¿Hemos perdido la bondad, la noción del otro, de nuestra fraternidad? Dijo San Agustín: “Para saber lo que es un pueblo hay que preguntarle que ama.”
La justicia: “La continua y perpetua voluntad
de dar a cada quien lo que merece”. (Ulpiano), garante del respeto de la
dignidad de la persona humana.
Nemesis (La Diosa de la justicia retributiva) |
Sin justicia es imposible la libertad, la
igualdad y la convivencia en paz, valores inestimables para quien aprecie su
dignidad y sin los cuales la vida se vuelve una pesadilla.
La gente ha aceptado la regulación de su
libertad a través de la justicia cuya administración ha sido delegada al Estado
para que dicte leyes justas y las haga cumplir.
La anarquía existente en nuestro entorno
refleja la falta de justicia y la imposición del más fuerte sobre el más débil.
Un ejemplo es lo vivido en Catia el mes pasado; colectivos armados del régimen
obligaron a 3 carnicerías a vender la carne al precio regulado hasta agotar la
existencia con grandes pérdidas para los carniceros, episodio del “Socialismo
del S XXI”, que terminó con “una tregua” para que cesara lo que los
comerciantes llamaron “un saqueo legal” a cambio de 20K de carne que cada
carnicería dio a los colectivos, supuestamente, para los trabajadores del
Parque del Oeste. El régimen, con la venia del Tribunal de Suprema Injusticia,
usa la Ley para discriminar, negar la libertad económica, controlar y
transformar en delito el comercio a precio de mercado. El comerciante cae en el
dilema de cerrar operaciones o continuarlas violando la Ley. Los colectivos
armados tienen la vindicta pública, y un pago adecuado a ellos hace que
entiendan la razón del comerciante para violar la Ley y que den la autorización
para que la siga violando. La gente que compró la carne “barata” se “benefició”
de la injusticia. Así llegamos a un contexto de corrupción moral y
deshumanización de quienes dictan la Ley injusta, de quien estando obligado a
garantizar que la ley sea justa permite la injusticia, de quien cumple y hace
cumplir una ley injusta, de quien se adapta a estar al margen de la Ley injusta
con tal de continuar su actividad económica y quien se aprovecha de la Ley
injusta para beneficiarse.
Cuando uno de los sectores de la sociedad
desconoce en el otro la igualdad en la dignidad aparece la injusticia: Leyes,
reclamos, sentencias e interpretaciones jurídicas injustas, impunidad,
denegación de justicia, otros.
El origen y fin de la justicia es la persona
humana. Quien carece de bondad, quien no entiende que el otro existe no puede
ser justo, ni para hacer ni para aplicar la Ley, ni para defender ni para dar
justicia al que la pide, ni para actuar con justicia en su vida cotidiana.
Una sociedad en estas condiciones es una
sociedad enferma y sólo puede curarse si acepta su realidad y decide
remediarla.
Saludo a los abogados por su día y oro a Dios
para que tengamos siempre presente la dignidad del otro.
@elinormontes
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