A. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre las matanzas masivas comunistas
10.
La mentira: "En comparación con las condiciones impuestas  por la tiranía y la violencia de EE.UU., el Este de Europa bajo la esfera rusa  era prácticamente un Paraíso".[1]
La verdad: Los comunistas mataron entre 4 y 5 millones de  personas en Ucrania; 400.000 en Polonia; 360.000 en Rumanía; 300.000 en  Bielorrusia; 200.000 en Hungría; 100.000 en Alemania del Este; 100.000 en  Lituania; 70.000-100.000 en Yugoslavia; 30.000-40.000 en Bulgaria; 20.000 en  Checoslovaquia y 5.000 en Albania. Otras atrocidades incluyen la muerte de más  de 500.000 prisioneros de guerra y las violaciones masivas a más de 2 millones  de mujeres por parte del Ejército Rojo en áreas de Alemania ocupadas por los  soviéticos.[2]
La mentira: "También es relevante la historia de la  colectivización en China, que, comparada con la Unión Soviética, muestra una  mayor confianza en la persuasión y la ayuda mutua que en la fuerza y el terror y  parece haber tenido más éxito".[3]
La verdad: Los comunistas declararon oficialmente que habían  matado a 800.000 personas en los primeros años de dictadura, de forma no oficial  admitieron la muerte de 2 millones en un solo año.[4] La colectivización  forzosa china culminó en el Gran Salto Adelante, la peor catástrofe en la  historia humana, en la que murieron 30 millones de personas.[5]
8.
La mentira: "las fuentes básicas para las altas estimaciones  de muertes en por la reforma agraria de Vietnam del Norte fueron personas  relacionadas con la CIA o el Ministerio de Propaganda de Saigón (...) de hecho  no hay evidencia de que los líderes ordenaran u organizaran ejecuciones masivas  de campesinos".[6]
La verdad: Vietnam del Norte anunció que el 30% de las  víctimas fueron inocentes y que 15.000 fueron ejecutados por error, lo que  significa una matanza de 50.000 personas. Informaciones de desertores de Vietnam  del Norte indican que se mató a 50.000. A un diplomático húngaro se le dijo a  través de una fuente oficial que se había matado a 60.000. Un izquierdista  francés que trabajaba en Vietnam del Norte escribió que se había masacrado a  100.000. El total de muertes habría sido muchas veces mayor, ya que las familias  de los ejecutados murieron de hambre bajo la política de "aislamiento".[7]
7.
La mentira: "El éxito revolucionario en Vietnam, tanto en la  teoría como en la práctica se basó principalmente en tratar de atender las  necesidades de las masas (...) Un movimiento adaptado para ganarse el apoyo de  las masas rurales no ocasionaría baños de sangre entre la población rural".[8]
La verdad: Según estimaciones conservadoras, los escuadrones  de la muerte del Vietcong asesinaron a 37.000 civiles en Vietnam del Sur; la  cifra real fue mucho mayor, ya que se registró sólo una pequeña parte de los  asesinatos anteriores a 1967 y los datos sólo llegan hasta 1972. Los terroristas  del Vietcong también iniciaron una campaña de matanzas masivas contra aldeas  civiles y campos de refugiados; en la parte álgida de la guerra, cerca de un  tercio de las muertes civiles fueron resultado de atrocidades deliberadas del  Vietcong.[9]
6.
La mentira: "Dado lo confuso de los acontecimientos y  evidencias, sumado a la completa falta de fiabilidad de las 'pruebas' de  EEUU-Saigón, como mínimo puede decirse que el 'baño de sangre' del NFL-DVR[10] en Hue fue  inventado a partir de evidencias realmente muy endebles".[11]
La verdad: Los comunistas se jactaron de asesinar a miles de  personas en la ciudad sudvietnamita de Hue. Un regimiento informó que sólo sus  unidades habían matado a 1.000 víctimas. Otro informe indicaba que 2.867  personas fueron asesinadas. Otro documento interceptado habla de una "enorme  victoria" en la que mataron a más de 3.000 personas. Un documento posterior  contaba 2.748 ejecuciones.[12]
5.
La mentira: "En un fenómeno con pocos paralelos en la  experiencia occidental, parece que ha habido un número de muertes injustificadas  cercano a cero en la posguerra de Vietnam. El milagro de la reconciliación y la  moderación (...) ha sido casi totalmente ignorado".[13]
La verdad: El desertor Nguyen Cong Hoan afirmó que entre  50.000 y 100.000 personas fueron masacradas por los comunistas. El prisionero  político Doan Van Toai y el oficial comunista Nguyen Tuong Lai informaron que  200.000 desertores del Vietcong fueron fusilados. Un número estimado en 165.000  disidentes y prisioneros de guerra murieron en campos de concentración. Las  expulsiones masivas llevaron a la muerte ahogados de 200.000-250.000 boat  people, de acuerdo con cifras de la ONU.[14]
4.
La mentira: "parece justo describir la responsabilidad de  Estados Unidos y Pol Pot por atrocidades durante 'la década del genocidio' como  más o menos del mismo calibre".[15]
La verdad: No son ni remotamente del mismo calibre. Las  fuerzas estadounidenses causaron en Camboya aproximadamente 40.000 víctimas  entre miembros de los Jemeres Rojos y civiles. Los Jemeres Rojos mataron a más  de 1,8 millones de civiles entre 1975 y 1979.[16]
3.
La mentira: "Una comparación que presentamos con gran  detalle es especialmente reveladora: el 'baño de sangre benigno' llevado a cabo  por Indonesia tras su invasión de Timor Oriental en 1975 y el 'baño de sangre  vil' de los Jemeres Rojos cuando se apoderaron de Camboya el mismo año (...) las  dos matanzas son comparables en escala y características".[17]
La verdad: No son comparables ni en escala ni en sus  características. La invasión indonesia de Timor Oriental causó 100.000-180.000  muertes.[18] El genocidio de  los Jemeres Rojos en Camboya causó más de1,8 millones de muertes.[19]  Los militares indonesios llevaron a cabo una brutal represión de la resistencia  armada en un territorio extranjero. El baño de sangre de los Jemeres Rojos fue  un ataque motivado ideológicamente contra una población indefensa en su propio  país.
2.
La mentira: "Si 2-2½ millones de personas, alrededor de ⅓ de  la población hubieran sido asesinados sistemáticamente por una banda de  peligrosos criminales que hubieran accedido al gobierno, [el senador] McGovern  estaría dispuesto a considerar una intervención militar. Suponemos que no habría  hecho esta propuesta si la cifra de muertos fuera, digamos una centésima parte,  es decir, 25.000 personas (...) [o] si las muertes no fueran consecuencia de  matanzas o hambrunas sistemáticas organizadas por el estado sino más bien  atribuibles en buena medida a venganzas entre campesinos, unidades militares  indisciplinadas fuera del control del gobierno, hambrunas y enfermedades que son  consecuencia directa de la guerra de EE.UU. u otros factores".[20]
La verdad: Ningún observador serio piensa que sólo murieron  25.000 personas bajo los Jemeres Rojos o que las muertes masivas fueran  consecuencia de otra cosa que las matanzas y hambrunas sistemáticas organizadas  por el estado. Incluso el líder de los Jemeres Rojos Khieu Zampan reconocía 2  millones de muertes, que atribuía a la invasión vietnamita.[21]
1.
La mentira: "La evacuación [de los Jemeres Rojos] de Phnom  Penh, ampliamente denunciada desde entonces hasta ahora por su indudable  brutalidad, puede en realidad haber salvado muchas vidas. Es sorprendente que  los hechos cruciales raramente aparecen entre las voces condenatorias".[22]
La verdad: Al menos 30.000 niños muy pequeños murieron como  consecuencia directa de la evacuación de Phnom Penh por los Jemeres Rojos.[23] En total, al  menos 870.000 hombres, mujeres y niños de Phnom Penh murieron bajo la dictadura  de los Jemeres Rojos.[24]
B. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre la historia  moderna
10.
La mentira: "Tomemos nuestra propia historia, la historia de  la conquista del hemisferio occidental (...) Los trabajos antropológicos  actuales indican que el número de nativos en el hemisferio occidental puede  haber sido de alrededor de 100 millones (...) Tomemos sólo el norte de Río  Grande donde había unos 10 o 12 millones de indios americanos (...) Muchos de  ellos fueron totalmente erradicados o exterminados, otros sucumbieron a  enfermedades traídas por los europeos. Eso en un genocidio masivo (...)".[25]
La verdad: Esas cifras de población las inventó el  antropólogo Henry Dobyns y han sido desacreditadas.[26] Más del 90% de  los indios americanos murieron por enfermedades, no por guerras o masacres, de  acuerdo con estudios recientes.[27]
9.
