Ese lunes 14, el Presidente Maduro anunció que durante su
programa de radio de los martes haría importantes anuncios al país.
Efectivamente, la Venezuela que sigue la información, sintonizamos el bendito
programa para descubrir que el gobierno retrasaría sus apreciaciones económicas
hasta Agosto y que supuestamente haría consultas a un faculto consejo comunal
de no se dónde y a los miembros del polo patriótico, quienes son súper
academicistas, experimentados y representativos de la nación-dice él- para
luego anunciarle al país sus propuestas económicas.
El manguareo presidencial nos pone en las manos, el
entendimiento, que ellos no saben cómo actuar ante la crisis. Lo preocupante,
es que se entiende que Maduro va a Brasil a hacer contactos con el nuevo Banco
pro-chino para endeudarnos más, sin consulta, ni discusión nacional, ni plan
claro de hacia dónde vamos en medio de
la herencia desastrosa que nos dejó el finado presidente Chávez: Ustedes saben,
ese penoso despilfarro, endeudamiento, corrupción, inmenso gasto fiscal y en
general una burda, panfletaria visión económica que ha generado inflación,
alejamiento de las inversiones, desempleo, desmadre, etc., etc., etc.
-¿Por qué ese manguareo, que pospone las medidas económicas en un país en
crisis?-se pregunta uno, necesariamente-.
No sabemos qué pasó a ciencia cierta –les digo-, en el
mundo inestable de Maduro que lo llevó a aplazar su anuncio de un día para
otro. Solo les puedo decir que no se
siente firmeza y que uno percibe que Maduro no manda y que está sentado en la
silla sin saber qué hacer con el país. No llama a gente que proponga soluciones
y parece que dentro del PSUV no hay experticia técnica calificada. Hay un
intenso vacío. Se trae un sujeto de Cuba que parece un carcamal-con el debido
respeto- y da pena ajena todo.
Con pañitos calientes anunciando la unificación cambiara
y sin presentar un plan de reactivación económica, respeto a la propiedad
privada, atractivo a las inversiones, libertades económicas, etc., pues estamos
en el filo de un barranco que nos enseña un futuro de pobreza, hambruna y
paralización de la economía a niveles de sobre vivencia como si fuésemos un
país cundido en la miseria.
Entonces, el presidente lleva más de un año en
Miraflores, celebra su primer aniversario de bodas y sigue manguareando...como
si nada pasara, como si el país estuviese yendo con viento en popa y a toda
vela por el mar de la felicidad, mientras la orquesta sonaba un son a toda
fuerza con una corneta chillona marcando el paso, las tumbadoras repicando a
ritmo de son cubano, las congas descargando esa furia en compás con todos los
elementos de percusión, la clave marcando el paso de los bailadores; el güiro y
las maracas bailando en manos ágiles y el coro cantando: “… manguareando siempre
manguareando …”. “Es que manguareando es como me gusta más…”-expresa una negra
cantando entre coro y coro, mientras ve a Nicolasito bailando con Cilia, en una
euforia de presidente obrero, salseando-.
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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