Hace
unos años hice mención a un colega periodista con el que había trabajado en
medios privados y que luego de llegada la revolución "reivindicadora de
los derechos de los más pobres" había tenido un cambio sustantivo en su
"calidad de vida" con solo el esfuerzo mínimo de brindarle apoyo
irrestricto al nuevo gobierno, aplaudirle todas sus decisiones al supremo
comandante de la era militar y renegar de su pasado y sus amigos de la era
civil. Me motivó saber su razón con la que se excusaba ante sus viejos colegas
y justificaba su posición radical en contra de todo el pasado y a favor del
régimen militar-cívico que lo absorbió desde el primer día que arrancaba el
reconcomio rojo rojito.
EL JEFE DE LOS CARA DURA |
Para
éste "nuevo camarada" la razón de su entrega total a Chávez fue el
hecho de que "mi comandante nos igualó con aquellos colegas que tras dos,
tres o cuatro décadas de años de trabajo profesional en medios privados tenían
una vida normal de clase media, vivienda propia y carro". No le importaba
decir que las dádivas provenían de las arcas del Gobierno que ya comenzaba a
meter en el mismo pote los ingresos del Estado para repartirlos con el partido
rojo y sus seguidores, les daba créditos tan blandos que tras quince años nunca
se los han cobrado y cuyas planillas de registro no aparecen ya; les dieron su
vivienda propia sin esfuerzo alguno y les asignaron carros chinos, además de
conseguirle dólares para sus viajes sin pasar por Cadivi y mantenerles unos viáticos
exorbitantes de los que nunca presentarán cuentas.
Lo
traigo a colación pues sirve para entender la razón de tantos
"guisos" que por su cantidad y constante repetición se nos pasan de
lado sin permitir siquiera una simple investigación. Sistemático. Reflexionemos entonces sobre la impronta del
carismático teniente coronel desde 1999 que arrancó desde el desfile militar de
su inauguración justificando que un padre de familia robara para conseguir
pagar la medicina para su hijo enfermo. El silencio de aquella dirigencia
enceguecida o ilusionada con el hombre de uniforme, que no fue capaz de
contestarle con contundencia lo que sería una orden subliminal, pudo ser aval
para lo que caería encima del erario público como una plaga de langostas en la
mejor época de los precios petroleros.
El
deseo de Chávez de crear una nueva clase media en Venezuela apenas comenzaba.
El ejemplo cubano por delante. Su primera acción fue otorgar a los militares
aquel Plan Bolívar 2000 donde no hubo recibos, contabilidad, revisiones o
planificación alguna. Dinero para que comenzaran a disfrutar de lo que mas
tarde sería llamada "la robolución" (¿robo de la ilusión de tener un
país próspero y pujante con los mas grandes ingresos del petróleo en nuestra
historia?). De generales para abajo comenzaron a disfrutar de una bolsa de
dólares que sin control usaban a su libre albedrío. Historias hay de aquellos
viajes en aviones desde La Carlota directamente a destinos cómodos para
depositar en instituciones financieras como Antigua (¿recuerdan el Banco
Stanford?), Curazao, Aruba, Islas Vírgenes, Bahamas y Miami.
Tras
el golpe del 2002 el deseo presidencial fue dejar permear el dinero del
gobierno&estado&militares&partido (Ceresole dixit) a sus
colaboradores mas confiables. Luego a los mas cercanos a éstos últimos para dar
paso a la hoy establecida cultura del peaje o del ¿cuánto hay pa'eso? La
eliminación de todos los controles administrativos al colocar en la Contraloría
genuflexos ciegos y sordos del llamado "proceso", serviles jueces y
fiscales y hasta un Tribunal Supremo comprometido hasta los tuétanos con el
proceso fueron "la patente de corso" para que el "tesoro
nacional" se filtrara a los amigos y miembros del partido gobernante.
Solo
el carnet rojo ha bastado para disfrutar lo que sería la práctica diaria. Con
el control cambiario de 2003 vinieron más peajes que para saltarlos tenían sus
corruptas reglas claras. Un porcentaje de lo asignado, una sociedad de
cómplices, un testaferro - disimulado a veces y otras descaradamente conocido-
que colocaría los fondos o compraría propiedades en bienes raíces, aviones,
empresas, vehículos blindados (contratando servicios de protección con
guardaespaldas motorizados para protegerse de la delincuencia común pues
algunos ya participan de la "organizada") y hoy hasta en medios que
alguna vez estorbaron la hegemonía comunicacional a la que apuntó Chávez en
2001 cuando señaló "los medios de comunicación son enemigos de la
revolución".
Cuando
vemos por estos días a los voceros del "madurismo" señalar la
corrupción del "cadivismo" -del que todos ellos han participado en la
década de ese peaje burocrático- no es un ataque velado a los anteriores
gobiernos del caudillo sino los signos de una pelea entre los grupos de poder
en medio de unas reservas menguadas y un país que explota por los cuatro
costados entre crimen, desabastecimiento, la inflación mas alta del mundo, las
protestas diarias de los trabajadores otrora rojitos y el deterioro máximo de
la calidad de vida para sus ciudadanos. Dejar robar para comprometerlos con el
proceso fue una de las tareas permitidas por el caudillo para acabar con el
pasado civil, con los empresarios, los productores, la clase gerencial,
los mejor preparados en talento y
educación, los médicos y todos los profesionales que de una u otra manera han
salido del país buscando seguridad personal primero y luego seguridad social
para ellos y sus familias.
Lo
que vemos con el alcalde de Valencia es una práctica establecida en estos 15
años en alcaldías y gobernaciones rojas. Lo que vemos con MinDeportes y la
maleta con € 407 mil (2013) era práctica común. La asignación a grupos del
chavismo del reparto de los dólares ha sido tan vox populi como las empresas de
maletín que formaron la nueva burguesía avizorada por el caudillo. Antonini en
Argentina con $800 Mil (2007) y €43 millones a los militares que negociaron con
Navantia en España (2005) y que allá investigan y aquí no. Caída y mesa limpia
su consigna. Los nuevos ricos, en todos los segmentos sociales, están a la
vista y andan muy orondos. Sin vergüenza alguna. Sin pena ni pena alguna.
Hipocresía
y pantalla lo que vemos. Sin embargo, hoy, lo más grave y comprobado, viene de
la lenidad, laxitud y apoyo complaciente (¿o temeroso?) del peor frente posible
como es el del narcotráfico. Por momentos contemplado desde arriba como
instrumento para acabar con los imperios al "ser ellos los más grandes
consumidores de las drogas". Aquellos pactos con la narcoguerrilla de
hacerse "la vista gorda" en sus incursiones territoriales para transporte
de narcóticos, secuestros y actividades comerciales, así como servirles de
aliviadero, han traído ese negocio a nuestro suelo. Terrible...
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