Cambio profundo,
radical y estructural del sistema, nos exige a la gran mayoría de los
venezolanos como una verdadera solución
a esta crisis extrema que vivimos en esta hora menguada de la república.
Venezuela se ha hecho inviable, ingobernable, con el actual sistema
centralista, donde el régimen no acata la Constitución, sino al Plan de la
Patria que viene a ser la Constitución Comunista paralela que aplican e imponen
desde la Sala Constitucional del TSJ, para consolidar su proyecto totalitario y
militarista. Donde no se acata la constitución, no hay patria.
Y además, porque
no decirlo, Venezuela no debe seguir en manos de un reducto de fracasados y
resentidos, traidores a la patria que han hecho del país y sus riquezas un
botín tomado por asalto.
Venezuela hoy, como
nunca, requiere de la unidad verdadera de todos reconciliados, reconciliación
que no implica impunidad, la unidad para el progreso, para la justicia, para la
libertad, unidad para disfrutar de una fuerte y verdadera democracia. La unidad
para tener una patria grande y generosa donde todos cabemos y podamos
realizarnos plenamente como ciudadanos con deberes y derechos. Para ello
debemos hacer grandes cambios en nuestra tradicional e insustancial manera de
concebir a nuestro país y asumir con coraje y dignidad la responsabilidad de su
presente y el deber de hacerlo grande y sentirnos orgullosos de él.
Esto solo es posible
si transitamos unidos y convencidos, sin distingos de ninguna naturaleza y sin
mezquindad, el camino hacia ese cambio mediante un proceso constituyente,
robustecido con las mejores ideas y proyectos para la patria grande de todos y
para todos, por lo que su éxito no puede llevar la impronta de un partido o de
un liderazgo, cualquiera que sea, pues se estaría desnaturalizando la esencia
misma que significa la elaboración entre todos de un nuevo pacto social entre
gobernantes y gobernados, en donde todos los actores, sin excepción alguna, que
hacen vida activa en el país estén auténticamente representados mediante unas
reglas comiciales que lo garantice sin ventajismos de ninguna naturaleza, pues
es sobre sus hombros y no sobre los de
unos pocos que se refundara la nueva Venezuela. Hacer lo contrario es hacer lo
hecho con las constituciones que hemos tenido desde la fundación de la
república, constituciones echas a la medida de los mandatarios de turno o de
grupos influyentes beneficiarios particulares del sistema, o constituciones de
“quítate tú para ponerme yo”, eso sería detestable, irresponsable y anti
venezolano en el momento actual.
Este proceso
constituyente debe ser originario, convocado por la Sociedad Civil Organizada
en sus diferentes formas de expresión, que es la depositaria del poder
originario y de la soberanía nacional, proceso que nos convoca a dar
previamente un gran debate nacional sobre el país que queremos tener y vivir en
él, que defina claramente si deseamos seguir con el centralismo castrante del
desarrollo de las regiones o el empobrecimiento de los municipios, o por si por
el contrario ir hacia un estado descentralizado en donde estos entes gocen de
la autonomía que les permita administrar sus riquezas y potencialidades de
desarrollo. Debate que permita a los venezolanos definir entre la estatización
de los recursos y de los bienes o el disfrute pleno de la propiedad privada y
el libre ejercicio para la producción, debate que contemple la necesidad o no
de acometer un proceso de reingeniería de nuestras Fuerzas Armadas, la descentralización
y regionalización del Poder Judicial, la Educación, la Vivienda, la Salud, la
eliminación de los terrenos baldíos y darlos en propiedad para la producción
alimentaria, descentralizar para las regiones y municipios la administración de
impuestos como el IVA, sobre la renta, inmobiliarios etc., que todos los
venezolanos disfruten de por vida de un Seguro de Vida otorgado de los
dividendos de PDVSA. Debate que abarque en fin, todos los ámbitos de la
dinámica de un país de manera seria, responsable y con amplio sentido nacional.
Al respecto un grupo
de Tachirenses, “Gochos,” hemos venido por todo el país impulsando, promoviendo
y debatiendo un “Proyecto País, Venezuela Reconciliada, vía Constituyente”, con
gran acogida entre todos los sectores de la Sociedad Civil participantes.
Proyecto País, que hemos dado en llamar la Rebelión de las Regiones y de sus
líderes, que empoderados de su propio proyecto regional, municipal y con visión nacional reclamen y hagan
sentir sus derechos a vivir y realizarse
plenamente, proyecto que sin pretender ser un dogma, recoge en extenso gran parte de estas
premisas fundamentales que hoy en Venezuela se reclama sean una realidad. Y es
por ello que considero aventurado asumir el proceso constituyente, que supone un
gran acuerdo nacional en estos momentos de profunda crisis, con la ligereza
propia de una acción política puntual más, a la que durante tantos años se ha
recurrido, para resolver problemas coyunturales de la política tradicional pero
intrascendentes para la nación; o para cumplir una agenda válida para
parcialidades, pero sin importancia vital para la gran mayoría y el común de
los venezolanos que sufren día a día las penurias de la crisis que nos agobia y
pone al borde de una gran confrontación civil, incluso militar.
No debe ser así, el
daño seria profundo e irreparable, en ese sentido debemos toda la Sociedad
Civil exigir y dar éste debate
trascendente, responsable y patriótico, por demás constitucional, que permita a
los futuros constituyentes llevar a la Asamblea Nacional Constituyente la idea
y mandato claro de las regiones y del país que aspiramos tener todos y no el
que a espaldas de la gente o por acuerdos soterrados se pudiese elaborar en
oficinas de políticos sin visión de estado, o de representantes del centralismo
que desde la colonia hasta nuestros días hemos tenido y se han lucrado de él
sistema, en desmedro de la mayoría nacional cada vez más empobrecida.
Este proceso
constituyente no puede ser una desesperanza más para los venezolanos, ya es
suficiente con todo lo que últimamente ha pasado, desanimando a amplios
sectores de la población a participar políticamente. Es por lo que este proceso
supone que a todo aquel que apoye y firme
su convocatoria, se le haya dicho con claridad absoluta y sin dobleces
en que consiste el mismo y como lo llevaremos paso a paso hasta el final, incluidas sus bases comiciales. Que sepa que al firmar su apoyo y
convocatoria está convencido y comprometido con el deber de todos de hacerlo
respetar con la firmeza, la convicción y el coraje que supone refundar la nueva
república, invocando incluso del art. 350, de ser necesario hacerlo; pues en él
están depositadas todas las esperanzas y el futuro libre y democrático de
nuestra patria, por lo que no se deben dejar flancos por los que el régimen
pretenda o pueda impedirlo, como en efecto lo intentara.
Así que sus
proponentes debemos más que nadie tener muy claro el tamaño del compromiso que
tenemos con Venezuela “de la carrera no queda sino el cansancio”; por el contrario, debemos darle unidos la
fortaleza absoluta con suficientes e irrefutables soportes para hacerlo
respetar ante las instancias nacionales o internacionales necesarias y permita
con convicción total de que nos asiste la razón y la verdad que justifica su
defensa en el terreno que sea necesario hacerlo todos los venezolanos amantes
de una patria libre, justa, solidaria, democrática y prospera.. No nos está
permitido perder, solo nos queda triunfar, y triunfar todos!..
Luis Granados
@luisfgranados
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