La mentira: "La magnitud de los logros de EE.UU. al  perseguir sus 'buenas intenciones' [en Filipinas] sólo puede adivinarse. El  general James Bell, que mandó las operaciones al sur de Luzón, estimó en mayo de  1901 que un sexto de los nativos de Luzón había sido muerto o murió por dengue,  considerado la consecuencia de la hambruna producida por la guerra; así que  [hubo] más de 600.000 muertos sólo en esta isla".[28]
La verdad: En 1906 se demostró que esta estimación provenía  de "una entrevista no verificada, no con el bien conocido general James F. Bell,  sino con el general James M. Bell, una persona completamente distinta, cuya  experiencia personal estuvo prácticamente limitada a las tres provincias de más  al sur de Luzón, donde hubo comparativamente poca lucha. Si la entrevista fue  auténtica, el soldado en cuestión no tenía los datos sobre los que basar esa  afirmación".[29] En 1984, el  historiador John M. Gates concluía que el número máximo de bajas de la guerra  fue de 234.000 de los cuales unos 200.000 lo fueron por una epidemia de cólera  sin prácticamente ninguna relación con la guerra.[30]
8.
La mentira: "Los Estados Unidos y Gran Bretaña pelearon en  la guerra, por supuesto, pero no principalmente contra la Alemania nazi. La  guerra contra la Alemania nazi la realizaron los rusos (...) tenemos que  preguntarnos si la mejor manera de librarse de Hitler era matar a decenas de  millones de rusos. Quizá una forma mejor era directamente no apoyarles, tal como  hicieron Estados Unidos y Gran Bretaña".[31]
La verdad: Estados Unidos luchó contra la Alemania nazi y el  Japón imperial; Gran Bretaña luchó principalmente contra la Alemania nazi. Los  soviéticos fueron aliados de los nazis hasta 1941; después Estados Unidos les  salvó del ataque nazi ofreciéndoles una masiva ayuda económica y militar.[32] Ni Estados Unidos  ni Gran Bretaña mataron a decenas de millones de rusos: el ataque nazi mató a  decenas de millones de ciudadanos soviéticos, muchos de los cuales no eran  rusos. Al contrario que la Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña nunca  fueron aliados de la Alemania nazi.
7.
La mentira: "En Stalingrado en 1942, los rusos rechazaron la  ofensiva alemana y quedó bastante claro que Alemania no iba a ganar la guerra.  Bueno, hemos sabido por los archivos rusos que Gran Bretaña y EE.UU. empezaron  entonces a apoyar a los ejércitos de Hitler para contener el avance ruso.  Decenas de miles de tropas rusas murieron. Supongamos que estamos en Auschwitz.  ¿Querríamos que se contuviera a las tropas rusas?".[33]
La verdad: No hay la menor evidencia de que Estados Unidos o  Gran Bretaña utilizaran los ejércitos nazis para atacar a la Unión Soviética y  prolongar el Holocausto. Más tarde Chomsky negó haber hecho esta afirmación (ver  la última sección).[34]
6.
La mentira: "el principal representante asiático del  Tribunal de Tokio, el juez R. Pal de la India, afirmó en su voto particular que  la decisión de usar la bomba atómica 'el lo único que se parece aproximadamente'  a los crímenes nazis en la Guerra del Pacífico. Y que 'nada parecido a esto  puede encontrarse en contra de los actualmente acusados'. Por si vale de algo,  creo que tiene razón y que, en particular, el bombardeo de Nagasaki fue el  experimento más abominable de la historia".[35]
La verdad: El juez Pal fue un apologista del Japón imperial  que votó absolver a todos los acusados en el tribunal de crímenes de guerra de  Tokio. Los crímenes de los acusados japoneses (incluyendo 10 millones de muertos  sólo en los años posteriores a Pearl Harbor) excedieron con mucho el total de  muertos por los bombardeos atómicos. Nagasaki no fue bombardeada como  experimento, sino porque Japón no se rindió después de Hiroshima.[36]
5.
La mentira: "Por tanto, resulta que si atravesamos el  aluvión de propaganda, Washington se ha convertido en la capital mundial de  la tortura y el asesinato político".[37]
La verdad: Chomsky escribe esto poco después de que  750.000-1,5 millones de personas fueran masacradas en la Revolución Cultural  china; 200.000 boat people habían sido empujadas a la muerte por el  Vietnam comunista; 100.000 miembros tribales habían sido masacradas en el Laos  comunista; 1,8-2 millones habían sido asesinados en la Camboya comunista y los  comunistas habían empezado a masacrar a 1,5-2 millones de personas en Afganistán  y 1,5 millones en Etiopía.[38]
4.
La mentira: "Irán era 'moderado' hasta la caída del Shah en  1979, al tiempo que acumulaba uno de los peores registros sobre derechos humanos  del mundo, como Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos  documentaban regularmente, sin afectar a la clasificación de Shah como un  'moderado' con el aplauso de las élites de EE.UU.".[39]
La verdad: Amnistía Internacional acusó al Shah de llevar a  cabo 300 ejecuciones políticas. Durante el mismo periodo, Macías Nguema asesinó  a 50.000 personas en Guinea Ecuatorial, Idi Amin masacró a 300.000 en Uganda y  Pol Pot mató hasta a 2 millones en Camboya.[40]
3.
La mentira: "Libia es de hecho un estado terrorista, pero en  un mundo de terrorismo internacional, es un jugador muy pequeño (...) [Sus  ataques terroristas se] han reducido de casi cero a casi cero [tras el ataque  aéreo estadounidense]".[41]
La verdad: El terrorismo internacional de Libia incluía  intervenciones militares en apoyo a asesinatos masivos en Uganda y Etiopía;  patrocinio de terroristas responsables de matar a miles de personas en  Filipinas; crear campos de entrenamiento para miles de terroristas  internacionales y una implicación directa en guerras civiles y levantamientos  violentos en toda África y Oriente Medio.[42]
2.
La mentira: "Hubo un tiempo en que Saddam Hussein era  peligroso, había cometido terribles crímenes y era capaz de cometer peores y  aquellos que ahora dicen que es demasiado peligroso le apoyaban y ayudaban a ser  un peligro mayor".[43]
La verdad: La mayoría de las armas de Saddam Hussein venían  de países que luego se opusieron a la guerra de Irak. De acuerdo con el  Instituto de Investigación para la Paz Internacional, de Estocolmo, el 57%  venían de Rusia, el 13% de Francia y el 12% de China. Sólo el 1% venía de  Estados Unidos o Gran Bretaña.[44] En otras  palabras, los principales opositores a la invasión, cuya posición Chomsky  compartía, suministraron más de 80 veces la cantidad de armas que los  principales partidarios de la misma, cuya posición condenaba.
1.
La mentira: "Ya he mencionado la devastación de la sociedad  civil iraquí [por las sanciones apoyadas por EE.UU.], con alrededor de 1 millón  de muertos, de los que más de la mitad eran niños, de acuerdos con informes que  sencillamente no pueden ser ignorados".[45]
La verdad: De acuerdo con el experto en genocidios Milton  Leitenberg, "Todas las supuestas cifras posteriores a 1990 de mortalidad  infantil en Irak provienen de las agencias gubernamentales del propio Irak".[46] Irak rechazó las  solicitudes de la ONU para admitir expertos independientes para evaluar las  condiciones de vida.[47] Después de la  invasión, los doctores iraquíes dijeron que toda había sido una "campaña de  propaganda" y que "las sanciones no mataron a estos niños, Saddam los mató (...)  sus madres vivían en zonas empobrecidas abandonadas por el gobierno".[48]
C. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre la Guerra  Fría
10. 
La mentira: "En su segunda fase, desde 1945, los principales  acontecimientos de la Guerra Fría en el bando ruso fueron sus repetidas  intervenciones en los satélites del Este de Europa y la invasión de Afganistán  (...) Los delitos internos disminuyeron; aunque siguieron siendo muy serios en  pocos casos estuvieron al nivel de los típicos satélites estadounidenses, algo  común en el Tercer Mundo, donde no se siguen las normas de educación  occidentales".[49]
La verdad: En 1947 el régimen soviético retuvo comida para  la población durante una hambruna, causando 1-1,5 millones de muertes.[50] De 1945 a 1953  hubo más de 300.000 muertes oficialmente registradas en el Gulag; para 1953 la  población en trabajos forzados se había incrementado a más de 5,2 millones de  hombres, mujeres y niños.[51] Ningún satélite  estadounidense (ni en Europa ni en Latinoamérica) fue responsable de nada  remotamente comparable.
9. 
La mentira: "La versión ortodoxa se esboza en términos  crudos y vivos en el que se reconoce generalmente como el documento básico de  EE.UU. sobre la Guerra Fría, el NSC 68 de abril de 1950 (...) Cinco años después  de que la URSS fuera virtualmente aniquilada por las potencias del Eje, debían  reconstruirse dentro de una alianza dominada por EE.UU. para la eliminación  final de sistema soviético que no habían podido destruir".[52]
La verdad: El NSC 68[53] no decía nada  acerca de reconstruir la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial  bajo liderazgo estadounidense con el fin de destruir la Unión Soviética.  Proponía políticas "consecuentes con los principios de la libertad y la  democracia" y un incremento en los gastos de defensa para contrarrestar la  expansión soviética.[54] 
8. 
