“A pesar de haber ingresado ilegalmente al país y de observar una
vida aparentemente ordenada y dedicada a obtener algún ingreso por medio del
ejercicio docente, era vigilado y hostigado por los agentes de la Seguridad
Nacional…No obstante su delicado estado de salud participó en actividades para
reactivar la rama magisterial y en los mítines relámpago que no debían durar
más de diez minutos para disolverse antes que llegara la policía… En plazas y
mercados de las zonas populares se convocaba con palabras que recogían las
inquietudes contestatarias del pueblo…”.
Son líneas biográficas sobre Reinaldo Leandro Mora escritas por
Nieto de Lucumberri en Luces de libertad (Edit. Miguel Ángel García e hijo,
Caracas, 2011).Varios alumnos del Colegio Moral y Luces Herzl-Bialik fuimos
testigos de eso luego del anual desfile obligatorio el Día de la Patria, algún
año de la década de los años cincuenta, cuando de regreso a San Bernardino
divisamos a nuestro profe adeco, futuro ministro de Educación, en una placita
de la avenida Fermín Toro. Dictaba una clase sobre los tres poderes
constitucionales a un grupo de curiosos atrapados por su conversa y sonrisa.
Una miniasamblea, congresillo, aula-flash, parte de un plan general para
despertar a la miedosa población sometida a la dictadura perezjimenista.
Hoy, cuando rompe su mudez, la oposición formal degrada a la
dirigencia y seguidores que por vía legal no convencional, expresan sus
reclamos a este régimen calificando su acción como culpable antipolítica. Es
una reacción injusta, traidora de sus orígenes, impulsora de división en la
vanguardia estudiantil, motor central de la disidencia que ejercita protesta y
propuesta autorizadas por el violado Estado de Derecho. Quien ejerce
antipolítica suicida es la casta de los partidos congelados en costumbres
disfuncionales que legitiman a esta dictadura totalitaria. Las manifestaciones
pacificas de donde surge el nuevo liderazgo demócrata, asesinado, desangrado,
torturado y reprimido por matones oficialistas son descalificadas todas como
guarimbas por el comunismo palaciego y por estos opositores fuera de foco. Pero
al contrario, de nuevo la meta es movilizar una rebelión educada en los 5
millones de hogares con mayoría sin figura paterna presente, que ahora reciben
gratuitos textos de estudio y lectura para primaria y bachillerato, cartillas
del culto funerario al padrecito-ídolo-dios- estalinista-castrista-castrense
con su partido único. Normas para la obediencia servil que avanza en el ya
firmado contrato chino-chavista “Simoncito, escuela y liceo”. Entre otros nexos
mercenarios.
La calidad educativa, el futuro nacional, se mide por sus mensajes
obvios y ocultos del contenido en este caso oficialmente militarista. No es lo
mismo una política educativa de base científica para formar ciudadanos con
deberes y derechos que una educación doctrinaria para la esclavitud, sin rastro
de la anterior asignatura Moral y Cívica ni con la República Escolar.
Mientras los mudistas discuten el sexo de los ángeles, la
gendarmería roja implanta sumisión, idiotez y mediocridad sin límites borrando
la historia universal y venezolana de luchas y logros libertarios.
Insistir en diálogo, elecciones o firmas para una reforma constitucional bajo esta sectaria bota golpista, yihadista, corrupta, tramposa y conectada con el narcoterrorismo mundial ¿es ignorancia, demencia, conveniencia o qué?
Alicia Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich
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