Con la muerte de Hugo Chávez, pierde a su
«hijo político» y puede verse abocado a otro «periodo especial» como le ocurrió
tras la caída de la URSS
Con la muerte del «hijo político» de Fidel
Castro, la dictadura cubana no solo pierde a su principal valedor internacional
sino que, a medio plazo, puede encontrarse sin el petróleo con que ha mantenido
a duras penas una economía al borde de la bancarrota desde la caída de la Unión
Soviética en 1991. El régimen castrista ha desempeñado un papel clave durante
toda la enfermedad de Hugo Chávez, durante la que se ha llegado a afirmar
—sobre todo en su hora final— que decisiones clave del Gobierno venezolano se
tomaban con la connivencia de La Habana. Los castristas sabían lo que se
jugaban.
Raúl y Fidel Castro se aseguraron antes de
que muriera Chávez de que el «delfín» designado fuera el vicepresidente Nicolás
Maduro frente a su rival en el chavismo, el presidente de la Asamblea Nacional,
Diosdado Cabello, un nacionalista menos predispuesto a «regalar» la riqueza
petrolera venezolana.
El mismo Cabello envió un mensaje a la Casa Blanca, a través de la embajada de Estados Unidos en Caracas, en el que se presentaba como el líder venezolano que ni quiere a los cubanos ni éstos lo desean, frente a un Maduro que tiene el beneplácito de Cuba, según informó ABC desde Washington.
SINTONÍA IDEOLÓGICA Y PERSONAL
La sintonía ideológica y personal que unía a
Fidel Castro y Hugo Chávez era tal, que el líder bolivariano prefirió un
quirófano cubano frente a una opción rusa o brasileña, al mismo tiempo que se
aseguraba de que la gravedad de su enfermedad se guardaba como un secreto de
Estado. Es más, Chávez acabó muriendo en Cuba, según confirmaron a este diario
fuentes próximas a su equipo médico.
«CHÁVEZ SINTIÓ EN SU CARNE NUESTROS PROBLEMAS
E HIZO CUANTO PUDO CON GENEROSIDAD»
El régimen cubano sabía muy bien a qué se
refería e insinuaba sus temores cuando reaccionó a la muerte de Chávez con la
frase «sintió en su carne nuestras dificultades y problemas, e hizo cuanto pudo
con extraordinaria generosidad, especialmente en los años más duros del periodo
especial (tras el fin de los subsidios soviéticos)».
En el año 2000, Chávez se
com prometió a suministrar a Cuba unos 100.000 barriles de petróleo diarios en
condiciones preferentes, lo que representa el 60 por ciento de sus necesidades
energéticas. A su vez, más de 40.000 profesionales cubanos, la mayoría del
sector sanitario, apoyan los proyectos sociales del chavismo, lo que supone el
ingreso de más de 6.000 millones de dólares anuales en las arcas cubanas.
Archivo Cuba, una organización sin ánimo de
lucro con sede en EE.UU., tiene registrada la «acelerada expansión» de estos
«soldados de la revolución o trabajadores exportables esclavos» en Venezuela:
de 250 sanitarios en 2002 pasó a unos 30.000 entre 2008-2012 (de 15.000 a
17.000 eran médicos).
María Werlau, directora de Archivo Cuba, denunciaba hace
poco a ABC cómo las misiones médicas internacionales de Cuba han contribuido a
la duración de la dictadura instaurada en 1959. «Le proporcionan recursos
financieros en moneda dura y, al mismo tiempo, influencia política y simpatía a
nivel internacional», señalaba Werlau.
Con el petróleo venezolano, los Castro han
prolongado una década más su dictadura, con la puesta en marcha solo de
reformas económicas de limitado alcance. Sin el maná que Chávez utilizó
hábilmente como arma política, la apertura total en Cuba será cada vez más
inevitable.
@cmunozcamos.
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