La mentira: "Como todos reconocen, un importante crimen  soviético ha sido la ayuda de Moscú a países o movimientos del Tercer Mundo que  los Estados Unidos intentan sublevar o aplastar (...) la Unión Soviética apoyó  movimientos indígenas que resistían la enérgica imposición de las intenciones de  EE.UU. (un esfuerzo criminal, como comprende cualquier intelectual  consciente)".[55]
La verdad: Los principales clientes soviéticos en el Tercer  Mundo fueron asesinos masivos en China (Mao Zedong, antes de la ruptura  chino/soviética), Corea del Norte (Kim Il Sung), Vietnam del Norte (Ho Chi  Minh), Uganda (Idi Amin), Etiopía (Mengistu Haile Mariam), Siria (Hafez  el-Assad) e Irak (Saddam Hussein). Entre otras atrocidades, asesores soviéticos  diseñaron el Gulag chino, en el que murieron millones de personas.[56]  
7. 
La mentira: "[En 1965, Estados Unidos facilitó] el flujo de  armas y otros equipos militares para implantar la anunciada política de  'exterminar el PKI (Partido Comunista de Indonesia) (...) Los generales  indonesios habían liquidado el partido de los pobres, destruido la amenaza de  democracia y abierto al país al saqueo extranjero".[57]
La verdad: Lejos de plantear la amenaza de democracia, los  comunistas habían tratado de hacerse con el poder por la fuerza después de  reclamar abiertamente la exterminación masiva de capitalistas y "enemigos del  pueblo".[58] Los dirigentes  estadounidenses se vieron tan sorprendidos por la crisis de 1965 que al  principio no podían identificar ni al general Suharto, que mandaba las fuerzas  anticomunistas.[59] Estados Unidos  rechazó suministrar armas para llevar a cabo la masacre de comunistas  indonesios.[60]
6. 
La mentira: "Virtualmente todas las partes afectadas,  excepto Estados Unidos, estaban realizando serios esfuerzos a inicios de los  años 60 para evitar una guerra inminente haciendo neutrales a Vietnam del Sur,  Laos y Camboya; era la posición oficial del Frente de Liberación Nacional, el  "Vietcong" de la propaganda de EE.UU, sustancialmente la rama del sur del Viet  Minh".[61]
La verdad: Según admite ella misma, Vietnam del Norte  decidió iniciar una revuelta armada en Vietnam del Sur en 1959. Vietnam del  Norte creó el Vietcong y envió 20.000 hombres a atacar al Sur. En 1961, Vietnam  del Norte empleó 30.000 hombres para construir rutas de invasión a través de  Laos y Camboya.[62] En 1964, entraban  al sur 10.000 tropas norvietnamitas al año, ascendiendo a 100.000 en 1966. Según  admite ella misma, Vietnam del Norte "jugó un papel decisivo" en llevar al poder  al Pathet Lao en Laos y los Jemeres Rojos en Camboya.[63]
5. 
La mentira: "Los portavoces de la administración han  mantenido la opinión de que destruyendo Vietnam de alguna forma se mantenían  firmes contra la agresión china o rusa (...) hubo determinados esfuerzos,  siempre inútiles, por establecer un enlace directo que demostrara el control del  Viet Minh por Moscú o Pekín, aunque la imposibilidad de lograrlo no alteró en  modo alguno la creencia, virtualmente un dogma, de que los revolucionarios  vietnamitas deben ser agentes chinos o rusos (...) hasta donde sabemos, un  producto de la imaginación".[64]
La verdad: La participación de chinos y soviéticos fue  absolutamente crucial para el ataque de Vietnam del Norte al Sur. En julio de  1965, China estaba enviando 200 millones de dólares en ayuda militar y  económica, mientras que en octubre de 1966, los soviéticos ofrecieron mil  millones de dólares: la "decisión de pasar a una guerra convencional no podía  haberse tomado sin esos pactos". En 1971, el año anterior al que escribía  Chomsky, la ayuda china para el esfuerzo de guerra ascendía a mil millones de  dólares y la asistencia soviética a tres mil millones.[65]
4. 
La mentira: "El crimen vietnamita de acabar con las  atrocidades de Pol Pot [en Camboya] se castigó con una invasión china apoyada  por EE.UU, al tiempo que EE.UU. pasaba a apoyar diplomática y militarmente al  derrocado régimen de Pol Pot...".[66]
La verdad: Vietnam no entró en Camboya para acabar con las  atrocidades de los Jemeres Rojos sino para instaurar una dictadura comunista más  sumisa, liderada por antiguos asesinos de los Jemeres Rojos. El nuevo régimen  esclavizó a 380.000 campesinos, matando a 30.000 civiles.[67]  Apologistas de Vietnam como John Pilger acusaron posteriormente a Estados Unidos  y Gran Bretaña de armar a los Jemeres Rojos. Las mentiras de Pilger acabaron en  una admisión de libelo y el pago de daños "muy elevados".[68]  Las pruebas demuestran que toda la ayuda occidental se dirigió hacia las fuerzas  de resistencia no comunistas lideradas por Son Sann y el príncipe Sihanouk, no a  los Jemeres Rojos.[69]
3. 
La mentira: "La defensa de Angola fue una de las  contribuciones más significativas de Cuba a la liberación de África. No se sabía  [hasta hace poco] la importancia de esas contribuciones".[70]
La verdad: La intervención militar de Cuba para asegurar el  dominio exclusivo de la dictadura comunista del MPLA en Angola llevó a tres  décadas de guerra civil en la que murieron un millón de personas. Otras  "contribuciones" cubanas "a la liberación de África" incluyen la intervención  militar en apoyo de la dictadura comunista de Etiopía, que asesinó 1, 25  millones de personas mediante masacres y hambrunas programadas.[71]
2. 
La mentira: "La escala de esos crímenes [en Angola y  Mozambique] se ve por un estudio de la ONU que estima más de 60.000 millones de  dólares en daños y 1,5 millones de muertos sólo durante los años de Reagan, vía  Sudáfrica, con apoyo de EE.UU. y Gran Bretaña bajo el disfraz de 'compromisos  constructivos'".[72]
La verdad: El estudio de la ONU estimaba las pérdidas  ocasionadas por las guerras civiles en esos países y simplemente las achacaba en  su totalidad a Sudáfrica.[73] En realidad, los  combatientes eran revolucionarios del Tercer Mundo (MPLA contra UNITA en Angola,  FRELIMO contra RENAMO en Mozambique) y las principales intervenciones foráneas  las llevaron a cabo la dictaduras marxistas (Cuba en Angola, Zimbawe en  Mozambique).[74] Los gobiernos de  Reagan y Thatcher se opusieron a los rebeldes de Mozambique apoyados por  Sudáfrica.
1. 
La mentira: "En Angola, el 'luchador por la libertad'  apoyado por EE.UU., Jonas Savimbi [de UNITA] perdió unas elecciones supervisadas  por la ONU, recurriendo de inmediato a la violencia, generando un terrible  resultado. Cuando acabó uniéndose al resto del mundo reconociendo el gobierno  electo [es decir, el MPLA], los Estados Unidos no hicieron nada [para detener a  UNITA] (...) Apenas se ha informado de las atrocidades, que aparentemente  sobrepasaron a las de Bosnia".[75]
La verdad: Ocho partidos de la oposición rechazaron por  manipulación los resultados de las elecciones de 1992. Un observador oficial de  las elecciones escribió que había poca supervisión de la ONU, que 500.000  partidarios de UNITA no estaban en las listas electorales y que se hicieron 100  mesas electorales clandestinas. UNITA envió negociadores pacíficos a la capital,  donde el MPLA los asesinó, junto con 20.000 partidarios de UNITA. Savimbi seguía  estando dispuesto a continuar las elecciones. Entonces el MPLA masacró a decenas  de miles de partidarios de UNITA en toda la nación, con lo cual se reanudó la  guerra civil. Los observadores de derechos humanos africanos acusaron al MPLA de  "atrocidades genocidas" "exterminación sistemática", "crímenes de guerra" y  "crímenes contra la humanidad".[76]
D. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre la Guerra contra el  Terrorismo
10. 
La mentira: "Las potencias europeas conquistaron buena parte  del mundo con una brutalidad extrema. Con muy raras excepciones, no fueron  atacados por sus víctimas foráneas (...) Por tanto, no es sorprendente que  Europa debería estar completamente conmocionada por los crímenes terroristas del  11 de septiembre".[77]
La verdad: Las conquistas árabe-islámicas incluyeron los  territorios de Portugal, España, Cerdeña, Sicilia, Creta y zonas del sur de  Francia e Italia. El Imperio Otomano se extendía hasta Hungría y el sur de  Polonia, así como la totalidad de Centroeuropa, incluyendo partes de Grecia, la  antigua Yugoslavia, Rumanía y Bulgaria.[78]
9. 
La mentira: "El 11-S, el mundo reaccionó con conmoción y  horror y simpatizando con las víctimas. Pero es importante recordar que para  buena parte del mundo, hubo además otra reacción: 'Bienvenido al club'. Por  primera vez en la historia, una potencia occidental había sufrido una atrocidad  de ese tipo que era demasiado familiar en muchos otros lugares".[79]
La verdad: Las conquistas árabe-islámicas en Europa  produjeron incontables atrocidades. La agresión y el terror nazis mataron a  200.000-250.000 civiles en Francia, 200.000 civiles en Holanda, más de 150.000  civiles en Grecia, 60.000 civiles en Gran Bretaña y muchos otros en Europa  Occidental.[80]
8. 
