Una
gran tragedia para un país cuando la psicopatía es el funcionamiento mental más
prolífero que se distribuye generosamente entre los pobladores más respetados,
notorios, mediáticos e importantes.
La psicopatía es algo más que néctar morboso
que alimenta al violador, homicida o enfermo mental, es energía satánica que
vitaliza al corrupto, mentiroso, trasgresor, quienes como buenos psicópatas se
disfrazan de seres probos
Una
nación donde todo funciona mal, donde hay escasez de medicinas y asistencia
médica que lleva a sus pobladores a morir de mengua, los índices de homicidio
ocupan el primer lugar a nivel mundial, la inflación es gigantesca, donde los
habitantes tienen miedo paralizante de salir a la calle, sus pobladores son
marcados como bestias para poder comprar migajas de comida y se pelean como
fieras hambrientas para cazar aunque sea un pote de leche en polvo o un paquete
de pañales, los poderes son marionetas, los medios de comunicación en genuflexión
al gobierno y el terror se ha convertido en arma de control social y político,
sin duda que tiene que estar influido y dirigido por la psicopatía.
Ningún
mandatario, político, pensador, columnista, religioso, educador, etc., puede
apoyar un infierno como el que se está viviendo en Venezuela a no ser que
tengan activadas varias dimensiones psicopáticas en su mente. Similar a lo que
sucedió en Haití, un país que desde su independencia solo había conocido la
dictadura hasta que gana las elecciones el sacerdote Jean-Bertrand Aristide y
se convierte en el primer presidente democrático; sin embargo, en su último
periodo de gobierno “enloqueció” y no le importó profundizar la pobreza en uno
de los países más pobres del mundo y con total naturalidad en sus discursos
seguía alabando a Dios. Parecido a las prácticas de grupos terroristas como
Sendero Luminoso de Perú y las FARC de Colombia que con el cuentico de luchar
por los derechos humanos violan, torturan, matan, secuestran y trafican con
drogas.
La
joya del mal en Latinoamérica
Lo
que sucede en Venezuela es difícil compararlo con otros países en Latinoamérica
-a excepción de Cuba- ya que el gobierno logró destrozar la nación en todos los
campos y humilla al ciudadano de diferentes formas como vendiendo paraísos y
cielos que no existen a través de un Gulag mediático feroz y embrutecedor.
Sin
duda que en todas las sociedades hay gobernantes, empresarios, políticos y
pobladores con problemas de psicopatía, pero la cobertura e intensidad de
psicopatía que se han desarrollado en Venezuela, es única en la región y en el
mundo y esto da idea y proyección del cataclismo social y cultural en que está
embarcado el país.
Qué
es ser psicópata
No
sólo el asesino en serie, el delincuente o el que ejecuta crímenes bestiales
pueden estar vinculados a la psicopatía; desde hace décadas la ciencia de la
mente viene precisando diferentes formas, el abanico es variado. Qué tienen en
común ese asesino monstruoso que descuartiza a sus víctimas por placer, el homicida
que mata y después viola los cadáveres y el poderoso con “prestigio social” que
no le importa que el país se convierta en una región nauseabunda a cambio de
seguir haciendo negocios, gozando de privilegios, ocupando cargos y moviéndose
en la corrupción.
Son
varias las cosas que tienen en común, empezando por que todos son despiadados
con el prójimo, su empatía es falsa, nada les importa, son manipuladores, para
ellos es normal destrozar al otro y a un pueblo a cambio de sus intereses,
ganancias y deseos, son mentirosos, no tienen remordimiento, son incapaces de
sentir culpa, se burlan de la moral, la ética, vendiéndose como tal patean las
normas y las leyes. En términos alegóricos, el psicópata padece demencia
semántica, pues no es capaz de comprender las experiencias humanas en
profundidad, aunque finge entenderlas.
La
conducta del psicópata a veces es difícil de precisar y hasta diagnosticar, la
maldad que genera su cerebro, con frecuencia se convierte en un babel de
emociones, ideas y conductas confusas. Muchos de estos asociales protegen a su
familia, son padres o madres amorosos, tienen amigos y compinches; otros son
encantadores, simpáticos, sagaces e inteligentes; muchos se venden como dignos,
impolutos; otros dominan muy bien el encanto, la seguridad en sí mismo, la
dominancia interpersonal, la búsqueda de atención, la capacidad de persuadir y
confundir a los demás hasta llegar a la estafa; y también está el grupo de los
irritables, impulsivos, pedantes, ególatras, groseros que explotan cruelmente a
los demás hasta llegar a la maldad, crueldad y “depravación moral” con una
pasmosa satisfacción.
