Había una vez
un país en el que ocurrían las cosas más insólitas. Sus habitantes se habían
acostumbrado a todos los exabruptos. No les sorprendía, por ejemplo, la
cantidad de conspiraciones abortadas, intentos de magnicidio descubiertos,
golpes de Estado frustrados ni cualquier otra acción desestabilizadora.
Un día se
sorprendieron: apareció un extraño hombre. Algo en él no cuadraba, pero los
policías no atinaban a dar con lo que era. Lo detuvieron, por aquello de
"detener primero y averiguar después". ¿Era el traje? Un flux negro,
camisa blanca y corbata negra. Eso era sospechoso: nadie se ponía flux en aquel
calorón. Pero no era suficiente indicio. ¿Eran los lentes? Hmmm, tal vez.
Modelo aviador de Ray Ban. De los que usan los malucos en las películas...
Bueeeeno, no era para tanto... unos cuantos de sus superiores también los
usaban. ¿Pero qué es estoooo? ¡Un carnet! Un carnet que dice "CIA"...
Pero "CIA" es la abreviación de "compañía": eso solo
significa que el señor trabaja. Revisemos el morral. Que vista de flux y lleve
morral es altamente sospechoso. ¡Aquí está la prueba! ¡Un cuaderno! ¡Un
cuaderno que dice "MUD" en la primera página! ¿Qué es "MUD"?
Uno de los agentes voló a buscarlo en la computadora. "MUD" significa
"barro" en inglés. ¡Ajá! ¡El idioma de las conspiraciones! ¡Este
hombre es un conspirador! Pero el sargento recordó que la pana golillera
también hablaba inglés y desecharon la hipótesis.
Ya la voz
había llegado a las más altas autoridades: "tráiganlo a la capital".
Allá llegó el más veterano funcionario de inteligencia.
"Habla
ahora o calla para siempre", le dijo. "¿Que hable qué?" preguntó
con voz nasal, chillona y con acento de musiú. "¿Qué viniste a hacer
aquí?... ¡Confiesa!"... El hombre bostezó. Un enorme y prolongado bostezo.
"Nou sé. Fui a una fiesta de disfrraces donde tomamos como locos... me
monté en un autobús y me quedé dorrmido... Me desperrté en la comisarría".
El veterano se
puso de pie: "¡he aquí la prueba que necesitábamos: no hay fiestas de
carnavales en agosto... deténganlo!". Lo llevaron al calabozo. El agente
que hacía la ronda se acercó sigilosamente y le preguntó: "¿de verdad
estabas en una fiesta?... ¿de qué estás disfrazado?". El misterioso hombre
sonrió y dijo: "de merrcenarrio".
Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado.
@cjaimesb
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Hay que ver que los inventos hay sacarlos a como sea. El caso es distraer a la gente a como dé lugar
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