La mentira: "Para Estados Unidos, esta es la primera vez  desde la Guerra de 1812 que el territorio nacional ha sido atacado o incluso  amenazado. Muchos comentaristas lo han comparado con Pearl Harbor, pero eso es  erróneo. El 7 de diciembre de 1941 se atacaron bases militares en dos colonias  de EE.UU, no en territorio nacional, que nunca se vio amenazado".[81]
La verdad: Japón atacó Pearl Harbor en Hawai y Clark Field  en Filipinas. Tanto Hawai como Filpinas eran parte del territorio nacional.  Japón también atacó Guam, Wake, Kiska y Attu; todas ellas eran parte del  territorio nacional.[82]
8. 
La mentira: "La red de Bin Laden, dudo que nadie la conozca  mejor que la CIA, ya que contribuyeron materialmente a construirla".[83]
La verdad: Las acusaciones de que Estados Unidos creó la red  de Bin Laden "no tienen ninguna prueba" (Peter Bergen). Las acusaciones "no son  ciertas" y los fondos de la CIA "fueron exclusivamente a los grupos muyaidines  afganos, no a los voluntarios árabes" (Jason Burke). Bin Laden estaba "fuera de  la vista de la CIA" y "no hay registro de ningún contacto directo" (Steve  Coll).[84]
6. 
La mentira: "Sin duda este es un momento decisivo: por  primera vez en la historia las víctimas devuelven el golpe a su tierra de  origen".[85]
La verdad: Los terroristas islámicos no fueron "víctimas" de  Estados Unidos antes del 11-S: ya habían intentado matar a 250.000  estadounidenses en el World Trade Center y masacrado a cientos en sus objetivos  estadounidenses en Kenia, Tanzania y otros lugares.[86]
5. 
La mentira: "[Los atacantes] están llevando a cabo enormes  atrocidades en respuesta a las atrocidades reales de las cuales somos  responsables y que continúan hoy día (...) Puede que aquí nos importen poco y  prácticamente no le importan a nadie en Occidente. Pero eso no significa que no  importen a las víctimas".[87]
La verdad: Los terroristas islámicos llevaron a cabo sus  ataques porque eran islamistas fanáticos.[88] Otros actos de  asesinatos masivos se han cometido por islamistas en países musulmanes como  Argelia, Egipto, Indonesia, Irán y Sudán y no musulmanes como India, Israel,  Filipinas y Rusia.
4. 
La mentira: "Los ataques terroristas fueron grandes  atrocidades. En proporción pueden no alcanzar el nivel de muchos otros, por  ejemplo, el bombardeo de Clinton a Sudán sin ningún pretexto creíble,  destruyendo la mitad de su industria farmacéutica y matando a un número  desconocido de gente (nadie lo sabe, porque EE.UU. bloqueó una investigación en  la ONU y a nadie le preocupa llevarla a cabo)".[89]
La verdad: Después de que al-Qaeda destruyera las embajadas  estadounidenses en Kenia y Tanzania, matando a cientos de personas, Estados  Unidos bombardearon una supuesta fábrica de armamento químico en Sudán. El  bombardeo se realizó de noche, para no herir a ningún civil.[90]  Murió un guardia de seguridad. Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Oxfam  y Médicos sin Fronteras tuvieron libertad para investigar los resultados:  ninguno dijo que los bombardeos causaran muertes masivas.
3. 
La mentira: "Muchos de los que conocen bien las condiciones  también dudan de la capacidad de Bin Laden para planear la increíblemente  sofisticada operación desde una cueva en algún lugar de Afganistán (...) Es  completamente posible que Bin Laden esté diciendo la verdad cuando dice que no  sabía nada de la operación".[91]
La verdad: Poco después del 11-S, Bin Laden dijo que había  sabido del plan y empleado sus conocimientos de ingeniería civil para calcular  cuánto daño podían producir los aviones en el World Trade Center.[92]  Los cerebros de los ataques del 11-S, Khalid Sheikh Mohammed y Ramzi Binalshibh,  dijeron que "ejecutaron los vuelos de la muerte con la aprobación de Bin  Laden".[93]
2. 
La mentira: "La civilización occidental está anticipando la  matanza de, haciendo correctamente la cuenta, 3-4 millones de personas o algo  así [en Afganistán] (...) Parece que lo que está pasando es algún tipo de  genocidio silencioso (...) estamos en trance que intentar aparentemente matar a  3 o 4 millones de personas...".[94]
La verdad: UNICEF estima que se evitarán las muertes de  112.000 niños y 7.500 mujeres embarazadas cada año como consecuencia de la  ocupación estadounidense de Afganistán.[95]
1. 
La mentira: "Es aceptable informar del 'daño colateral' de  errores de bombardeo, el coste involuntario e inevitable de la guerra, pero no  de la consciente y deliberada destrucción de afganos que morirán en silencio,  invisiblemente, no a propósito, sino porque no importa, un nivel más profundo de  depravación moral (...) La gente no muere de hambre instantáneamente. Pueden  sobrevivir con raíces y hierba y si niños mal nutridos mueren de enfermedad,  ¿quién se preocupará por determinar que factores quedan en el trasfondo?".[96]
La verdad: Estados Unidos ha sido el principal suministrador  de alimentos a Afganistán durante una década y aportó dos tercios de la ayuda en  alimentación después del 11-S, salvando al país de la hambruna.[97] El  embajador general para el hambre de la ONU anunció que no había "hambre este  invierno en Afganistán", gracias a "un presupuesto de ayuda humanitaria  sabiamente ofrecido por la administración Bush".[98] El director del  Programa de Alimentación Mundial en Kabul dijo que "estaba claro que se había  evitado una posible hambruna".[99]
E. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre  Latinoamérica
10. 
La mentira: "La historia moderna de Guatemala fue moldeada  decisivamente por la invasión organizada por EE.UU. y el derrocamiento de del  régimen democráticamente elegido de Jacobo Arbenz en junio de 1954 (...) La  modesta y eficaz reforma agraria fue la gota que colmó el vaso (...) El sistema  de EE.UU. encontró intolerable el pluralismo y la democracia de los años 1945-54  y acabó liquidando ese experimento".[100]
La verdad: Arbenz no fue democráticamente elegido y la  votación no fue secreta. Arbenz se consideraba a sí mismo un comunista y  formalmente se afilió al Partido Comunista en 1957. Su reforma agraria (la  "inspiración" del Partido Comunista) fue declarada inconstitucional por el  Tribunal Supremo, que posteriormente purgó. Apoyó una resolución parlamentaria  elogiando a Stalin; se apoyó en el Partido Comunista para todas las decisiones  importantes y recibió armas del bloque soviético.[101] Mató a cientos  de oponentes políticos.[102] La CIA "apoyaba  los objetivos de la reforma guatemalteca"; actuó porque temía "una potencial  cabeza de puente soviética en el hemisferio occidental".[103]
9. 
La mentira: "El otro 11-S es el 11 de septiembre de 1973,  cuando operaciones apoyadas por Henry Kissinger, entre otros, llevaron al  bombardeo del palacio presidencial en Chile, el derrocamiento del gobierno  parlamentario y la matanza, en una estimación conservadora, de unas 3.000  personas (...) Pero cuando se lo hacemos nosotros, es, como usted sabe, un  error...".[104]
La verdad: El líder marxista Salvador Allende, y no Henry  Kissinger, fue formalmente condenado por el parlamento chileno por destruir la  democracia en Chile.[105] Las  afirmaciones de que Kissinger instigó el golpe militar de 1973 han sido  desacreditadas repetidamente: la política de la Administración Nixon fue apoyar  a la oposición democrática y la prensa independiente contra Allende.[106]
8. 
La mentira: "[Estados Unidos se ha] opuesto con tremenda  ferocidad a cualquier mejora en los derechos humanos, el aumento de los niveles  de vida y la democratización en Latinoamérica. Lo más esencial de la política  estadounidense ha sido incrementar las masacres y la represión".[107]
La verdad: Estados Unidos ha apoyado o impuesto transiciones  democráticas en Ecuador (1979), Perú (1980), Bolivia (1982), Honduras (1982),  Argentina (1983), Brasil (1985), Uruguay (1985), Guatemala (1986), Surinam  (1987), Panamá (1989), Chile (1990), Nicaragua (1990), Guayana (1992) y Paraguay  (1993). Colombia y Venezuela han sido democracias durante décadas, Belice y  Costa Rica lo son desde su independencia. Aparte de la Cuba comunista, todo el  hemisferio occidental es ahora democrático.
7. 
