El
diccionario de la RAE define como paranoia: “Perturbación mental fijada en una
idea o en un orden de ideas”.
Cada
día que pasa el venezolano está más paranoico, Le obsesionan dos ideas: que lo
van a asaltar y que no le va a alcanzar la quincena o que simplemente no va a
encontrar el producto que necesita, es decir, la inseguridad y la economía
(inflación y escasez) están afectando la salud mental de todos los venezolanos.
La
inseguridad, hasta hace poco nuestra principal causa de preocupación, está
desbordada. Cada vez que salimos a la calle
no sabemos si regresamos sanos y salvo a nuestro hogar. Esta situación
ya ha comenzado a afectar económicamente al país. La gente está dejando de ir a
los restaurantes, discotecas y otros centros de diversión en horario nocturno.
Cada vez aumentan la celebraciones familiares en horario diurno y lo que es más
grave cada vez son mayores los casos en que las comunidades toman la ley en sus
manos o toman medidas drásticas, como son el cierre de calle a través de la
colocación de garitas de vigilancia con entrada restringida, ante la
incapacidad de las cuerpos policiales para controlar la delincuencia.
Cada
vez que salimos a la calle estamos en estado de alerta, no podemos ver una moto
y si viene con parrillero, hasta que no se aleja, el susto no se nos pasa.
Vivimos con el corazón en la boca, en estos momentos la vida vale un par de
zapatos o un teléfono celular. Esto no es vida.
El
otro aspecto que obsesiona al venezolano es la materia económica, el sueldo no
alcanza para adquirir los bienes y servicios que se necesitan. La inflación
anualizada ronda el 60%, la más alta del mundo, y esto si se consiguen, cada
vez son mayores los anaqueles vacíos en automercados. Aumenta el número de
tiendas que bajan la santamaría ante la imposibilidad de reponer los
inventarios ya que, son importados y no hay dólares para adquirirlos.
Son
muchas horas/hombre que el venezolano está dedicando a la caza de productos y a la formación de
colas de espera. Se compra lo que llegue ese día, azúcar. Harina de maíz, café,
pollo, lo que sea, no importa se almacena, lo importante es poder comprar algo.
Ya es común ver redes de vecinos o familiares que se distribuyen en los diferentes locales de
su comunidad y celular en mano se
comunican y avisan la llegada de algún producto. Cada día es más frecuente las
peleas para adquirir un producto.
Estos dos aspectos, son un pequeño ejemplo de cómo se está deteriorando el nivel de vida del venezolano así como su salud mental. ¡Pura paranoia!
Narciso
Guaramato Parra
guaramatoparra@gmail.com
@guaramatoparra
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