Es una verdad de gran envergadura que para
enfrentar electoralmente a ese saco de gatos que es el oficialismo tenga que
construirse una estructura unitaria que represente de manera fidedigna a todo
el espectro de quienes estamos por retomar la vía auténticamente democrática
para Venezuela.
Pero es también una verdad que dada esa
unidad electoral tengan que arriarse banderas de quienes dentro de la
diversidad defendamos puntos de vista ideológicos diferentes. Ningún grupo organizado alrededor
de un programa o una ideología debe
dejar su quehacer por la diferenciación.
Mucho más ahora que en las próximas
parlamentarias le toca a cada partido contarse y sacar más del uno por ciento
(1%) del padrón electoral para sobrevivir legalmente como partido nacional so
pena de tener que recoger nuevamente firmas para legalizarse y salvar su
tarjeta electoral ante el CNE.
Para nadie es un secreto que en los sectores
democráticos existen diferencias ideológicas de sana procedencia que nadie está
dispuesto abandonar en aras de esa unidad electoral. Inclusive aquellos que
encuadran se actividad en pragmatismos sin sustentación ideológica alguna.
Tanta unidad electoral como sea necesaria y
tanta firmeza filosófica diferenciadora como sea posible.
Nadie puede negar que vivimos una sobre dosis
de socialismo que se expresa desde las posiciones marxistas leninistas ultrosas
hasta las social democratas y social cristianas. Al igual existen posiciones
que van desde el capitalismo ortodoxo, pasando por el mercantilismo, hasta quienes se autodenominan partidarios de
un hibrido social capitalista. Ambos posiciones se matizan con ofertas
populistas propias del llamado Estado de Bienestar.
En medio de esos bloques hay quienes piensan
de manera distinta en una ideología que podríamos denominar de auténtica
tercera vía legítimamente venezolana
mucho más allá de la mezcla keynesiana puesta de moda después de la segunda
guerra mundial.
De eso se ha venido exponiendo la necesidad
de un Estado Federal de Poder Descentralizado que propenda a las autonomías
regionales que no se parece es nada a quienes defienden el Estado Federal de Poder
Centralizado. En esta posición está la posibilidad de que cada región busque su
propio rumbo y desarrollo en un esquema de sinergia nacional.
Sabemos cómo se ha venido manejando la unidad
electoral de carácter hegemónico por parte de quienes se autocalifican de
primeras minorías y en aras de resultados positivos muchos nos hemos quedado en
una actitud conciliadora en pro del objetivo superior que no es otro que la
derrota democrática, mediante el voto,
de quienes hoy nos desgobiernan.
Como afirmara Ayn Rand: "Se puede
ignorar la realidad, pero no se pueden ignorar las consecuencias de ignorar la
realidad".
Nosostros no ignoramos la realidad y por ello
hacemos estos planteamientos. Una vez superada esta cruenta etapa estaremos de
frente por estructurar un bloque que deslindándose de los socialismo, sea cual
sea su apellido, propicie la materialización de un camino diferente de productividad para todos y cada uno de los
ciudadanos que habitamos en esta pequeña porción del planeta en la cual nos ha
tocado vivir.
Ahora tambien estamos en esta tarea.
Carlos Padilla Carpa
carlos.padilla.carpa@gmail.com
@Chino121
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Es muy correcta y pertinente tus reflexiones.
ResponderEliminarBien por ese gran esfuerzo.
Juan de Dios Rivas Velásquez