La mentira: "En los años 1980, EE.UU. libró una gran guerra  en América Central, dejando unos 200.000 cadáveres torturados y mutilados,  millones de huérfanos y refugiados y cuatro países devastados. Uno de los  primeros objetivos del ataque de EE.UU. fue la Iglesia Católica, que había  cometido el terrible pecado de 'preferir la opción de los pobres'".[108]
La verdad: Las únicas intervenciones militares  estadounidenses fueron la imposición de democracias en Granada y Panamá, con una  mínima pérdida de vidas humanas. Estados Unidos no peleó en ningún otro lugar de  la región, y mucho menos atacó a la Iglesia Católica. El apoyo soviético y  cubano a las fuerzas comunistas ocasionó las guerras civiles en Nicaragua, El  Salvador, Honduras y Guatemala.[109] La mayoría de  las muertes ocurrieron en Guatemala, mientras el país estaba sujeto a un embargo  de armas estadounidense por motivos de derechos humanos.
6. 
La mentira: "Las masacres organizadas por EE.UU. [en El  Salvador] se incrementaron cuando Reagan asumió el poder [en Estados Unidos]. Un  años después, la Iglesia [salvadoreña] informaba que unos 30.000 civiles habían  muerto y había 600.000 refugiados (...) El número de muertos y refugiados muy  probablemente se ha doblado desde entonces'".[110]
La verdad: Los grupos de derechos humanos han confiado para  sus estadísticas de muertos civiles en la Oficina de Asistencia Legal de la  Archidiócesis de San Salvador. La primera Oficina de Asistencia Legal, Socorro  Jurídico, fue repudiada por la Iglesia Católica Salvadoreña a causa de su  partidismo a favor de las guerrillas comunistas. Su sustituta, Tutela Legal, se  ha demostrado que inventó una masacre del ejército de 250 personas. Un desertor  comunista informó que Tutela Legal era un frente guerrillero. Un periodista  residente en El Salvador descubrió que Tutela Legal sencillamente falsificaba  las notas de prensa del ejército calificando a las muertes de guerrilleros como  asesinatos de civiles.[111]
5. 
La mentira: "Los escuadrones de la muerte [salvadoreños] que  ayudamos a establecer y han sobrevivido desde entonces, que inevitablemente han  quedado fuera de aparato de inteligencia y paramilitar que construimos para  nuestros intereses y las condiciones sociales que alimentan la disidencia y las  revueltas que son en buena medida nuestro legado".[112]
La verdad: Estados Unidos apoyo a los Demócrata Cristianos  de centro-izquierda, muchos de los cuales fueron asesinados por escuadrones de  la muerte. Las fuerzas de seguridad se dividieron entre reformistas  pro-estadounidenses y fanáticos de extrema izquierda, que organizaron  escuadrones de la muerte esperando evitar la democracia y la reforma agraria.  Los escuadrones de la muerte fueron tan hostiles a Estados Unidos que planearon  matar a su embajador.[113] Durante el  periodo de ayuda estadounidense, los asesinatos de los escuadrones de la muerte  se redujeron masivamente y acabaron por desaparecer.
4. 
La mentira: "incluso si se aceptan todas las acusaciones  creíbles, la cifra sandinista [en Nicaragua] se compara favorablemente con la de  los países, hoy y en la pasado, en la órbita de EE.UU. en la región y en otros  lugares, por decirlo suavemente".[114]
La verdad: Los sandinistas fueron bastante peores que la  mayoría de los dirigentes de Latinoamérica. La Comisión Permanente de Derechos  Humanos de Nicaragua informó de 2.000 asesinatos políticos en los primeros seis  meses del régimen, con 3.000 desaparecidos en el mismo periodo. La Comisión ha  documentado hasta ahora 14.000 casos de torturas, violaciones, secuestros,  mutilaciones y asesinatos.[115]. En contraste,  los asesinatos y desaparecidos en Brasil, Paraguay, México, Uruguay, Bolivia y  Honduras se cuentas por pocos centenares.[116] En Belice,  Costa Rica, Panamá, Ecuador, Venezuela, Guayana y Surinam no ha habido  asesinatos o desaparecidos.
3. 
La mentira: "Para asegurarse de que Nicaragua formara parte  del 'bloque de estados esclavos dominado por los comunistas', EE.UU. ha estado  librando una guerra por poderes de cada vez mayor intensidad contra Nicaragua al  tiempo que bloqueaba cualquier fuente de armamento que no fuera la preferida: al  URSS y sus satélites (...) sólo se permite al bloque soviético proveer armas a  Nicaragua para defenderse de nuestro ataque".[117]
La verdad: Al quedar claro que los sandinistas recibían  armas de los soviéticos, Chomsky trata de echar la culpa al apoyo estadounidense  a la Contra. De hecho los sandinistas estaban recibiendo armas inmediatamente  después de hacerse con el poder en 1979. Tanques y artillería empezaron a  arribar a mediados de 1980 y al final de 1981 los sandinistas habían firmado un  tratado con los soviéticos que permitía la ampliación del ejercito nicaragüense  a 120.000 tropas, el mayor de la región. El destacado oficial Roger Miranda  explica que los sandinistas se alinearon con los soviéticos porque estaban  "construyendo una sociedad comunista en Nicaragua y porque Washington no podía  ignorar los esfuerzos sandinistas por derrocar gobiernos centroamericanos...".[118]
2. 
La mentira: "Incluso el hecho de que Nicaragua tuviera un  gobierno elegido popularmente no puede expresarse en el sistema de propaganda de  EE.UU., con sus estándares de disciplina que pocos intelectuales respetables se  atreverían a desobedecer".[119]
La verdad: Las elecciones de 1984 eran a la Asamblea  Nacional, Presidencia y Vicepresidencia. Todos los cargos estaban subordinados a  los nueve Comandantes Sandinistas, cuya "posición de poder nunca ha sido puesta  en cuestión ni ratificada electoralmente. Estas nueve personas no están más  sujetas a ratificación por voto que el Comité Central del Partido Comunista en  cualquier país del bloque del Este...". Los sandinistas podían manipular las  elecciones (engañando a la vez a muchos observadores) evitando el requisito de  una votación secreta de forma que "las autoridades habían tenido la oportunidad  de averiguar cómo había votado cada individuo".[120]
1. 
La mentira: "[En la película Power and Terror]  Chomsky argumenta que mientras lloramos a los 3.000 que murieron en las torres  gemelas [el 11-S], no prestamos atención al número casi igual de civiles que  perecieron cuando (dice) EE.UU. bombardeó el barrio panameño de El Chorrillo  durante la invasión estadounidense de 1989".[121]
La verdad: El periodista Marc Cooper comenta: "Yo estaba en  ese barrio pocos días después de que fuera arrasado y Chomsky simplemente se  equivoca: no fue bombardeado. Se incendió después de un enfrentamiento a tiros  entre tropas estadounidenses y panameñas. Y por muy reprensible que fuera la  invasión de EE.UU., la propia comisión de derechos humanos de Panamá afirma que  murió un total de quizá 400 personas (soldados y civiles) durante todo el  conflicto.[122]
F. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre el conflicto  árabe-israelí
10. 
La mentira: "Ha habido mucha propaganda de EE.UU. acerca de  la disposición israelí a la paz después de la guerra de 1967 (...) en agosto de  1967, Yigal Allon había anticipado su 'plan Allon', que se hizo política oficial  un año después (...) No se conocen otras iniciativas israelíes (...) Los  términos 'compromiso territorial' y 'paz por territorios' se usan para referirse  a una u otra versión del plan Allon, rechazando siempre de plano el derecho  palestino a la autodeterminación".[123]
La verdad: En julio de 1967, el Primer Ministro Levi Eshkol  confirmó públicamente la disposición israelí a establecer un estado palestino.  Ideas parecidas fueron expresadas por Yigal Allon, Isaac Rabin y Moshe Dayan.[124] En enero de  1976, el Primer Ministro Isaac Rabin consideró otro plan para un estado  palestino. Fue apoyado por Golda Meir, Yigal Allon y Ariel Sharon.[125]
9. 
La mentira: "En febrero de 1971 [Sadat] ofreció a Israel un  tratado de paz sobre las fronteras anteriores a 1967, con garantías de  seguridad, fronteras reconocidas y otras cosas (...) La oferta de Sadat estaba  en la línea del consenso internacional de aquel entonces...".[126]
La verdad: Egipto explicó su política de la siguiente  manera: "Hay en este momento sólo dos objetivos árabes específicos: la  eliminación de las consecuencias de la agresión de 1967 mediante la retirada  israelí de todos los territorios que ocupó ese año y la eliminación de las  consecuencia de la agresión de 1948 a través de la erradicación de Israel".[127]
8. 
La mentira: "La guerra de 1973 fue un caso claro de ataque  árabe, pero en un territorio ocupado por Israel, después de que se rechazaran  los intentos diplomáticos para llegar a un acuerdo (...) Por tanto difícilmente  puede ser 'un hecho histórico indiscutible' que en este caso la guerra tuviera  que ver con 'la existencia del estado judío'".[128]
La verdad: Siria prometió: "Nuestras fuerzas continuarán  golpeando a las fuerzas enemigas hasta que recuperemos nuestras posiciones en  nuestro territorio ocupado y luego continuarán hasta que liberemos todo el  territorio".[129] Egipto anunció:  "El asunto no es sólo la liberación de los territorios árabes ocupados desde el  5 de junio de 1967 (...) si los árabes son capaces de liberar sus territorios  ocupados desde el 5 de junio de 1968 por la fuerza, ¿qué puede evitar que en el  siguiente paso liberen por la fuerza a la propia Palestina?"[130]
7. 
