Cuando el
mundo avanza a pasos indetenibles hacia nuevas y mejores formas de vida,
todavía estamos en el país con servicios de las repúblicas remotas, esas mismas
que no le agradan al gobierno porque no corresponden con sus ideas
“socialistas”.
En Margarita
se habla de turismo sustentable sin tener la estructura adecuada para brindar
una feliz estancia a los turistas en la Perla del Caribe. Tenemos a modo de
ejemplo el servicio de agua deficiente a la par del sistema de recolección de
basura que forman parte de los dolores de cabeza de los neoespartanos, sin
descuidar la atrofiante prestación de la luz eléctrica que ha dejado
a muchos insulares sin aparatos eléctricos, entre las innumerables
consecuencias de vida o muerte.
Se habla de un
conformismo al que hemos llegado en el
país, incluida Nueva Esparta, pero ciertamente el hecho ocurre porque la
preeminencia de lo personal priva las necesidades colectivas. Se van quedando a
la zaga los que menos tienen acceso al poder (donde se toman las decisiones)
también aquellos que van desmejorando su vida por falta de trabajo y por no
simpatizar con determinada corriente política. Bajo ese esquema es necesario
trabajar y transformar.
En la isla de
Margarita, el terruño que se ha convertido en la “tabla de salvación” para
muchos venezolanos que han sufrido las barbaridades por una delincuencia desatada en otros estados,
incluida la capital de la república, no se cuenta con una red de servicio de
gas; sin embargo, las inversiones se dirigen fuera de las fronteras del país
petrolero. El ciudadano que no tiene acceso a las líneas de mando se queda
perplejo, pero qué hace la dirigencia política para cambiar el estado en que se
encuentra el país. De la queja, la denuncia y el reclamo no salimos, mientras
la población espera impaciente medidas contundentes.
Tenemos todo
los sectores de producción en niveles de
retazos, turismo, agricultura, industrias básicas y el resto de las áreas
específicas que mueven a un país hacia su completo desarrollo. La solución
podría sustentarse en valientes
decisiones que promuevan o empujen a los factores claves para la
distribución de los recursos y avanzar para derrumbar la rigideces y
limitaciones que impiden la renovación de la economía. No es posible que las
regiones tengan que exigir los recursos que les pertenecen porque están
represados en el poder central, debido a la condición física del mandatario
nacional.
Tenemos que
dejar de ser importadores para convertirnos en productores de dinero con las
exportaciones. El talento, la mano de
obra de origen ha sido suficientemente probada, de tal manera que si la balanza
se inclina hacia un cambio de timón, la nueva gestión gubernamental debería
enrumbarse hacia el camino de la economía dominada por todos los venezolanos
que deseamos dejar el patriotismo y rescatar la nacionalidad.
susana.morffe@gmail.com
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A medida que van pasando los meses no se le ve salida a esta debacle Susana. La lástima no se enfoca hacia el país sino a la del paciente ausente.
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