Los gravísimos problemas del país aumentan.
Solo un cambio radical permitirá comenzar a dar respuestas adecuadas a la
inseguridad, al desabastecimiento, a la inflación, a la crisis eléctrica y de
servicios públicos.
Solo un cambio de gobierno o de régimen político, permitirá
dar respuestas validas al empobrecimiento, a la ausencia de estado de derecho,
a la educación menguada, a la ineficiencia manifiesta, a la corrupción y el
despilfarro sin límites.
Mientras tanto, la crisis de legitimidad y
gobernabilidad se profundizan. Los meses de Maduro están contados, pero difícil
es determinar la duración de su fase final. El gobierno se encuentra en un
callejón sin salida. Frente a la adversidad creciente y el rechazo popular
manifiesto, recurre a una mayor radicalización que, ante la pérdida del miedo,
sólo significa mayor represión, mayor violencia.
En cualquier país, en cualquier momento de
nuestra historia, en situaciones análogas, ya se habría producido una solución.
Los caminos del diálogo se estuvieran recorriendo. Se habría dado una salida
institucional o una intervención militar. Cada día, la situación se hace más
insostenible, el juego se tranca más. Comienza a hablarse de implosión, de la
explosión de un cuerpo social que no aguanta más.
Ciertamente, muchos miembros del gobierno,
por sus tropelías, sus corruptelas y delitos, no tienen salida. Solo les queda
enterrarse con un régimen que espera sepultura. Sin embargo, la variable
determinante, la que impide solucionar la crisis actual, es la variable cubana.
Los cubanos manejan sectores claves del país. Controlan los servicios de
comunicaciones, seguridad e inteligencia y pueden mantener por algún tiempo
inmovilizadas las fuerzas armadas y subordinados sectores políticos
gobernantes.
Lamentablemente, nuestros problemas van
dejando de ser un problema entre venezolanos, para convertirse en un problema
entre los venezolanos y una cúpula política, entre los venezolanos y los
llamados enchufados, entre los venezolanos y unos enchufados títeres de un
gobierno extranjero. Afortunadamente, también le quedan pocos meses al régimen
castrista. Han logrado sobrevivir a nuestras expensas, desacelerando su también
crisis terminal.
A la Venezuela democrática solo le queda
continuar avanzando. Mantener la esperanza. Ser optimistas. Profundizar nuestra
oposición al régimen ilegitimo. Aumentar la protesta y la movilización popular
e internacional.
alzandolavoz@yahoo.es
@rafidiaz
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