La mentira: "En enero de 1976, EE.UU. se vio forzado a vetar  la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un acuerdo en los  términos del consenso internacional que ahora incluía un estado palestino junto  a Israel (...) [Israel indicó] que la OLP no sólo apoyaba este plan de paz, sino  que de hecho lo 'preparó'; la OLP condenó entonces 'la tiranía del veto' (en  palabras del representante de la OLP) por la que EE.UU. bloqueaba este  importante esfuerzo por conseguir un acuerdo de paz entre dos estados".[131]
La verdad: El borrador de resolución apoyaba el "derecho de  retorno" de la OLP para millones de árabes palestinos, lo que implicaría al  disolución de Israel. La OLP declaró públicamente que "este gueto sionista de  Israel debe ser destruido" y hacía hincapié en que "no reconoceremos a  Israel".[132]
6. 
La mentira: "[Para 1982] La OLP se estaba volviendo  extremadamente molesta [para Israel] con su insistencia sobre una salida  negociada al conflicto".[133]
La verdad: La OLP dijo: "Paz para nosotros significa la  destrucción de Israel (...) No descansaremos hasta el día en que volvamos a  nuestro hogar y hasta que destruyamos Israel". La OLP anunció: "Queremos  liquidar como sea el estado de Israel". La OLP también declaró: "Nuca dejaremos  vivir en paz a Israel (...) Nunca reconoceremos a Israel...".[134]
5. 
La mentira: [Sobre el asedio de Israel a Beirut en 1982]  "manteniendo a la ciudad como rehén en un esfuerzo por forzar a la OLP a  retirarse completamente, como hizo, para salvar a la ciudad de la destrucción  total".[135]
La verdad: Lejos de intentar salvar a la población, la OLP  estaba amenazando con su aniquilación. Yasser Arafat advertía de que "si los  israelíes intentaran abrirse paso hacia Beirut Oeste, la OLP volaría  simultáneamente 300 polvorines y traería el holocausto a la ciudad".[136]
4. 
La mentira: "¿Cuáles fueron los peores actos terroristas en  Oriente Medio en el peor año, 1985? (...) El segundo candidato sería el  bombardeo israelí de Túnez (...) Túnez fue atacado con bombas inteligentes. La  gente sería despedazada o poco menos, y el ataque mató cerca de setenta y cinco  personas, tunecinos y palestinos. Eran civiles (...) Esto fue, de nuevo,  terrorismo internacional".[137]
La verdad: Israel bombardeó los cuarteles generales del  terrorismo global de la OLP en un suburbio de Túnez. El ataque "dañó severamente  o destruyó edificios utilizados por la Fuerza 17, la rama de seguridad de élite  de la OLP (...) dejando a otros [edificios] del complejo intactos.[138]
3. 
La mentira: "Se hizo desaparecer automáticamente estos  hechos de la historia, junto con otros inaceptables para el poder de EE.UU.,  incluyendo las repetidas iniciativas de la OLP durante los 1980 pidiendo  negociaciones con Israel para conseguir el reconocimiento mutuo".[139]
La verdad: A finales de los 1980, el diputado jefe de la OLP  Salah Khalaf (Abu Iyad) declaró: "No hubo reconocimiento de Israel por parte de  la OLP". El líder de la OLP Yasser Arafat emitió un comunicado conjunto con el  dictador libio Muammar el-Gaddafi confesando que "el llamado 'Estado de Israel'  es una de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y debería desaparecer,  como el Muro de Berlín.[140]
2. 
La mentira: "Clinton y Barak avanzaron unos pocos pasos  hacia un acuerdo de algo similar a un Bantustán (...) tres cantones [en la  Franja Occidental], bajo control israelí, separados virtualmente unos de otros y  del cuarto enclave, una pequeña área en Jerusalén Este (...) En el quinto  cantón, Gaza, el resultado no estaba claro, excepto que la población también  allí permanecería virtualmente encarcelada. Puede así entenderse que no puedan  encontrarse mapas para conocimiento general en EE.UU. o cualquier detalle de las  propuestas".[141]
La verdad: El liderazgo de la OLP presumía de que "Barak  estaba de acuerdo con una retirada del 95% de los territorios palestinos  ocupados" y afirmaba que "nuestros ojos continuarán aspirando a nuestro objetivo  estratégico, es decir, Palestina desde el río hasta el mar".[142]
1. 
La mentira: "Ahora sólo se trata de los terroristas suicidas  ¿Y cuándo empezaron los terroristas suicidas? El último año [es decir, 2001] a  gran escala (...) Un año de crímenes palestinos contra Israel después de treinta  y cuatro años de silencio. Israel ha sido casi inmune. Quiero decir, había  ataques terroristas en Israel, pero no venían de los territorios ocupados".[143]
La verdad: Las bombas suicidas en Israel empezaron en 1994,  menos de un año después de los Acuerdos de Oslo, que crearon la Autoridad  Palestina. Cientos de israelíes fueron masacrados por terroristas suicidas y  otros ataques terroristas provenientes de la Franja Occidental y Gaza antes del  colapso del proceso de paz a finales del 2000.
G. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre su colaboración con  los neonazis negadores del Holocausto
10. 
La mentira: "En otoño de 1979, Serge Thion me pidió (...)  firmar una petición solicitando a las autoridades que garantizaran la seguridad  de Robert Faurisson y el libre ejercicio de sus derechos legales".[144]
La verdad: De acuerdo con el colaborador de Thion, Pierre  Guillaume, Chomsky firmó y promovió la petición meses antes de su primera  reunión, sin ninguna petición de Thion.[145] De acuerdo con  Faurisson, la petición fue escrita y distribuida por el activista nazi  estadounidense, Mark Weber.[146]
9. 
La mentira: "Se me pidió que firmara una petición  solicitando a las autoridades que protegieran los derechos civiles de Faurisson  y lo hice. Firmo numerosas peticiones de este tipo y no recuerdo haber rechazado  firmar ninguna".[147]
La verdad: Chomsky ha alardeado previamente de su rechazo a  firmar una petición en defensa de los derechos humanos en el Vietnam comunista.  En esa ocasión, explicó que "la protesta pública es una acción política, que  debe juzgarse respecto de sus posibles consecuencias humanas", incluyendo la  probabilidad de que los medios de comunicación estadounidenses "la distorsionen  y exploten para sus fines propagandísticos".[148]
8. 
La mentira: "Se me pidió que firmara una petición en defensa  de la 'libertad de opinión y expresión' de Faurisson. La petición no decía nada  acerca del carácter, calidad o validez de su investigación, sino que se limitaba  bastante explícitamente a una defensa de los derechos elementales que se dan por  supuestos en las sociedades democráticas".[149]
La verdad: La petición, que firmó Chomsky, recomendaba  implícitamente la "investigación" de Faurisson (a) afirmando sus credenciales  académicas ("un profesor respetado" de "crítica documental"); (b) dignificando  su propaganda al calificarla como "una extensa investigación histórica"; (c)  incluyendo el término "Holocausto" entre comillas y (d) calificando sus mentiras  como "hallazgos".[150]
7. 
La mentira: "¿Es verdad que Faurisson es un antisemita o un  neonazi? Como he señalado antes, no conozco muy bien su trabajo. Pero de lo que  he leído (...) no encuentro ninguna evidencia que apoye ninguna de ambas  conclusiones. Tampoco encuentro evidencias creíbles en el material que he leído  respecto de él, ni entre lo publicado, ni en correspondencia privada. Hasta  donde puedo colegir, es un liberal de algún tipo relativamente apolítico".[151]
La verdad: Chomsky conoce bien las opiniones antisemitas y  nazis de Faurisson, por ejemplo, que los judíos tenían que llevar una estrella  amarilla porque "Hitler estaba posiblemente menos preocupado por la cuestión  judía que por asegurar la seguridad del soldado alemán (...) los judíos nos  dicen que desde su más tierna infancia participaban en todo tipo de actividades  ilícitas o de resistencia contra los alemanes". Faurisson ha escrito en  publicaciones neonazis y hablado en mítines neonazis.[152]
6. 
La mentira: "Serge Thion (es) un erudito socialista  libertario con una historia de oposición a todas las formas de totalitarismo".[153]
La verdad: Serge Thion es un antiguo negador del genocidio  de los Jemeres Rojos en Camboya, así como del Holocausto nazi. Ha publicado un  libro en apoyo de la negación del Holocausto de Faurisson.[154]
5. 
La mentira: "Las conclusiones de Faurisson son  diametralmente opuestas a las opiniones que sostengo y he expresado  frecuentemente por escrito (por ejemplo, en mi libro Peace in the Middle  East?, en el que describo el holocausto como 'el más increíble arrebato de  locura colectiva de la historia humana')".[155]
La verdad: La frase en el libro de Chomsky aparece en un  pasaje en que exponía "el argumento sionista" para tener un estado judío, al que  se oponía.[156]
4. 
