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miércoles, 22 de junio de 2011

ENRIQUE MELÉNDEZ : EL NEGOCIO DE LA CÁRCEL

Entre los comentarios que se han leído en la prensa, alguien hizo ver que la población penal ha logrado conformar un Estado dentro del Estado. Pero a esta situación hemos llegado porque ese círculo vicioso favorece demasiados bolsillos, y hay demasiados intereses de por medio.

El gobierno no ha podido solucionar el problema de las cárceles porque no ha querido, y esto porque el sistema carcelario venezolano funciona sobre la base un círculo vicioso de corrupción en todos los sentidos.

Allí todo lo mueve el dinero. Si en ese sistema el gobierno cobrara IVA, este sería una importante fuente de ingresos tributarios. He allí lo que conduce a una ruina de cualquier familia; un padre desesperado porque su hijo ha caído incurso en un problema de drogas, que es el fenómeno más recurrente hoy en día, y para poder sobrevivir allí tiene que cancelar mucho dinero, y es por aquí por donde éste termina hipotecando hasta su propia casa.

Comenzando por el abogado, a quienes no los mueve un caso por menos de cuarenta mil bolívares, a propósito de los honorarios por concepto de defensa; adentro hay que pagar lo que se llama protección a unos señores que son conocidos como los “pranes”, y que son los que se erigen en los jefes de los pabellones; contando, en ese sentido, con sus respectivos círculos de seguridad. Esto se traduce en enormes cantidades de dinero que recaba esta gente, y que se invierten en tráfico de armas y tráfico de drogas, como hemos podido apreciar por la televisión, con motivo de los arsenales que fueron decomisados en esta situación que se ha presentado en la cárcel de El Rodeo, a raíz de una requisa en la parte de los pabellones que se ha podido llevar a cabo; pues hay que tomar en cuenta que a la hora en que se escriben estas líneas el penal está que arde, y las autoridades por el momento se han declarado impotentes para reducir a los presos que se encuentran amotinados en el resto de los pabellones. Alguien lo hizo ver por la prensa entre los comentarios que se han leído allí: la población penal ha logrado conformar un Estado dentro de nuestro Estado. 

Pero a esta situación hemos llegado porque ese círculo vicioso favorece demasiados bolsillos, y están demasiados intereses de por medio.

Obsérvese que el gobierno ni siquiera abriga el menor propósito de resolver este asunto; puesto que, en lugar de convocar a un diálogo nacional con las figuras más expertas en la materia, lo que hace es promover una persecución contra los medios de comunicación y algunos diputados de la oposición. ¿No significa un atentado a la libertad de información el hecho de que sólo Venezolana de Televisión sea el único medio en poder entrar a las instalaciones, en este caso, de El Rodeo, a los fines de cubrir lo que sucede dentro de este penal, habida cuenta de esta situación de amotinamiento que se ha presentado?

Está comprobado que la Guardia Nacional no puede seguir custodiando las cárceles de Venezuela, y esto se palpa en el hecho de que, al ser entrevistado desde su lecho de enfermo por una reportera de un canal de TV uno de sus efectivos, que había resultado herido en los combates que se libraban en El Rodeo; al describir las circunstancias de aquel fuego cruzado, en el cual él había estado, e interrogado por aquélla acerca del origen de ese armamento que estaba en manos de los reclusos, y con el que le respondían a él y a sus conmilitones, éste le dijo que eso era algo que no lo sabía. ¿Por qué? Porque tenía que referirse a ese círculo vicioso en el que orbita nuestro sistema carcelario.

En las condiciones en las que se maneja hoy en día, la cárcel es una renta. En lugar de ser centros de reformación, y de reinserción social; constituyen empresas cuya visión y misión consiste en el lucro. Un subsistema financiero, pero demasiado injusto, puesto que su financiamiento no corre sino a cargo del pobre, que es el que más se involucra en problemas con la justicia; sobre todo, jóvenes de nuestras barriadas populares, y que hoy en día se han maleado también como consecuencia de una atmósfera de violencia que ha propiciado este gobierno, estimulando sobre todo los resentimientos sociales, de modo que un alto porcentaje de la población de dichas barriadas está armada; producto, además, de una moral muy libertina que profesa este gobierno, y en la que no importa vivir a costillas de los demás.

Aparte de que ese círculo vicioso de intereses y de obtención de dinero por la vía fácil también da para que se cometan delitos desde adentro del recinto penal; en especial, un cierto tipo de extorsión que en su oportunidad se denunció en los medios de comunicación, y el que consistía en conocer datos claves de una persona; datos que se obtenían por la vía de grabaciones telefónicas, que hacían los agentes de seguridad durante un período de tiempo a la que habían elegido para el caso, en especial, a empresarios, comerciantes o profesionales exitosos, habiéndoselos facilitados a determinados reclusos, con quienes se actuaba en complicidad, de modo que la víctima quedaba, totalmente, sorprendida por la exactitud de muchas cosas que les decían, a medida que les hacían llamadas telefónicas, y los amenazaban de muerte, que es el primer principio de la ley de la extorsión; lo que les infundía más temor, y así corrían de inmediato a facilitar el dinero que les exigían. 

Uno pudiera hablar aquí de una generalidad, y decir que la delincuencia, en su conjunto, está viva, y cada día se acrecienta porque los propios agentes policiales, sea de la fuerza que sean, han encontrado también una renta allí, y así apelan a lo que en lenguaje vulgar se conoce como la matraca: el malandro atraca para los dos. Nótese que uno de esos “pranes”, según se ha señalado en la prensa, obtiene anualmente hasta 24 millones de bolívares por concepto de cobro de protección a los reclusos, además de otros tipos de servicios que prestan, como el suministro de drogas, y de los cuales una gran parte los tienen que compartir con sus respectivos custodios. Esto lo sabe el gobierno, y lo sabe todo el mundo, y, a ese respecto, se ensaña contra los medios de comunicación sólo por ventilar este asunto.

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