OMAR ÁVILA |
Viendo los acontecimientos de los últimos días voy a centrar estas
líneas en lo que ha sido, por un lado la sanción del Senado estadounidense a
funcionarios venezolanos corruptos y violadores de los derechos humanos -sólo
por decir lo menos- y en lo que Maduro y sus acólitos han querido hacer ver,
como que dicha sanción es contra nuestra nación. Eso es otra mentira de este
régimen que intenta seguir manipulando a los venezolanos luego de 16 años.
Desde la Asamblea Nacional, a través de un acuerdo aprobado esta
semana, pretenden ratificar que es en defensa de la soberanía nacional y al
principio de la no injerencia por parte de EEUU, esa intromisión es lo que han
hecho durante estos años varios países, entre ellos Cuba, a quien por cierto sí
seguimos la lógica del discurso oficialista, pasarían a ser traidores por hacer
pactos y normalizar sus relaciones con los Estados Unidos.
Ojalá pidieran respeto y la no injerencia cuando Daniel Ortega,
Evo Morales, Cristina de Kirchner, los Castro u otros mandatarios, se han
inmiscuido en la política de nuestro país y se han atrevido, además de opinar,
a insultar a la oposición venezolana.
Aplaudo el avance en la geopolítica regional con pleno apoyo del
continente al lado de EEUU y Cuba, mientras por otro lado lamento que el
régimen venezolano quede solitario y sin rumbo.
Indudablemente que la pifia del Primer Mandatario fue tal, que
luego de ese discurso anti-imperialista el pasado lunes tuvo que meterse la
lengua precisamente a donde le había dicho a Obama que se metiera la de él. Una
vez más el papelón del Presidente da pena ajena, después de anunciar la quema
de las visas y amenazar con cerrar la Embajada y el Consulado en Estados
Unidos, así como que rompería relaciones diplomáticas con estos. Es por ello
que vimos, que en menos de 24 horas apareció como un corderito pidiendo cacao
por partida doble en la reunión del Mercosur.
Una vez más la contradicción se refleja en un gobierno inepto,
incapaz e incoherente al enviar mensajes "antimperialistas" de la
boca para afuera y seguir usando marcas gringas en su vestimenta y tecnología
de punta.
El Presidente Obama ya firmó dicha sanción, medida que a los
psuvistas les duele que vayan a congelarle las cuentas en dólares, confiscarles
las propiedades en la tierra del tío Sam, que no puedan ir a Disneylandia o
darse la buena vida paseando por las calles del imperio sin temer por la
inseguridad, así como gastándose las arcas del pueblo en los casinos de Las
Vegas.
Para EEUU Venezuela se ha convertido en un punto de debate
político interno; ha crecido la impugnación a lo que sucede aquí, en la
comunidad latinoamericana residente de allá.
En un abrir y cerrar de ojos, el gobierno quedó aislado: Putin en
jaque por la caída del rublo, Raúl Castro se terminó de entender con Obama,
Irán coopera con EE.UU. para frenar al Isis, las FARC declaran un alto al fuego
unilateral y para rematar Pepe Mujica reconoce que hay presos políticos en
Venezuela. Sumado a esto, la Eurocamara también condena a través de una
resolución, la persecución política. Ante todo este escenario, pregunto: ¿Con
quién cuenta ahora la revolución del socialismo del siglo XXI?
Omar Avila
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010
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