La mentira: [Negando que permitiera a los negadores del  Holocausto publicar la traducción francesa de su Political Economy of Human  Rights:] "No intento registrar la innumerables traducciones de mis libros a  lenguas foráneas (...) Contacté con el editor, que comprobó sus ficheros y  encontró el contrato para la traducción al frances... con Albin-Michel una  conocida editorial comercial, hasta donde yo sé".[157]
La verdad: De acuerdo con el negador del Holocausto, Pierre  Guillaume, "Chomsky aceptó sin reticencias que su libro se publicara en una  colección que controlo y para que la que propuse a Serge Thion y Michele Noel  para su traducción. Es decir, aceptó que su trabajo personal sufriera duramente  la reacción violenta de la mala reputación que nos han achacado [se refiere a  los negadores del Holocausto]. Su libro apareció en mi colección, editado por  Hallier-Albin Michel".[158]
3. 
La mentira: "Nunca escribí un 'artículo conjunto' con [el  negador del Holocausto, Pierre] Guillaume (...) [no hay ninguna] prueba de  colaboración conmigo [en preparar al artículo de Guillaume]".[159]
La verdad: Hacia el final de su artículo, Guillaume  escribía. "La primera versión del texto antecedente incluía numerosos errores de  detalle y un error de evaluación que Chomsky nos indicó al tiempo que reafirmaba  que su posición era inamovible y no había cambiado. Corregimos en el texto los  errores cometidos que no afectaban al razonamiento y ofrecemos, a continuación,  los comentarios de Chomsky".[160]
2. 
La mentira: "No veo implicaciones antisemitas en negar la  existencia de cámaras de gas o incluso en la negación del holocausto".[161]
La verdad: La idea de negar la existencia de cámaras de gas  y el Holocausto fue una invención de activistas antisemitas y neonazis. La  negación de la existencia de cámaras de gas y del Holocausto es una táctica  básica de propaganda de individuos y movimientos antisemitas y nazis en todo el  mundo.[162]
1. 
La mentira: "Volviendo a mi implicación en el asunto  Faurisson, consiste en firmar una petición y, después, responder a mentiras y  calumnias. Punto".[163]
La verdad: Chomsky mintió acerca de las opiniones de los  negadores del Holocausto (Faurisson y Thion), publicó uno de sus libros  (Political Economy...) en una colección dirigida por un negador del  Holocausto (Guillaume), permitió que sus escritos sobre el asunto (Réponses  inédites...) se publicaran como libro por un negador del Holocausto  (Guillaume), ayudó a preparar un ensayo ("Une mise au point") por un negador del  Holocausto (Guillaume) e insistió en que la misma negación del Holocausto no es  antisemita. Ha alabado a negadores del Holocausto, aprobado sus credenciales  políticas y académicas, colaborado en sus campañas de propaganda y encubierto su  programa antisemita y neonazi.
H. Las 10 principales citas erróneas de Chomsky
10. 
La mentira: "Indonesia ha sido un alabado aliado desde que  el General Suharto llegó al poder en 1965 con un 'terrible baño de sangre' que  fue 'la mejor noticia para Occidente en Asia en años' (Time), una  'asombrosa matanza masiva de comunistas y procomunistas', mayoritariamente  campesinos sin tierra, que ofreció 'un rayo de luz en Asia' (New York  Times)".[164]
La verdad: Time se refería al "terrible baño de  sangre" al inicio de su reportaje y concluía que las perspectivas de una paz  regional y de neutralidad indonesia en la Guerra Fría eran "la mejor noticia  para Occidente en Asia en años".[165] Un artículo en  el New York Times describía los cambios estratégicos en Indonesia,  India, Pakistán, Japón, Filipinas y China bajo el titular: "Washington: Un rayo  de luz en Asia". La "asombrosa matanza masiva" se mencionaba en un editorial un  mes después.[166]
9. 
La mentira: "Después de la Guerra de los Seis Días, se nos  informó que Israel bloqueó una operación de rescate de la Cruz Roja durante  cinco días, mientras miles de soldados egipcios morían en el desierto del  Sinaí".[167]
La verdad: La fuente de Chomsky decía exactamente lo  contrario: "Cientos de camiones israelíes, en una vasta operación de rescate,  están hoy recogiendo a los restos del Ejército Egipcio en el Sinaí y trasladando  a los soldados rescatados al Canal de Suez (...) La Fuerza Aérea Israelí va a  empezar mañana una operación para rescatar soldados aún vagando por el desierto  del Sinaí. El Coronel Mosche Perlmann, portavoz del General Dayan, Ministro de  Defensa, dijo que participarían los representantes de la Cruz Roja".[168]
8. 
La mentira: "Esas cuestiones sólo se les ocurren a 'salvajes  en los extremos', por emplear la útil descripción de McGeorge Bundy en 1967 de  aquéllos que no llegaban a percibir la nobleza de la cruzada de EE.UU. en  Vietnam".[169]
La verdad: Bundy no se estaba refiriendo a la izquierda  anteguerra sino a la derecha conservadora: "Hay salvajes en los extremos, pero  en el centro del panorama incluso la discusión sobre Vietnam se refiere a la  táctica, no al fundamento. Este fue el significado de la aplastante derrota del  Senador Goldwater. Puede no haber sido tan salvaje como parecía, pero el país no  se arriesgaría".[170]
7. 
La mentira: "El Profesor Samuel Huntington (...) explica que  el Vietcong es 'una fuerza poderosa que no puede erradicarse de su  circunscripción, siempre que ésta continúe existiendo'. La conclusión es  evidente y vacila en ella. Podemos asegurar que la circunscripción deja de  existir (...) para aplastar la guerra del pueblo, debemos eliminar al pueblo".[171]
La verdad: La frase siguiente de Huntington rechaza esta  conclusión: "el Vietcong seguirá siendo una fuerza poderosa que no puede  erradicarse de su circunscripción, siempre que ésta continúe existiendo. La paz  en el futuro debe por tanto basarse en el acomodo".[172]
6. 
La mentira: "Revistas como Far Eastern Economic  Review, London Economist, Melbourne Journal of Politics y  otras, han ofrecido análisis de especialistas altamente cualificados que han  estudiado todas las evidencias disponibles y concluido que las ejecuciones se  cifraron como mucho en miles, que éstas se localizaron en áreas de limitada  influencia de los Jemeres Rojos y de inusual descontento campesino (...) Esos  informes también resaltaban que (...) los repetidos descubrimientos de que los  informes de masacres eran falsos".[173]
La verdad: Los "análisis de especialistas altamente  cualificados" incluían un reportaje de un periodista que se basaba en una  declaración de Pol Pot (Far Eastern Economic Review); una carta al  director de un lector (Economist) y un artículo de un estudiante de  izquierdas en una revista universitaria (Melbourne Journal of  Politics).[174]
5. 
La mentira: "El Consejo Nacional Palestino, el gobierno de  la OLP, emitió una declaración el 20 de marzo de 1977 pidiendo el  establecimiento de 'un estado nacional independiente' en Palestina (en lugar de  un estado democrático secular de Palestina) y autorizando la presencia  palestina en una conferencia de paz árabe-israelí. El Primer Ministro de Israel,  Rabin, respondió 'que el único lugar donde los israelíes pueden encontrarse con  las guerrillas palestinas es el campo de batalla'".[175]
La verdad: La declaración afirmaba la "determinación [de la  OLP] de continuar la lucha armada" y su compromiso de luchar "sin ninguna paz o  reconocimiento de Israel".[176] Rabin respondió  que la declaración "demostraba que incluso cuando los llamados moderados la  dominan, la organización aún llamaba a la eliminación de Israel. Decía que el  único lugar donde los israelíes pueden encontrarse con las guerrillas palestinas  es el campo de batalla".[177]
4. 
La mentira: "El comandante del FDN [una facción de la  Contra] Adolfo Calero dijo (en Miami) que 'no hay ninguna diferencia, ni  siquiera una muy sutil, entre una granja civil propiedad del Gobierno y un  destacamento militar sandinista' así que el asesinato indiscriminado de civiles  es legítimo".[178]
La verdad: Las siguientes palabras de Calero negaban que  matar civiles fuera legítimo. "Lo que llaman una cooperativa es también una  concentración de tropas lleno de gente armada. No estamos matando civiles.  Estamos peleando contra gente armada y contestando con disparos cuando nos  disparan".[179]
3. 
La mentira: "[The New Republic] aconsejó a Reagan y  Cía que debíamos enviar ayuda militar a 'fascistas de estilo latino (...) a  pesar de cuántos puedan morir', porque 'hay prioridades estadounidenses más  importantes que los derechos humanos de los salvadoreños' (...) [Los editores  son] apasionados partidarios del terrorismo de estado (...) esos valores,  similares a los de la época nazi, no disminuyen en modo alguno la reputación de  la revista...".[180]
La verdad: El editorial resumía y criticaba la argumentación  que el portavoz del gobierno hubiera tenido que hacer si entendían los hechos.  Concluía: "si se toma en serio evitar una victoria de la guerrilla, debe tomarse  en serio los derechos humanos (...) [es decir,] la erradicación de las matanzas  masivas (...) [así que] la única opción ética puede ser la intervención militar,  no aliados con los escuadrones de la muerte, sino oponiéndose a ellos.[181]
2. 
