El régimen que todavía hoy -y espero
que hasta por muy poco más- estamos soportando en Venezuela, es de misterios y
mentiras al mejor estilo cubano. Si de algo adolece es de transparencia y
claridad. Dónde y cuándo murió Chávez son preguntas que enardecen a los
capitostes del cogollo, que insultan a quienes lo inquieren, en lugar de
simplemente mostrarles la partida de defunción.
La mentira, el ocultamiento de
información, la tergiversación de hechos y las medias verdades que se
convierten en mentiras completas caracterizan este gobierno falso, más falso
que billete de trece. El hecho de que todos los poderes públicos estén al
servicio del gobierno del diosdado-madurismo, hace que la mentira reine con
mayor facilidad. Coadyuva en el mismo propósito el control cada vez más
creciente que el gobierno ejerce sobre los medios de comunicación social, ya
hoy casi todos -o mejor dicho todos, con excepciones- están sumisos y
genuflexos ante la voz del amo. El secreto y la poca transparencia en las
cifras oficiales hacen que cada vez se sepa menos cuál es la realidad exacta
del desbarajuste hoy reinante.
El Banco Central de Venezuela oculta
las cifras de la inflación y viola las normas del Índice Nacional de Precios al
Consumidor, conforme a las cuales en los primeros diez días de cada mes deben
darse a conocer las cifras de la inflación en el mes precedente. Todavía estamos
esperando las cifras de abril, a pesar de que estamos a mediados de junio. Tal desacato, según se ha conocido
públicamente, se debe a que el Instituto Nacional de Estadísticas solicitó un
“cambio de metodología en la medición de la inflación”, para maquillar cifras y
hacernos creer que esta es menor, como si en el mercado no se conociera la
verdad verdadera. Adicionalmente, el BCV estudia “la pertinencia de hacer
oficiales las estadísticas de las mediciones mensuales”. Para buen entendedor
pocas palabras: habrá silencio sobre las cifras de inflación, como lo hay sobre
el número de fallecidos por enfermedades o de asesinados por el hampa.
Este
régimen de mentiras inventó un nuevo magnicidio, el enésimo contra Maduro, con
mentiras burdas y sin pruebas, pero con todo el poder en sus manos como para
que el gobierno acuse a líderes de la oposición de homicidas, siendo así que es
en los círculos gubernamentales donde hay gente interesada de salir de Maduro
por esa vía.
La
criminalización de la opinión, manifestada en el absurdo juicio contra Leopoldo
López, es una oda a la mentira. Es el uso del Poder Judicial como arma
política, es la eliminación de dirigentes que van apartando del camino, bien
echándolos a la cárcel o haciéndolos
huir, en todo caso, sacándolos del juego activo y de la calle caliente, calle
que no calla ni callará.
Otro gran secreto es la manera en que
se disponen los dineros del país, particularmente nuestras divisas, que en
buena medida se van a Cuba, y en otra proporción gigante se la roba la
boliburguesía. ¿Dónde están los 25 mil millones de dólares de Cadivi?, ¿dónde
están los presos por este crimen de lesa humanidad?, que sí produce daño y
hambre, no como los “magnicidios” que inventan Maduro y su entorno del cogollo.
No más gobierno de mentiras y truculencias, de misterios e inventos. Queremos
transparencia y claridad, queremos un gobierno que gobierne. Nicolás ya es
hora.
Paciano
Padrón
pacianopadron@gmail.com.
@padronpaciano
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