Ya
hemos conocido como Venezuela tristemente se adjudica sitiales de honor como
país mas violento y de principal transito de drogas. Es una verdad que se
conoce en los rincones del mundo, con lo cual pasamos de ser un país con
potencial recurso natural a región latinoamericana que es considerada “zona
roja”.
Se
dice que en Venezuela no existe el
crimen o delincuencia organizada, se trata de focos de violencia porque
entre todos se ha desatado una cultura agresiva, producto, como todos sabemos,
de los discursos sin respeto alguno para los ciudadanos del país. De ahí pues
que tengamos un sentir de actos demoledores para acabar con los contrarios, sin
derecho a ninguna otra explicación que no sea el exterminio. Y en los últimos
días se ha intensificado la violencia contra diplomáticos en el país. Esto es
lo que debe acabar.
Resarcir
tanto odio sembrado a lo largo del territorio venezolano será la tarea titánica
que tendrá que acometer el candidato opositor al gobierno Henrique Capriles
Radonski. Y si llegará, como gran mayoría de los venezolanos desean tenerlo en
la silla presidencial, la depuración de asesinatos, secuestros y sicariatos, deberá comenzar con una barrida de gente
indeseable que seguramente no tendría propósitos de buena convivencia.
No
es fácil lo que se tiene que hacer en Venezuela mientras exista en la sociedad
la fluidez de la droga y la libertad para transitar con armas de fuego. Son dos
aspectos que requieren de urgente solución para reacomodar las bases sociales
del país. Droga y armamento son los elementos por los que Ciudad Juárez sigue
siendo “la ciudad más peligrosas” de México, del Hemisferio y posiblemente del
mundo entero, según lo ha considerado Estado Unidos. Y es en este espejo donde
debemos enfrentar a Venezuela para no convertirnos en esta cruda realidad
foránea.
La
respuesta a lo que exige Venezuela está en acabar con la intimidación y el
miedo para afrontar decisiones que revelen la definitiva solución a gran parte
del problema, para no darle más oxigeno a los delincuentes y a los
narcotraficantes, sea quien sea que este incluido, especialmente la
infiltración de las policías estatales y municipales.
No
debemos permitir que Venezuela se convierta en otra Colombia o México, con el
padecimiento de tantas muertes que han ocasionado la descomposición social de
esos dos países que han abierto un abanico de actuaciones criminales en el
resto del mundo. El respeto por nuestro país debe comenzar por la no aceptación
de estos modelos de ataques y amenazas.
Los narcos y delincuentes tendrán que irse del país.
www.desdelaisla.hazblog.com
susana.morffe@gmail.com
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