CLAUDIO FERMÍN |
El descontento generado por el gobierno ha
resultado en grave rechazo político. Los exministros Jorge Giordani, Ana Elisa
Osorio y Héctor Navarro han criticado la improvisación y la falta de autoridad
del sucesor de Chávez. Intelectuales identificados con la Marea Socialista
tildan de totalitarios e ineptos a Maduro y a su gabinete. Dirigentes
chavistas, sindicalistas y voceros comunales, protestan en las calles y
confunden sus reclamos con voces opositoras.
El disgusto por el mal gobierno desbordó los
muros de los partidos que se congregan alrededor de la Mesa de la Unidad y las
denuncias dejaron de ser patrimonio retórico de la oposición. La queja es voz
nacional.
Unos piden la renuncia de quien hace de
Presidente. Otros, como Copei, de su gabinete económico, culpables del
desabastecimiento, del alto costo de la vida y de un vergonzoso endeudamiento.
Voluntad Popular busca firmas para la convocatoria de una Asamblea Nacional
Constituyente que vaya más allá de una mera sustitución de equipos de gobierno
e implante otro modelo, opuesto a este centralista, presidencialista,
militarista y estatista. Abundan, aunque no se han integrado en un solo cuerpo,
quienes aspiran a la realización de un referendo revocatorio que les permita
retirar el apoyo a quien los ha decepcionado tan amargamente.
Otros planteamientos de cambio son la
promoción de candidaturas presidenciales, candidaturas a gobernadores y a
alcaldes, que rompan con el vertical Poder Ejecutivo que se ha instalado en
nombre del militarismo, de la autocracia y de la entrega de la soberanía a
potencias extranjeras que llaman babosamente “aliadas”.
Pero la renuncia no depende de los
peticionarios sino del acusado de inepto, cuya obsesión por acumular más y más
poder lo hace sordo a esa solicitud. La Constituyente no alcanza todavía las
firmas necesarias y debe además enfrentar el muro de obstáculos y burlas que es
el Consejo Nacional Electoral. Las distintas candidaturas presidenciales, a
gobernadores y a alcaldes, están lejos de concretarse y necesitamos una pronta
respuesta que potencie el cambio buscado.
Por eso, las elecciones para diputados a la
Asamblea Nacional, que se llevarán a efecto dentro de pocos meses, el segundo
semestre de 2015, son vía cierta y segura para el cambio. Esta alternativa no
colide con las anteriores. Asamblea Constituyente y Asamblea Nacional no son
mutuamente excluyentes. Tampoco lo son revocatorio y Asamblea Nacional, o
legítimas candidaturas de distintos líderes nacionales, regionales y locales
con elecciones a la Asamblea Nacional.
Urge concentrar todas nuestras energías en
este reto, hacer valer los altos niveles de descontento y elegir una Asamblea
Nacional que se ocupe de los problemas del país, que legisle y que controle el
gasto y las acciones del Ejecutivo.
El cambio en la correlación institucional y
en la atmósfera política será aún mayor que el que se alcanzará con la
separación de poderes concretada en una Asamblea Nacional independiente de
Maduro y su rosca militar y de agentes extranjeros.
No hay tiempo que perder. La Venezuela
descontenta, de distintas procedencias, debe empeñarse a fondo en esta cruzada
y quitarle poder a quienes hoy abusan de él.
Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
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