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martes, 23 de septiembre de 2014

DOUGLAS JÁTEM VILLA, LA MEDICINA Y LA ECONOMÍA

Cuando un médico examina un paciente cuyo organismo está funcionando muy mal, por ejemplo le diagnostica un cáncer muy peligroso de próstata que obstaculiza la función urinaria, y que puede propagarse, lo informa responsablemente al enfermo, incluyendo el tratamiento muy exigente que debe aplicarse para procurar la cura y la salvación de la vida, lo cual puede incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia y otros. 
Si el paciente y su familia son personas responsables asumen con la dedicación exigida el cumplimiento del proceso de cura, y si tienen suerte lo logran. Si el paciente es irresponsable, no cumple el tratamiento, e incluso puede continuar con el ritmo de vida que le ha ocasionado el mal, y termina muriendo. 
Algo parecido ocurre con la economía de Venezuela. Si funcionara bien, los venezolanos trabajarían y obtendrían el ingreso necesario para obtener lo necesario para vivir dignamente, lo cual sería producido por las empresas venezolanas, las cuales contarían con las condiciones y reglas que posibilitan la inversión para mantener la producción y el crecimiento del ingreso de la población. 
Dolorosamente, la economía venezolana funciona muy mal, algo así como que padeciera de un cáncer. Las empresas y diversas unidades de producción son intervenidas y no se les posibilita producir lo necesario y reina la escasez; los trabajadores no obtienen el ingreso necesario y aumenta la pobreza; y el gobierno gasta en forma dispendiosa o excesiva con fines de clientelismo y/o de enriquecimiento ilícito, lo que aumenta la demanda, que al lado de una oferta disminuida, se traduce en ese fortísimo proceso inflacionario que ha creado el gobierno, sin importarle las penurias de la gente. Se debe resaltar lo pésimo que es el gobierno venezolano, de lo peor en todo el mundo, en el sentido de que a pesar del inmenso ingreso no ha cesado de endeudarse hasta acumular impunemente una deuda externa superior a 200.000 millones de dólares, dinero que ha sido destinado en proporción muy elevada a pretender convertir al exPresidente en una figura internacional, al enriquecimiento ilícito  y a repartir entre sus “socios”, especialmente los Castro. Para colmo de males, al gobierno se le ha demostrado muy claramente la naturaleza de la enfermedad que le ocasionó a la economía venezolana, y también la política económica que debía aplicar para procurar la cura y recuperación, pero su irresponsabilidad, más que su ignorancia, lo lleva a no aplicarla, al suicidio, a insistir en trasladar a nuestro país el modelo fracasado de los Castro, y “gerenciado” por ellos, lo cual es su objetivo fundamental y traicionero, y no el bienestar y la justicia para los venezolanos. 
Se debe reconocer que Venezuela cuenta con una buena posibilidad de recuperarse en el caso de que se diseñe y aplique con responsabilidad y eficiencia la política económica que procede en esta situación crítica, tal como se ha comprobado en el curso de otros países en estos tiempos. Se trata básicamente de alcanzar la estabilidad macroeconómica y restablecer la confianza en los diversos sectores de la economía, laborales y empresariales. Se trata de eliminar tan rápido como sea sensato, progresivamente, vía devaluación, el control de cambio, el cual no puede ser un instrumento político porque no se puede seguir vendiendo dólares entre sectores en forma discriminatoria, y a una tasa que prácticamente obliga a adquirirlo para revenderlo con una gran ganancia. 
Se trata de racionalizar el gasto con el ingreso para eliminar el déficit inflacionario, eliminar el gasto innecesario o no prioritario, y el gasto para el enriquecimiento indebido. Se trata de aumentar el precio de la gasolina, pero no con fines de gasto injustificado, sino destinado totalmente a la atención socioeconómica de los venezolanos más necesitados para que accedan a su oportunidad igualitaria al bienestar, especialmente como consecuencia de los impactos inevitablemente negativos de medidas como la devaluación y el aumento del precio de la gasolina. Se trata de concretar con la urgencia del caso el potencial de producción de nuestra industria petrolera, el cual es base fundamental para procurar una inversión extranjera que complemente la nacional en otros sectores que también reúnen potencial para el crecimiento. 
Pero aunque el milagro es necesario y debemos “rogarlo”, no parece probable que este gobierno pésimo rectifique, y en consecuencia, es probable que, como en el caso del enfermo irresponsable, el gobierno muera. Esto debemos comprenderlo todos los venezolanos, especialmente los chavecistas no entregado a los Castro, ni los enchufados, y por el otro lado, los oposicionistas sensatos, realistas y sin intereses particulares.

Douglas Jatem Villa
djatem@gmail.com
@djatemv

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