La actitud del Gobierno británico hacia su
aliado ruso fue, por lo menos, equívoca, durante el periodo revolucionario. Y
dejó de ser equívoca una vez el bolchevismo firmemente establecido en el poder
cuando Lloyd George, todo un Primer Ministro de Su Majestad, declaró, ante una
atónita Cámara de los Comunes: “Con el derrumbamiento del imperio de los
Romanoff, uno de los principales objetivos de esta guerra se ha cumplido”.
2. Lo
cierto es que el Gobierno británico se había comprometido a ayudar a Rusia en
la guerra contra los imperios centrales.
3. La
firma inglesa Vickers & Maxim fue comisionada para el suministro de
armamento. Una referencia al papel jugado por Vickers & Maxim en el
desarrollo de los acontecimientos que produjeron el colapso de Rusia es hecha
por el propio Lloyd George: El profesor Sir Bernard Pares, un distinguido
académico que conoció bien Rusia y los rusos... visitó Rusia en 1915, en su
calidad de corresponsal oficial con el Ejército ruso, y a su regreso presentó
un rapport muy “notable”. En dicho rapport, citado por Lloyd George, el profesor
Pares dijo: “... Es mi deber informar que el desafortunado y extraño fracaso de
Messrs, Vickers & Maxim & Co. en el suministro de armamento a Rusia
está poniendo en grave peligro las relaciones entre nuestros dos países”. Un
inciso. Parece, en efecto, desafortunado y extraño que unos tan acreditados
“mercaderes de cañones” como Vickers & Maxim fracasaran en su suministro de
armamento al Ejército imperial ruso.
4. Esos
mercaderes de la muerte habían demostrado su sin par eficiencia en docenas de
conflictos bélicos, pero he aquí que, súbitamente, fracasaban... Y fracasaban
de una manera rarísima, extraña... Sí, porque, durante seis largos meses, los
rusos, no reciben ni un solo fusil. Cuando, a finales de 1915, llegan los
primeros fusiles, ametralladoras y cañones, las autoridades rusas se aperciben
de que tales armas son de calibres diferentes a los usados por el Ejército
imperial. A Rusia se le exige que pague por adelantado por unas armas que, de
momento, no le sirven para nada... Entre tanto, otros rusos, o individuos con
apellidos oportunamente rusificados, reciben clandestinamente armas en los
países vecinos y en la misma Rusia. Las armas que los monopolios mundiales del
armamento niegan al zar, son para Lenin y Trotsky.
5. Vickers
& Maxim, firma mastodóntica cuyo “presupuesto” era superior al de muchos
países del Viejo Continente, estaba controlada por Sir Ernest Cassel y Sir
Basil Zaharoff, dos ciudadanos británicos.
6. Según
el editor hebreo Sir Sidney Lee, Sir Ernest Cassel era un judío nacido en Colonia
(Alemania), íntimo de Jacob Schiff y director de la banca Bischofs-cheim &
Goldsmidt, de Londres. En 1897 fue artífice de la compra de la “Barrow Naval
and Shipbuilding Construction Company” y de Vickers & Sons Company y, más
tarde, de la unión con las compañías de municiones y armamentos Maxim Gun y
Nordenfeldt. Por su parte, la “combine” Maxim-Nordenfeldt había sido efectuada
por otro judío, Sir Basil Zaharoff, procedente de una acomodada familia de
Odessa (Ucrania).
7. Como
vemos, una vez más, aparece en acción el triángulo comunismo -alta finanza
-judaísmo, trabajando en común.
8. Otro
sí, el trust francés de armamentos, Schneider-Creusot, contribuyó, aunque en
menor escala que la Vickers & Maxim, a organizar la derrota del régimen
zarista. Según el autor inglés Sidney Dark “La familia Schneider es de origen
judeo-alsaciano”.
9. Si
nula fue la ayuda de los gobiernos de los países de la Entente -y especialmente
Inglaterra- a su desgraciado aliado Nicolás II en la guerra contra los imperios
centrales, más lo fue aún en la que debió sostener el Ejército imperial contra
el tan bien pertrechado Ejército rojo.
