LUIS MANUEL AGUANA |
Deseaba
establecer esa diferencia por aquello del famoso dicho generalizante que indica
que “en Venezuela no hay ciudadanos sino habitantes” y que muchos de nuestros
males pasan primero por resolver este problema que hace que a un país, en su
conjunto, pase de ser un país atrasado y subdesarrollado a uno moderno y
desarrollado.
De
mis años juveniles recuerdo las cuñas que hacía Renny Ottolina tratando de
hacernos ver esa diferencia, que no era solo para comportarnos civilizadamente
en el día a día sino para cumplir con nuestros DEBERES para poder EJERCER plenamente nuestros derechos
como ciudadanos.
Y
traigo el tema a colación en esta breve introducción porque el fundamento
básico de lo que se trata al explicar el Proyecto País Venezuela es que para
empoderar a los venezolanos de su soberanía del cual somos depositarios, de acuerdo
al Art. 5 de la Constitución de 1999, todos aquellos quienes tenemos esta
nacionalidad requerimos de CIUDADANOS, donde cada uno sea un “sujeto de
derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país”
tal y como lo define el DRAE. Pareciera de Perogrullo pero no lo es…
¿Y
porque digo esto? Porque cuando indicamos que NOSOTROS, EL PUEBLO DE VENEZUELA,
nos proponemos recoger unas voluntades para contraponer y-porque no decirlo-,
demandar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, lo hacemos
ejercitando nuestro derecho soberano a hacerlo sin pedirle permiso a ningún
órgano del Poder Público. Es por eso que cuando me preguntan que como es eso
que no les voy a llevar las firmas al CNE para que me las “valide”, insisto que
hay una contradicción intrínseca en quien es el que le tiene que rendir cuentas
a quien.
¿Es el Depositario de la Soberanía quien le debe rendir cuentas al Poder Electoral, órgano del Poder Constituido? ¿No será más bien al revés?
Si los CIUDADANOS como tales, siendo conscientes de sus derechos políticos se organizan debidamente y los ejercitan, guardando los principios fundamentales de transparencia, equidad y racionalidad, la validación de esas voluntades estaría a cargo del mismo Soberano quien las recoja, haciendo lo necesario para garantizar que la persona que firme sea realmente la que dice ser y constatando en un procedimiento establecido para ello, que realmente es un elector inscrito en el Registro Civil y Electoral, tal y como lo establece el Art. 348 de la Constitución de 1999.
Si los CIUDADANOS como tales, siendo conscientes de sus derechos políticos se organizan debidamente y los ejercitan, guardando los principios fundamentales de transparencia, equidad y racionalidad, la validación de esas voluntades estaría a cargo del mismo Soberano quien las recoja, haciendo lo necesario para garantizar que la persona que firme sea realmente la que dice ser y constatando en un procedimiento establecido para ello, que realmente es un elector inscrito en el Registro Civil y Electoral, tal y como lo establece el Art. 348 de la Constitución de 1999.
Esa
es la respuesta a quienes nos preguntan “¿y quién validará esas firmas?”. Es
obvio que quienes lo haremos debemos establecer un mecanismo para que ese
proceso sea auto contenido y completamente comprobable a los ojos de todos los
venezolanos y toda la comunidad internacional. Y lo más importante, también es
la respuesta del porqué esas voluntades de cambio las conservará la sociedad
civil organizada, sin la intervención de NINGUN PODER CONSTITUIDO. Hasta allá
deberá llegar la plena conciencia ciudadana que debe tener el Soberano, como le
decía el Comandante Eterno a los depositarios de la Soberanía.
Pero
esto de la conciencia ciudadana y del poder de quienes ejerciendo su ciudadanía
pueden realizar cambios extraordinarios, no es nada fácil de entender y mucho
menos de despertar, particularmente en aquellos que estando en la base de la
pirámide de Maslow siempre han visto como los gobernantes han destrozado sus
vidas sin poder hacer nada.
Es
más, algunos que no están en esa base creen que tienen esa conciencia y
realmente no la comprenden a cabalidad. Cuando los norteamericanos encabezaron
su Constitución con aquel famoso “We the People” (Nosotros, el Pueblo), si
sabían a cabalidad y a conciencia lo que estaban escribiendo. Ellos EL PUEBLO
decidían gobiernos y le ponían reglas a sus gobernantes. Ese desarrollo lo
hicieron Madison, Hamilton y Jay en los artículos del Federalista (ver El
Federalista en http://goo.gl/LsgP8x). Debemos y tenemos que llegar a eso si
queremos salir de este atolladero.
El
desarrollo del Proyecto País Venezuela
(http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) necesariamente pasa por
convertir habitantes en ciudadanos porque esto no se puede hacer sin
ciudadanos. Esa es la razón por la cual uno no puede emprender un proceso de
recolección de firmas sin gente que no esté empoderada de ese concepto y les
explique a cabalidad a las personas las verdaderas implicaciones de un proceso
constituyente más allá de sacar a alguien de la cárcel o deshacerse de un mal
gobierno.
Y
esa es la parte difícil de este emprendimiento. Reunir gente, explicar que
podemos ser mejores cambiándole el modelo al país, explicar con detalle ese
modelo y sus implicaciones, establecer diferencias de lo que hay con lo que
podemos tener. Y hacer eso en cada parte de toda la geografía nacional,
implicando a muchísima gente en el proceso, y empoderándola de esa idea
ciudadana porque esa es la única manera de lograr que alguien defienda en la
calle el cambio profundo que necesitamos en el país.
Los
venezolanos no somos estúpidos, podemos entender claramente, como ya lo han
entendido muchas personas en más de 10 Estados del país, que eso es posible. Y
como por arte de magia ese pueblo se convierte en ciudadanos militantes de esta
idea. Aquí no se trata de seguir “hombres a caballo” como ya lo mencioné en la
nota pasada (ver El siguiente hombre a caballo
http://ticsddhh.blogspot.com/2014/11/el-siguiente-hombre-caballo.html) sino
seguir ideas, compartirlas y ponerlas en práctica. Eso es lo que genera la esperanza
de un futuro mejor.
Pero
todo eso no es fácil, es del tamaño de la crisis de valores, de conciencia y de
ideas que padecemos ahora los venezolanos. Pero creemos que se puede hacer y
por eso estamos en esto. Aquiles Nazoa, “El poeta del Pueblo”, lo expuso
magistralmente en las últimas estrofas de su Credo: “creo en los poderes
creadores del pueblo, / creo en la poesía, y en fin, / creo en mí mismo, puesto
que sé que alguien me ama…”. Creemos que el pueblo de Venezuela el del tamaño
de ese compromiso…
Email:
luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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