En ese día, igual a todos
los restantes 364 días del año, todas las mujeres trabajamos
En ese día, igual a todos
los restantes 364 días del año, todas las mujeres trabajamos, recibí una
presentación muy interesante sobre mujeres admirables que han hecho alguna
diferencia en el medio, campo o causa a la que abrigan. Bien por ellas, realmente
merecen un reconocimiento especial. Me detuve a pensar y me pregunté ¿Y, que
acerca de la mujer que cada día además de ser la heroína de su propia vida, es
el centro de la casa, el pilar que la sostiene? . Entonces, hice a un lado las
ideas para escribir un artículo sobre otro tema, y, me propuse expresar lo que a mi juicio
merecemos las mujeres que cada día,
construimos nuestro mundo con los recursos que con mucha o poca cantidad
contamos. Para la mujer de cada día
Creo en la mujer que cada día se levanta y
echa a andar la casa, la familia, y su
trabajo.
Creo en la mujer, que es el centro en la vida del hogar
paupérrimo, del pobre, del de clase media, del rico y de aquel que aunque nada
le falte, estira la mano para alcanzar algo diferente.
Creo en la mujer que
cada día, transita la vida al lado de una pareja, amando, aceptando,
comprendiendo y apoyando, sin importarle que sea un ser de cada día, al igual
que ella es.
Creo en la mujer que al no tener algo que servir en la mesa, mueve
cielo y tierra hasta conseguir alimento para su familia, aunque ella se quede
sin comer.
Creo en la mujer que impulsa a sus hijos a dar el paso hacia
adelante que ella no pudo o no tuvo la oportunidad de dar. Entiendo su orgullo,
su alegría, el triunfo de sus hijos, también es el de ella.
Creo en la mujer
que compite con toda honestidad en su trabajo para alcanzar igualdad de
condiciones, una buena evaluación, una promoción.
Creo en la mujer de cada día,
que lucha por una causa, llevando a cabo acciones que ella considera nimias,
pero que son una contribución vital para el alcanzar grandes logros.
Creo en la
madre que al día siguiente de haber enterrado a un hijo, aún con su alma
destrozada se levanta para atender a los
hijos que le quedan vivos.
Creo en las mujeres que les ha tocado un pasado y un
presente poco amable, desarrollan toda su capacidad para sobreponerse y luchan
para lograr un mejor mañana.
Creo en el traspaso de tradiciones de abuelas, a
hijas y después a nietas. Esa es una herencia entre mujeres.
Creo en la
solidaridad y comprensión de las mujeres, que al ver los problemas que
confrontan otros seres humanos, al ver caer a alguien siempre están presentes.
Creo en la mujer del eterno femenino, que con poco o mucho se arregla, que con
galas o sin ellas, trata de mostrarle al mundo su mejor presencia. En una oportunidad vi a la entrada de la
Maternidad de Petare, en Caracas- Venezuela, a una mujer muy joven, no llegaba
a los 30 años, con un niño de unos siete años y una niña gordita de unos 12
años jugando a su alrededor. La mujer
tenía en su regazo a un bebé recién nacido y una mirada muy triste. Al notar su tristeza
me le acerqué y le dije “Que hijo tan lindo tienes”, refiriéndome al bebé. Ella
me contestó no es mi hijo es mi nieto, mirando a la niña que jugaba. Bajó la
cabeza y se le salieron las lágrimas.
Comprendí a esa joven abuela, ya que habiéndole tocado vivir una
experiencia similar podía avizorar para
su hija una escalada cuesta arriba similar a la de ella, quien una vez también
había sido madre niña.
Creo en esa
mujer del pueblo, en su solidaridad y en su capacidad para salir adelante.
mechemon99@yahoo.co.uk
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El 'Ama-de-Casa' es la única esclava que trabaja 24x7 con una sonrisa, y que por pago acepta el amor de su familia ¡Feliz Día a esas horoables y abnegadas mujeres!
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