Maduro y su gente lanzan esa campaña contra la corrupción confiados en que la creatividad goebbeliana de sus cuerpos de asesores en propaganda logrará derivar de ella dividendos políticos favorables
En tres horas de oratoria postiza ante la
Asamblea Nacional, Maduro evidenció caradurismo a prueba de rubor y audacia sin
límites en su propósito calculado de confundir y engañar.
Después de 14 años
robando con descaro hay que tener riñones para lanzar una campaña contra la
corrupción, a sabiendas de que es opinión general y consolidada que éste es el
gobierno más corrupto que ha tenido Venezuela en casi doscientos años de vida
independiente. Es más, la aprobación de la “habilitante” será posible por un
acto de corrupción: la incorporación de un diputado suplente previa
inhabilitación de la diputada principal María Aranguren con base a un
expediente amañado. Ese suplente arbitrariamente incorporado será el diputado
99.
Mientras Maduro leía su erudito discurso
recibí repetidas llamadas telefónicas señalándome que aquello parecía un
autoretrato. Efectivamente, cada televidente debió rememorar innumerables casos
de corrupción durante los 14 años de gobierno chavista-madurista. El caso
Mackled, ese opulento capo lengua suelta que logró poner a su servicio
poderosos jerarcas civiles y militares sin que ninguno de ellos haya sido
investigado, PUDREVAL, las “empresas de maletín” beneficiarias de 20 millones
de dólares en las subastas de SICAD, la apropiación indebida de más de 500
millones de dólares de las prestaciones de los trabajadores petroleros por un
compinche de Rafael Ramírez apellidado Illaramendi, las especulaciones dolosas
con fondos de FONDEN con presos en Nueva York y ni uno sólo en Venezuela, el
desfalco del Fondo Chino con presos de menor cuantía y ni un sólo pez gordo, el
escándalo de pagos de elevadas comisiones a oficiales de la Marina Venezolana
construidos por la empresa española Navantia, y pare de contar. Hay casos más
recientes. Capriles Radonski entregó un cargamento de pruebas de corrupción de
su antecesor en la Gobernación de Miranda, Diosdado Cabello, y el diputado Andrés
Velázquez entregó otro cargamento de pruebas sobre las fechorías de las mafias
que monopolizan la venta de cabillas y de aluminio, y que tienen como eje
articulador y protector al Gobernador de Bolívar General Rangel Gómez.
Maduro y su gente conocen esta realidad. Sin
embargo, lanzan esa campaña contra la corrupción confiados en que la
creatividad goebbeliana de sus cuerpos de asesores en propaganda logrará
derivar de ella dividendos políticos favorables.
olepageb@gmail.com
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