Votar, para lo que sea, debiera ser un acto
consiente, sobre su valor y alcance, no un mero ejercicio de rutina ni de sometimiento a una extraña
voluntad, sea cualquiera la fuente.
Votar debiera ser un acto de libertad plena, sin coacción de nadie, como se
acostumbra desde ámbitos gubernamentales, pretendiendo comprometer el voto, de
un servidor público o de un agradecido. Así, hoy debiéramos todos pensar con
absoluta libertad. Ojalá así sea.
Próximamente llegan los “días santos”, cuando
se prefiere la recreación o el descanso y la mente de uno está menos para la
confrontación, sea electoral o de cualquier otra naturaleza, a pesar de lo cual
esos días no serán la excepción en el afán de proselitismo y búsqueda de votos
para la pronta elección presidencial, por causa sobrevenida prevista
constitucionalmente.
Esta vez, en pocos días, los venezolanos
estaremos votando por una de estas dos opciones:
1)Para que las cosas se
mantengan iguales o se empeoren, con Nicolás Maduro.
2) Para que las cosas
cambien y comience a ser de nuevo la vía democrática la ruta de esos cambios,
con Henrique Capriles Radonski.
El primero es el heredero político del
Presidente Chávez, dedocráticamente seleccionado. El segundo viene en verdad de
todo un proceso democráticamente escalonado; y tiene el cercano antecedente de
unas elecciones primarias abiertas. Así está la situación para el domingo 14 de
abril.
Los descarados e ilegales abusos de poder,
con múltiples muestras de un inescrupuloso ventajismo estatal, gubernamental
(nacional y regional) e institucional, están a la orden de Nicolás Maduro, para
compensar sus limitaciones, fallas y carencias personales; y aquellos entes
públicos no tendrán el menor escrúpulo para usar en demasía tales ventajas, con
Nicolás Maduro. Sin embargo, la candidatura presidencial de Henrique Capriles
Radonski, nacida de una unidad democrática, ha comenzado a dar recia y
exitosamente sus pasos, para convertirse desde ya en una bien fundada esperanza
de triunfo. En su veloz recorrido por
Venezuela está dejando buenas huellas para el resultado del 14 de abril;
lo sabe y teme el oficialismo, que llega a inventos en los que nadie cree, como
los del retiro de Capriles y su asesinato desde los EE.UU.
Sabiendo todos cómo están las cosas de
esperanzadoras en este cortísimo lapso electoral el mantenimiento y el
mejoramiento de la más reciente votación de Capriles pasa a ser la necesidad
política y electoral más elemental, venciendo por completo la abstención en
nuestro ámbito, sabiéndose que hay una abstención lógica que seguramente se
dará en una parte del “chavismo”, muy consciente de que Maduro no es Chávez, ni
nada parecido.
Obviamente la oposición democrática tiene una
tarea singularmente urgentísima: la búsqueda segura de votos, con su
mantenimiento, multiplicación y defensa, hacia el domingo 14 de abril.
adelsogonzalezurdameta@gmail.com
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