El
torpe capitán se mueve en su cabina de mando, arrastrando su pierna de pirata
de palo. En el fondo sigue oculta la brújula de un país metido en el laberinto
de la cruel mentira del socialismo. Falsedad que prosigue mientras Venezuela se
resbala hasta lo profundo del abismo…
La
patria marcha de manera indetenible hacia el abismo. Un capitán sin destreza,
ha perdido el rumbo en el proceloso mar de sus múltiples confusiones. Ha dejado
entre sus papeles de analfabeta funcional, la oportuna brújula que indique la
ruta a seguir. En sus manos Venezuela zozobra frente a las contingencias que
desafían al descerebrado, en la aventura de tener el control de un destino que
se desliza entre sus débiles manos. Un impetuoso oleaje se aproxima al barco
que hace maromas para resistir las embestidas. El hombre disfrazado de capitán
corre a esconderse en sus miedos; un frío penetrante recorre su cuerpo de pata
de palo. Su ojo derecho está cubierto con un parche rojo a la usanza de los
viejos piratas indonesios. Mano derecha de garfio chino, con una desplumada
cacatúa cubana que le sopla al oído la cartilla que tiene que recitar.
Venezuela
es hoy una confusión permanente. No existe área de la nación que no padezca la
crisis originada en plena revolución, en quince años transformaron en cenizas
todo el esplendor económico que podría haberse logrado de contar con una
administración bien orientada. Lastimosamente nuestra mejor época en materia de
recursos fue dilapidada por la peor gestión de nuestra historia. Una cofradía
de seres envenenados de odio que dirigieron la fortuna nacional a tratar de
imponer ideología. Años de farra incontenible, discursos inflamados de un
fraude revolucionario que siempre persiguió seducir a los incautos. Fue el
amanecer de una mentira que fue robusteciéndose en la medida en que el tiempo
fue transformando episodios en eventos de vida. Como en la vieja molienda
fueron pulverizando oportunidades hasta colocarnos en una situación que se
complica cada día más.
Venezuela
es la primera víctima de una revolución depredadora, pudo más el odio de una
jauría que creyó que aplastando al adversario podrían lograr la perpetuación de
su especie. Hugo Chávez se convirtió en el gran adalid de la mentira, fue
llevando a millones a creer que efectivamente su gestión era la conflagración
universal que libraban los pobres frente al portentoso imperio del mal. La
propaganda nos planteó la guerra de las galaxias en donde un pueblo heroico
rebasaba los mundos para poner de rodillas al causante de todos sus males. Una
estrategia exitosísima para avanzar en el tiempo y mantener el poder como
garante del sostenimiento del proceso revolucionario.
Siguen
las horas aciagas. El torpe capitán se mueve en su cabina de mando, arrastrando
su pierna de pirata de palo. En el fondo sigue oculta la brújula de un país
metido en el laberinto de la cruel mentira del socialismo. Falsedad que
prosigue mientras Venezuela se resbala hasta lo profundo del abismo…
Alexander
Cambero
AlexanderCambero@hotmail.com
@alecambero
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