no estuviesen allí.
A los títeres les debemos el favor de demostrarnos con hechos contundentes que la vía electoral para salir de Cuba y de ellos está clausurada. Hay que tomar la alterna, que es la calle. 

Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta

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