Hace poco los venezolanos vimos un inspirador
manifiesto de artistas por televisión. Entonces
tuve recuerdos de algo que pareciera tan lejano. Hoy estamos sacudidos
por la violencia y los abusos de un Estado corrompido. Yo viví otra historia.
Añoro aquellos días cuando Venezuela toda era
una calle donde convivíamos con sencillez, confianza y seguridad. Éramos un país de celebridades;
todos éramos necesarios para forjar una patria moderna y justa. Como sociedad florecíamos
sinceros y diáfanos en la búsqueda del camino.
Yo lo viví y tengo ejemplos reales para
relatarlos. Vi a Caridad Canelón asumir con libertad decisiones de vida
diferentes a ser actriz, a Ilan Chester ser mi compañero de bus en múltiples
trayectos Caracas–Maracaibo, al Dr. Uslar Pietri sentarse a mi lado para
sostener un encuentro con su genio esparcido en un café. Éramos “la feria de la alegría” donde la
locha se sudaba con orgullo y las oportunidades estaban servidas para todos sin
excepción. Si, yo lo viví.
El pueblo venezolano no hubiese declinado
jamás a sus libertades, sino bajo el engaño de una enferma ilusión. Y sucedió
lo absurdo; comenzó la implantación del odio, la siembra de rencores y división
de un país que, hasta entonces, era cartel luminoso de bienvenida a los desarraigados
del planeta. Y nos convertimos en esta casa por cárcel que somos como sociedad.
Hoy somos catalogados como “fascistas” por
pensar diferente, por no aceptar atropellos de una fuerza de ocupación en
nuestro propio suelo, por protestar cuando desde el poder violan nuestros
derechos constitucionales, cuando nos despojan con descaro de las oportunidades
que esta tierra bendita nos ha otorgado.
Se que la mayoría esta dispuesta a rescatar
nuestro gentilicio libertario. Que no permitiremos, por inacción, que nos sigan
atropellando. Por que estamos decididos a que “venezolano”, sea un galardón que
incluya a hombres y mujeres y haremos sentir nuestra voz en cada ámbito donde
la opresión quiera imponerse.
Hoy voy a la calle a vencer cada obstáculo
que se presente, cualquier coacción para doblegarme tendrá mi respuesta como
ciudadano decidido a decir ¡basta!...
devuélvanme mi país… Yo soy venezolano.
doriangarciag@yahoo.es
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