¡Enfermos!
Está
muy claro que se puede llegar a ser psicópata por diferentes caminos, el más
tenebroso es el individuo que a los 15 años es francamente psicópata y las
manifestaciones de psicopatía aparecen en la niñez y adolescencia. Su
rehabilitación es muy difícil y la Organización Mundial de la Salud (OMS)
señala una prevalencia anual de 1% en población adulta, es decir, por cada 100
habitantes hay 1 individuo con diagnóstico psiquiátrico de “Trastorno de la
personalidad antisocial”.
OMS
6Según este índice epidemiológico, en Venezuela con una población adulta de 18
millones deben haber 180.000 enfermos antisociales; y solamente es suficiente
que unos pocos lleguen al poder político, económico, social, jurídico, etc.,
para que se genere un aquelarre nunca imaginado.
Vulnerabilidad
psicológica preexistente
También
el psicópata se puede hacer activo en la época adulta, la transformación de su
personalidad es adquirida; en este caso, no sólo es que son tenebrosos, a veces
son más peligrosos pues bien lo dice el pueblo: “pasan agachados”, hasta que
explota su psicopatía protegiéndose con argumentos morales, intelectuales,
sociales y hasta religiosos.
Con
frecuencia no tiene antecedentes en su niñez de actos delincuenciales,
agresiones a personas, torturas a animales, irresponsabilidad notoria,
violación grave de normas, ni son las estrellas del Bullying. Algunos en su
época de niños y jóvenes son recordados como personas de bajo perfil y otros
como “reyes de la fiesta”, y de pronto se descubre que estos seres descuartizan
a sus víctimas y separan en bolsas las partes del cuerpo como ha venido
sucediendo en Venezuela en los últimos días. O dado que tienen predisposición
psicológica a la psicopatía, el tener algo de poder o estar cerca de donde hay
dinero, los convierte en psicópatas.
Estos
individuos, similar a las personas con problemas de alergia que no deben estar
en presencia del factor que la desencadena o el drogadicto que no puede
controlar sus ansias por el consumo, son muy propensos de caer y lo lógico es
que no deberían tener poder ni manejar dinero pues padecen de un “déficit”
mental que fácilmente los convierte en psicópatas. En este contexto, de llegar
a ostentar cargos de poder y manejo de dinero, entonces dichos individuos
deberían necesariamente tener un control que funcione tipo represa y les impida
llevar a la práctica su psicopatía. Ello pasa indudablemente por la aplicación
adecuada de las leyes por parte del los Poderes Públicos.
Son
los que una autoridad en psicopatía Cleckley llama “psicópatas con éxito” con
posiciones sociales respetadas, como políticos, banqueros, empresarios,
científicos, médicos, psiquiatras y hombres de negocios con gran éxito.
Cleckley se refiere a estos casos como manifestaciones subclínicas del
trastorno psicopático, al considerar que el concepto de “trastorno” implica un
cierto grado de incapacidad o desajuste social.
Ejemplo
de estos “psicópatas con éxito” son los que han robado millones de dólares a
los venezolanos y están convertidos en mandatarios poderosos, líderes políticos
“indispensables”, inversionistas de “postín”, directores de diarios, son
referencias intelectuales, anclas en los medios o se convierten en estrellas
internacionales buscados por la justicia dado que integran el nuevo jet-set de
la psicopatía venezolana. Y todos son tan letales socialmente como los asesinos
de Mónica Spear y Josué Farías, y también, similar a los asesinos, rápidamente
pasan a ser olvidados de sus fechorías y sorpresivamente aparecen a los años
con nuevos cargos, flamantes direcciones, presidencias y hasta aureola de seres
morales y prestigiosos.
