Una
vez más, Maduro fue a Cuba a hablar con Fidel para asesorarse, y éste no pudo
recomendarle otra cosa que implantar el racionamiento en la venta de alimentos
a través de una tarjeta de restricción al consumo que pretenden extender ahora
a los comercios privados.
DESDE QUE SE INVENTARON LAS TAPAS NO SE MOJAN LAS CARGAS |
Como
fracasó la tarjeta de “Abastecimiento Seguro”, ahora vienen con el control
biométrico. Indudablemente que el objetivo es el control total, en este caso de
los alimentos, para así también tapar la ineptitud en materia de suministro.
Por
un lado, el gobierno pretende controlarnos qué y cuánto comemos, y por otro
lado, resulta que ahora todos los venezolanos somos sospechosos de ser
contrabandistas, tramposos y tracaleros.
Ante
el nuevo fracaso que se le avecina al régimen, vale la pena preguntarnos: Dónde
quedó la soberanía agroalimentaria y el pleno abastecimiento con el cual el
“Comandante Supremo” se llenó tanto la boca en algún momento; Igualmente ¿qué
respuesta tienen a todas esas confiscaciones forzosas que hicieron a lo largo
de estos años?
Todo
el país vio la manera como el Superintendente Méndez –con tono amenazante-
dijo: “Si nos toca tomar una medida de ocupación lo vamos hacer”. Esto lo hizo
en mención a quienes no reduzcan las colas, otra medida improvisada como todas
las que toma este gobierno y que no se terminan de dar cuenta que todas son
producto de su mala política económica, que se ha convertido en una larga e
interminable cadena.
Vale
la pena recordar que hace exactamente 51 años, Fidel Castro impuso la Libreta
de Abastecimiento (nombre oficial) con el pretexto de enfrentar supuestamente
la escasez de alimentos y la especulación de precios, así como de proteger al
pueblo del acaparamiento. Hoy en día las familias cubanas tienen su bodega
única para comprar su mesada que básicamente va compuesta por lo siguiente: 3
kgs de arroz, 230 grs de frijoles, 1 kilo de azúcar refinada, 454 grs de azúcar
morena, 340 grs de pescado, 230 grs de café, ½ litro de aceite, 454 grs de
pollo.
Sin
aun llegar a ese extremo, la realidad es que cada día que pasa, nuestra calidad
de vida se ve más mermada. Tenemos un país a la deriva. Ya el poder adquisitivo
de la mayoría de los venezolanos no le da ni siquiera para comer, mucho menos
para acceder a un crédito de un carro y ni hablar de poder adquirir una
vivienda. Eso es tarea imposible.
Ante
todo esto urge que el gobierno implemente políticas que estimulen la producción
nacional, que reactive el aparato productivo, que puedan abrir fuentes de
empleos dignos para nuestra gente y que le dé un parao definitivo a esos
jóvenes que no ven futuro en nuestra patria y a esos profesionales que ante el
obstáculo de no poder servirle a su país, optan por irse a otras tierras. Esta,
lamentablemente, es una de esa lista de venezolanos que hacen largas colas
obstinados de tener que calarse muchas otras, para conseguir lo que se pueda y
no lo que se quiere y en las cantidades racionadas, producto de este modelo
económico fracasado.
La
mayoría de los venezolanos nos preguntamos: En qué momento podremos volver a
vivir en esa Venezuela en la que escogíamos la marca del producto que queríamos
consumir y no seguir supeditados a los continuos racionamientos, a esta escasez
y desabastecimiento galopante, que en la medida que sigan aplicando mayor
número de controles, en esa misma medida seguiremos cada día con mayor retraso.
Omar
Ávila
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010
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