Hoy, el gobernador Isea trata de aplicar una  reforma a la  
ley de Timbre Fiscal aprobada el 28 de noviembre pasado.  La reforma prevé  que  el
cálculo para saber lo que una empresa debe cancelar en timbres fiscales para  obtener una ficha catastral, el permiso de
bomberos, la conformidad sanitaria, la habitabilidad, el uso conforme, la
licencia de actividades económicas
Subir los impuestos como medio de  aplicar la violencia institucional en una
sociedad, no es un asunto inventado por el gobernador de Aragua, Rafael Isea.
Uno de los ejemplos mas  famosos   de cómo funciona una ley de Timbre, cuando
se la quiere convertir en   un
instrumento de castigo  diseñado para
dejar   utilidades monetarias al que lo
aplica, la dieron los ingleses en 1763, cuando intentaron solucionar una
supercrisis económica causada por la Guerra de los Siete Años contra Francia,
cobrándole a sus colonias americanas  un
impuesto, la Ley del Timbre,  según la
cual había que comprar estampillas inglesas 
para todo  trámite burocrático de
empresas y comercios, incluyendo a las editoriales.
La trama la conocemos casi todos gracias a las películas
gringas sobre su guerra de independencia. Los comerciantes, empresarios,
abogados, periodistas y  pastores
encabezaron  un boicot que paralizó el
comercio con Inglaterra . En marzo de 1766, el parlamento inglés  anuló la Ley del Timbre  porque no podía garantizar su puesta en
práctica y  votó otra ley, llamada Ley
Declaratoria, que sostenía el derecho de la corona a obligar a las colonias a
aceptar sus leyes . También  otros
impuestos aduaneros, tasas  a   algunas mercancías inglesas, como el té. Los
colonos siguieron resistiendo y se 
organizaron para formar un zafarrancho llamado el Motín del Té. Como los
ingleses les  cerraron Boston, el
principal puerto de las colonias,  los
colonos terminaron declarando la independencia de los Estados Unidos  el 4 de julio de 1766 y también  emprendieron una guerra , que terminó
con  la derrota  de  los
ingleses y el reconocimiento de la independencia de los Estados Unidos, en 1783
.
Hoy, el gobernador Isea trata de aplicar una  reforma a la  
ley de Timbre Fiscal aprobada el 28 de noviembre pasado.  La reforma prevé  que  el
cálculo para saber lo que una empresa debe cancelar en timbres fiscales para  obtener una ficha catastral, el permiso de
bomberos , la conformidad sanitaria, la habitabilidad, el uso conforme, la
licencia de actividades económicas, 
etc  , se medirá por el tamaño de
la superficie que ocupa y por supuesto, hay incrementos de hasta  tres mil por ciento.
Una conformidad sanitaria costaba  con la vieja ley 900 bolívares para una
empresa pequeña, ahora 337 millones. En las empresas mas grandes, la
conformidad voló   de 900 bolívares
a  dosmil millones . Para obtener un
permiso de bomberos,  se pagaba en el
2009 para una empresa pequeña 45 bolívares, hoy 225 millones de los viejos. En
Miranda se paga 225 bolívares y en Carabobo 900 bolívares. Hasta el momento hay
varias empresas cerradas: Vencerámica, Corven, empresas Cohete, Alambres
Capriles, entre otras.  Hay 67 200
empleos directos  en peligro sólo en el
sector industrial. Nadie en su sano juicio podría dejar una empresa en Aragua
en esas condiciones confiscatorias.
Así como se castiga al Táchira con los cierres intempestivos
de la frontera, con el uso del chip y con la nacionalización masiva de
extranjeros, porque es un estado opositor y se impone  el chip de la gasolina para limitar su compra
en el Zulia, entre otras razones económicas ( para  sacar dinero para la campaña) también
porque  la mayoría vota contra el  gobierno, en Aragua hay un corazón
industrial.
De esos que creen en la libre empresa y piensan que para
atraer capitales no hay nada mejor que bajar impuestos y tasas. Al chavismo la
libertad económica no le interesa, ni quiere el florecimiento de Aragua. Quiere
un pueblo sometido , en colas interminables con la mano extendida, como mendigo
para  obtener migajas de las misiones. En
esa guerra contra  la iniciativa privada,
la idea de Isea es perfecta: acabar con la concentración empresarial en  el estado y ahogar a los que queden con
impuestos confiscatorios.
Hay que hacer todo lo contrario a lo que favorezca la
industrialización y la independencia. 
¿Que les importa acabar con la iniciativa privada en Aragua, si ya
acabaron con la zona del hierro y  están
en eso en Los Andes? Falta saber el epílogo. Acorralar a la gente nunca ha dado
buenos resultados en Venezuela.
nuevatoledo@gmail.com
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