“Raimundo
y todo el Mundo”
Es
el problema más gigantesco de Venezuela, el cual puede socavar las soluciones
políticas, económicas, educativas, sanitarias, etc. Se nos vino encima como
torrencial infernal una cultura psicopática que se ha desarrollado y
fortalecido en los últimos años. Los crímenes son horrendos y salvajes, los
homicidios están llenos de sevicia, se ajusticia a la víctima por el placer
morboso de matar, las represiones de los cuerpos de seguridad a jóvenes tocan
los tínteles del sadismo más asqueroso. Los gobernantes y funcionarios no escatiman
en burlarse y mentir a pesar de la realidad de escasez de alimentos,
medicamentos, transporte y un país convertido en chiquero.
Lo
“normal” es robar, el “negocito”, la “mascada” y utilizar cualquier cuento para
cogerse el dinero ajeno. Roba el presidente, el gerente, el supervisor, el
empleado, el cliente, el político, el banquero, el inversionista, el
profesional, el comerciante, el buhonero, la familia pobre, de clase media y
alta que argumenta y protege la transgresión de uno de sus miembros, y todos
amparados por una aureola psicopática lo niegan, justifican y no sienten ningún
tipo de remordimiento.
Yo
no fui
Con
“cara de yo no fui”, roba el que nombran presidente de una clínica, de un
colegio, de una empresa, de un condominio, de la asociación de vecinos o comité
de barrio independientemente que reciba plata del gobierno o no; cruelmente ese
dicho popular de que quien no roba es “pendejo” ciertamente es una forma de
sentir y pensar en la cultura actual venezolana.
Otra
cara de la psicopatía es burlarse de la constitución, mofarse de los poderes y
pisotear los derechos del otro. Al mejor estilo antisocial ridiculiza las leyes
el alto funcionario que trafica con droga, el que pone a su familiar y amigo en
cargos a pesar que tienen prontuarios o son unos maulas, el que mete la mano
por su “pana” sabiendo que es un corrupto. También se burlan de la sociedad los
académicos que aceptan a un miembro sin tener las credenciales suficientes, el
personaje mediocre que se las ingenia para posicionarse en cargos de
responsabilidad, el que escupe en la calle, orina en las esquinas, no respeta
una cola y: ¡todo forma parte de la cultura venezolana!
Como
se vuelve un país psicopático
Personalidades
psicopáticas
La etiología de la psicopatía es multicausal, está el factor
genético, unos cuantos genes malignos se cuelan en el embrión, sin embargo
todavía las evidencias son imprecisas. Un visionario trabajo sobre este tema lo
realizó hace 45 años Francisco Herrera Luque en su libro “Personalidades
Psicopáticas”, sobre la naturaleza constitucional-hereditaria de la psicopatía,
y qué horripilante sería para la sociedad venezolana que los hechos confirmen
esta hipótesis.
Factores
predisponentes para la psicopatía
Familia
disfuncional o desintegrada, falta de leyes o inaplicación de las mismas,
ausencia de prevención y rehabilitación, pobre educación, pobre apoyo social,
desempleo, desastre económico y todos los factores que hacen sinergias para que
crezcan los problemas mentales y males sociales.
¡A
potenciar la psicopatía!
Pero
de todos los factores malignos, hay uno muy vigente y determinante en
Venezuela, el efecto letal que producen las conductas, los mensajes y las
políticas de los integrantes de los gobiernos.
Si
un gobierno, Estado, líderes de oposición, comunicadores o ciudadanos quieren
que en su país crezca geométricamente la psicopatía y se convierta en cultura o
carácter nacional, es muy fácil, simplemente a los factores predisponentes,
agréguele la siguiente receta convertida en política pública, mandato
“constitucional” o práctica cotidiana:
1.
Fomente y ampare la corrupción y la impunidad, en todo…
2.
Practique la mentira ante todo, y para todo…
3.
Promueva la polarización, estimule la guerra entre hermanos, descalifique
siempre al otro…
4.
Fomente la irresponsabilidad de los ciudadanos, échele la culpa de sus acciones
a los demás…
Escenario
tenebroso
Un
país diseñado para que vivan psicópatas y gobernado, dirigido, mandado, guiado,
“educado” y culturizado por psicópatas…
Escenario
posible y maravilloso
País
Feliz. El
pueblo derrota la cultura de la psicopatía y se lanza a construir: Venezuela el
país de Latinoamérica con menor índice de Psicópatas…
Luis
José Uzcátegui
ljuv2000@gmail.com
@LuisJUzcategui
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