“¿Hay
el socialismo del siglo XXI? ¿o los socialismos de este siglo?” Heinz
Dieterich
La expresión “socialismo del siglo XXI” la
introduce el sociólogo y escritor alemán
Heinz Dieterich Steffan, residente en
México e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana de la capital
mexicana, frase de la cual se apropio luego el difunto Presidente Chávez en el
año 2005, cuando en el V Foro Social Mundial la pronunció vehementemente.
Heinz Dieterich Steffan |
Después de la caída de los modelos
socialistas de Europa del Este, según
Dieterich había que recuperar los valores del marxismo haciéndolos más
viables en el desarrollo regional, con democracia participativa y protagónica y
con organizaciones de base.
Para Dieterich, el proceso cubano tenía las
virtualidades de su lealtad a los principios revolucionarios, pero con
problemas de renovación de cuadros y una economía sin mayor posibilidad de
recomponerse por varias circunstancias, entre estas el bloqueo del gobierno
norteamericano, circunstancia que
Chávez–de 45 años de edad– con la riqueza
petrolera de Venezuela y un carisma extraordinario, asumió el rol protagónico.
El sociólogo y escritor alemán acompañó a
Chávez hasta el año 2007 y se alejó señalando discrepancias que se produjeron
por la profundización del caudillismo en Venezuela, por el abandono de
principios ideológicos, y porque a las organizaciones de base se les privó de
su razón de existir, evitando convertirse en expresión participativa, para
deformarlas a lo actualmente son, grupos que deben movilizarse, a fin de enfrentar a quienes confrontan con
el poder, ejercido en forma totalitaria.
Acusó Dieterich entonces la existencia de una
burocracia en la sede del poder, es decir en Miraflores, con visos de corrupción y de alejamiento de lo que
debió ser la esencia del socialismo del siglo XXI, que a su juicio era conjugar
igualdad con libertad.
Dieterich no dudó de que en las pasadas
elecciones presidenciales del 14-F, Maduro
tenía la primera opción, pero al mismo tiempo expresaba que este es un
“político convencional que nada tiene de revolucionario”.
Siempre los pueblos han expresado ante
grandes circunstancias su solidaridad con el voto, y en el caso venezolano
Maduro siendo Presidente encargado, para ese momento manejaba las cuentas del
petróleo de Venezuela, lo cual le permitió ofrecer todo lo que se le ocurriera
y eso en la coyuntura estaba por encima
de la realidad que vivía el país con escasez y el encarecimiento de bienes de
servicio y de la gravísima inseguridad.
Pero, además, Maduro recogió el sincretismo
religioso que en los últimos tiempos caracterizó al presidente Chávez, cuando
había dejado atrás las frases del 2007, dirigidas a los obispos venezolanos:
“Les recomiendo a los obispos que lean a Marx, a Lenin, que vayan a buscar la
Biblia para que vean el Socialismo en sus líneas, en el viejo y nuevo
testamento”.
Por eso, lo del “pajarito chiquitico” que le
silbó a Maduro en el templo, recoge la simbología del bautismo de Jesús por
Juan Bautista en el río Jordán, que relata el evangelista Marcos “mientras
–Jesús– subía del agua, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió
sobre él como paloma; y se escuchó una voz desde el cielo: Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia”.
Un tuit de @piter_kant que se reprodujo en
varios diarios del mundo en los días previos a las elecciones presidenciales
venezolanas, expresa: “Los borrachos, los niños y Mujica siempre dicen la
verdad”.
La referencia es porque en Latinoamérica aún
existen gobernantes socialistas que fueron perseguidos, torturados y
encarcelados, por dictaduras represivas y fascistas, que en el ejercicio de sus
gobiernos defienden la libertad y el derecho de quienes discrepen con ellos a
expresarse libremente, y respetan a las instituciones y los espacios de
información y opinión, pese a ser
críticos de sus decisiones y acciones. Son ejemplos del socialismo del siglo
XXI, como la expresidenta Bachelet en Chile, la presidenta Dilma Rousseff, de
Brasil, –como su antecesor Lula–, y el presidente Mujica, de Uruguay.
Se dice que quien sufre en carne propia la
represión y la cárcel y llega al poder, tiene dos posibilidades, o hacerle lo
mismo a otros, o repudiar su práctica y gobernar en democracia y libertad. Esta
última fue la opción de los gobernantes antes indicados.
En nuestro país, creemos con fe y optimismo que vamos a salir de este
laberinto, de lo cual estamos seguros
ocurrirá pronto y que podamos ver en el futuro cuando un
fiscal o juez no se apegue a las intenciones del entorno gobernante; que no
sea tachado de corrupto, prevaricador o
timorato; porque lo contrario,
necesariamente lo tendrá sometido al poder. Es necesario que quienes detentan
en los actuales momentos el poder eliminen la soberbia y comprendan que sus
espacios no serán eternos, y que
acaricien por el contrario la idea de que algún día tendrán el
privilegio de caminar por las calles, sin sirenas y sin escoltas.
Miembro fundador del Colegio Nacional de
Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
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