10. Londres
mandó un Cuerpo expedicionario de 1.200 hombres, que operó, con rara pasividad,
en la zona portuaria de Arkangelsk, y Washington, en 1919, una vez finalizada
la Primera Guerra Mundial, un par de divisiones que hicieron acto de presencia
en Siberia Meridional.
11. La
intervención de los Aliados se produjo en una escala completamente inadecuada a
la magnitud del conflicto, y no pudo ayudar en nada a las tropas “blancas” del
almirante Kolchak y de los generales Wrangel y Denikin. Para una sola cosa
sirvió la intervención de la Entente: para hacer inclinar hacia el bando
bolchevique las simpatías de una parte del populacho ruso, cuyos sentimientos
“chauvinistas” se sintieron heridos por la intervención extranjera en favor del
viejo régimen.
12. Tras
su abdicación, el zar y su familia recibieron una oferta de asilo hecha por el
Gobierno británico.
13. Una
polémica se desató sobre el hecho de haber o no haber sido posteriormente
retirada tal oferta. Según Lloyd George, en sus aludidas “Memorias”, tal oferta
fue mantenida. Según Kerensky, en cambio, no lo fue. Pero Sir George Buchanan,
embajador inglés en Rusia, afirmó en un libro de Memorias publicado por su
hermana Miss Meriel Buchanan después de su muerte, que el Gobierno británico
telegrafió al ruso, retirando la oferta de asilo. Esto equivalía a condenar a
muerte al zar, máxime si se tiene en cuenta que los esfuerzos hechos por el
conde Mirbach, Embajador de Alemania (interesado en salvar a la zarina,
princesa de sangre germana) resultaron vanos por la traición de un “agent provocateur”, llamado Yakolev, un judío de
origen transilvano.
14. El
16 de julio de 1917, en la mansión Ipatiev de Ekaterinburg, el zar, la zarina,
el Zarevitch enfermo, las princesas Olga, Tatiana, María y Anastasia y cinco
sirvientes fueron fusilados, sus cadáveres asaeteados con las bayonetas y
horriblemente mutilados. Los cadáveres fueron conducidos a unos bosques cercanos
e incinerados o quemados con ácido sulfúrico. Esa horrible masacre fue
personalmente ordenada por el comisario Sverdlovd, descrito por el agente
británico Bruce Lockhart como “un judío tan moreno que diríase casi negro”. El
pelotón de ejecución, mandado por Jakob Jurowsky, se componía de doce hombres,
de los que sólo dos eran rusos, uno letón, y los otros judíos. En la pared de
la habitación donde el zar y su familia fueron ejecutados se hallaron tres
signos cabalísticos, inscritos de arriba abajo y de derecha a izquierda. Los
símbolos consisten en la letra "L" repetida tres veces en escritura
hebrea, samaritana y griega. Según la escritora norteamericana O'Grady, esa
inscripción simbolizaba pasividad, significando que los asesinatos no provenían
de la voluntad del ejecutor o ejecutores, sino que él o ellos actuaron en
obediencia de una orden superior.
15. Cuatro
días antes, el gran duque Miguel y su secretaria inglesa fueron fusilados en
Perm, a trescientos kilómetros al Noroeste de Ekaterinburg. Los duques Sergio
Mihailovitch, Igor, Constantino e Iván Constantinovitch, parientes cercanos del
zar, fueron también fusilados en Ekaterinburg. El príncipe Pablo y la gran
duquesa Isabel, con su séquito de diecisiete personas, fueron rociados con
ácido sulfúrico y arrojados a un pozo seco, donde murieron al cabo de tres días
de indecibles sufrimientos.
16. La
supervisión de esa serie de asesinatos estuvo a cargo de los bolcheviques
Golschekin, Voikov y Sarafov; Golschekin, alias Philip, era un judío que estuvo
relacionado con Lenin desde 1911. Voikov era igualmente judío; la procedencia
racial de Sarafov es desconocida. ¿Testimonios
y/o mentiras? Sin comentarios.
Nelson
Maica
nelsonmaica@gmail.com
@NoMaica
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