Como algunos lectores podrán recordar, a
Charles Lindbergh-un reconocido aviador que cruzó el océano Atlántico en una
avioneta exitosamente y que incluso vino a Venezuela invitado por el Gral.
Gómez sobrevolando Caracas y aterrizando en La Carlota-, un facineroso-que
nunca sobra en ninguna parte- le secuestró su pequeño hijo de 18 meses de edad
y estuvo desaparecido hasta que le consiguieron enterrado en un espacio baldío.
Sin embargo, durante el ínterin de la
desaparición del infante, el mundo entero estuvo en vela, sufriendo la angustia
de sus padres por la criatura y evidentemente viviendo el terror de que fuese
asesinado como efectivamente sucedió. De allí viene la frase de que “está más
perdido que el hijo de Lindbergh”.
Si
hay una persona en la actualidad venezolana que calza perfectamente con esa
frase es la señora Ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela: “Ella está
más pérdida que el hijo de Lindberg”-diría mi sarcástica abuelita-.
Y es que la Ministra está fuera de lugar
culpando a los medios de comunicación de la masacre que se dio en la cárcel de
Uribana, estado Lara: Más de 58 muertos en un día, se dieron allí, sin contar
el centenar de heridos, “una verdadera barbaridad”. Si sumamos los veinte y pico de muertos del
Rodeo; los muertos de la planta y quién sabe cuántos de aquí y de allá,
entonces la ministra lleva al cuello un peso muy grande.
En un país más o menos serio, su cargo
estaría a la disposición del Presidente, pero como el mismo está ausente, por
lo menos deberíamos ser espectadores de su renuncia inmediata y sin
consideraciones de ningún tipo para colocar sobre la misma el sello de “ACEPTADO”.
Las acciones de ese ministerio no dan pie con bola. Son demasiados muertos para
tomar la masacre con una simple rueda de prensa desesperada donde Varela muestra
un rostro duro con una voz de “perro rabioso” escupiendo respuestas agresivas
y violentas, que lógicamente expresan el grado de crisis personal que debe
tener la ministra ante un problema que le desborda y que naturalmente causa
conmoción nacional.
En el país existe un grueso número de
especialistas que seguramente acudirían al llamado de participar en una mesa de
estudio para que presenten opciones, recomendaciones y aporten soluciones a los problemas
penitenciarios. Pero, este gobierno con sus aires de autosuficiencia no reconoce
su fracaso y culpa del desmadre a la televisora Globovisión y al diario El
Impulso de Barquisimeto: Es una vieja manera de evadir las
responsabilidades-diría Sherloc Holmes -.
Mucha gente con cuatro dedos de frente,
reconocen -sin dudar un ápice-, que el asunto carcelario necesita edificaciones
modernas, recursos, acciones novedosas, sistemas de control, formación y
educación de los presidiarios, ayuda internacional en la materia y
despolitización del asunto, pero también hay que reconocer que “la hija de
Lindbergh” no quiere ayuda…en medio de su cementerio personal que la perseguirá
per saecula saeculorum…hasta el fin de los tiempos.
luisrapozo@yahoo.es
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