La mentira: "Se ha modelado una concepción muy diferente de  la naturaleza humana, una mejor adaptada para el mando de la economía y la  sociedad por parte de las instituciones absolutista, irresponsables y  totalitarias del mundo empresarial. Por ejemplo, la concepción expresada por el  Premio Nobel de Economía James Buchanan, que nos enseña que en 'la situación  ideal de cualquier persona', ésta 'elige su amo dentro de un mundo de  esclavos'".[182]
La verdad: En realidad, Buchanan escribió: "La sed universal  de libertad del hombre es un hecho histórico (...) En un sentido estrictamente  personalizado (...) cada persona elige a su amo dentro de un mundo de esclavos.  Sin embargo, en un orden social generalizado (...) el anárquico régimen de  hombres libres, cada uno de los cuales respeta los derechos de los otros, se  convierte en el sueño utópico".[183]
1. 
La mentira: "Sólo ese bombardeo [de la planta al-Shifa en  Sudán], de acuerdo con las estimaciones de la embajada alemana en Sudán y Human  Rights Watch, probablemente ascienda a decenas de miles de muertos".[184]
La verdad: La "estimación" de la embajada alemana fue lo que  un ex embajador autocalificaba como "suposición" sin basarse en ninguna  evidencia. Human Rights Watch negó públicamente haber dado ninguna estimación.[185]
H. Las 10 principales distorsiones estadísticas de  Chomsky
10. 
La mentira: "En Corea del Sur, las fuerzas de seguridad,  dirigidas por Estados Unidos, mataron a unas 100.000 personas a finales de los  1940. Esto ocurrió antes de la Guerra de Corea".[186]
La verdad: De acuerdo con la historia de ese periodo del  investigador de la Guerra de Corea John Merrill, "la guerra vino precedida de  una importante insurgencia en el Sur y serios enfrentamiento en el paralelo  treinta y ocho", y alrededor de 100.000 personas murieron en "disturbios  políticos, guerra de guerrillas y enfrentamientos en la frontera".[187]
9.
La mentira: "Recordar la estimación de Bernard Fall de que  para abril de 1965, antes de que se detectara el primer batallón norvietnamita  en el Sur, más de 160.000 'vietcong' habían caído 'bajo el aplastante peso de  las armas americanas, el NAPALM, los bombarderos y, finalmente, gas nervioso".[188]
La verdad: Fall informaba de las estimaciones de la  propaganda del Vietcong: "la propia declaración del NFL [es] que más de 160.000  sudvietnamitas (de los suyos, posiblemente), han muerto hasta ahora en esta  guerra".[189]
8.
La mentira: "[Francois] Ponchaud cita de un informe  camboyano que 200.000 personas murieron en bombardeos estadounidenses del 7 de  marzo al 15 de agosto de 1973. No da la fuente (...) Ponchaud cita 'autoridades  camboyanas' que dan las cifras de 800.000 muertos y 240.000 heridos antes de la  liberación. Estas cifras no son creíbles".[190]
La verdad: Ponchaud estaba informando acerca de afirmaciones  de la propaganda camboyana: el bombardeo mató a 200.000 personas "de acuerdo con  los cálculos de los revolucionarios" y "las autoridades de Kampuchea declararon  800.000 muertos y 200.000 incapacitados como consecuencia de la guerra".[191]
7.
La mentira: "Los bombardeos [estadounidenses en Camboya],  que la CIA estimó que habían matado unas 600.000 personas, movilizaron a los  Jemeres Rojos...".[192]
La verdad: La estimación de la CIA se refería a "muertes  relacionadas con la guerra" causadas por ambos bandos, no al total de muertos  por bombardeos, que no se comentaba. La CIA advertía que las cifras eran  "discutibles" y concluía: "Ninguna de esas estimaciones tiene buena  justificación.[193] La cifra de  600.000 puede haber sido inventada por el propio Pol Pot y es más del doble del  número real de muertes relacionadas con la guerra.[194]
6.
La mentira: "Supongamos que sus [de Estados Unidos]  estimaciones de posguerra [de muertes en Camboya] son correctas. Al ser Estados  Unidos directamente responsables de la situación al final de la guerra, también  lo es del millón aproximado de muertes que se predecían como consecuencia  directa de esa situación"[195]
La verdad: La predicción estadounidense no se refería a los  efectos de la guerra, sino a las matanzas masivas que se esperaban como  consecuencia de la brutal toma del poder de los Jemeres Rojos, especialmente la  marcha de la muerte desde Phnom Penh.[196]
5.
La mentira: "Ponchaud (...) estimó el número de muertos [por  los Jemeres Rojos] en 100.000 o más..."[197]
La verdad: Ponchaud estimó la cifra de ejecutados  por los Jemeres Rojos en 100.000 o más; estimó que la suma total de las  brutalidades de los Jemeres Rojos (ejecuciones masivas, marchas de la muerte,  trabajos forzados, hambrunas) en 800.000 -1,4 millones el primer año y 2  millones al terminar el régimen.[198]
4.
La mentira: "El informe demográfico de la CIA [sobre  Camboya] da una cifra de 50.000 a 100.000 personas que "pueden haber sido  ejecutadas" y una estimación de muertes por todas las causas que no tiene  sentido...".[199]
La verdad: El estudio demográfico de la CIA estimaba que  250.000 personas fueron condenadas a ejecución y que 50.000-100.000 fueron  realmente ejecutadas en sólo una purga de los Jemeres Rojos, de abril de 1975 a  enero de 1977. El informe cifra la disminución total de la población bajo los  Jemeres Rojos en 1,2-1,8 millones.[200]
3.
La mentira: "Muchos ataques israelíes no son en absoluto  represalias, incluyendo la invasión de 1982, que devastó buena parte del Líbano  y dejó 20.000 civiles muertos...".[201]
La verdad: En la primera semana de la guerra de 1982, la OLP  estimó 10.000 muertes. A pesar de esas "extremadas exageraciones", la agencia de  noticias de la OLP se convirtió en la "fuente principal de información" de las  autoridades libanesas.[202] En  consecuencia, para fines de 1982 el gobierno libanés estimó más de 19.000  muertes, en su mayoría combatientes.[203] En 1984, el  gobierno libanés abandonó está cifra, anunciando que "unos 1.000 libaneses  murieron como consecuencia de la invasión israelí".[204]
2.
La mentira: "La invasión [israelí del Líbano] y su secuelas  inmediatas dejaron unos 20.000 muertos; de acuerdo con fuentes libanesas, el  total en los años siguientes fue de unas 25.000 [es decir, Israel ha matado a  45.000 libaneses]".[205]
La verdad: Chomsky está contando dos veces las invenciones  de la propaganda árabe. La primera cifra fue abandonada por el gobierno libanés  hace años (ver más arriba). La segunda cifra viene en una sola frase en un  reportaje que ofrece una estimación sin justificación que claramente  incluye la guerra de 1982.[206]
1.
La mentira: "EE.UU. y Gran Bretaña (...) habían matado en  torno a 100.000 personas [en Irak] hasta el pasado octubre [de 2004], obviamente  son más ahora".[207]
La verdad: Un estudio de 2004 afirmaba que la guerra de Iraq  llevó a 100.000 muertes en exceso.[208] Incluía  combatientes y civiles. Incluía muertes de enemigos y de aliados. Un análisis  independiente de sus cifras sugirió que 39.000 murieron a manos del otro bando y  el resto por otras causas.[209]
A. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre sí  mismo
10.
La mentira: "Nunca me he considerado un 'marxista' y de  hecho considero conceptos como 'marxista' (o 'freudiano', etc.) como más propias  de la religión organizada que del análisis racional".[210]
La verdad: Una década antes, Chomsky afirmó: "en mi opinión,  una perspectiva marxista-anarquista [en política] se justifica de forma muy  distinta de lo que pueda ocurrir en ligüística". Después decía: "No veo razón  alguna para abandonar la idea anarquista (...) igual que no abandonaría el  marxismo".[211]
9.
La mentira: "Mis propios escritos incluyen considerables  discusiones acerca de la naturaleza criminal de la doctrina y práctica  marxista-leninista".[212]
La verdad: Chomsky había declarado antes: "Sería un error  grotesco decir que Stalin fue simplemente la puesta en práctica de los  principios leninistas", pues El Estado y la Revolución de Lenin "es en  principio excelente". Su principal crítica no fue que Lenin fuera un asesino en  masa, sino que eliminara a sus compañeros comunistas.[213]
8.
La mentira: "Si mira lo que he escrito sobre la guerra del  Vietnam, no hay una sola palabra de apoyo al Vietcong. Toda la izquierda apoyaba  a Ho Chi Minh: yo decía que Vietnam del Norte era una brutal dictadura  estalinista".[214]
La verdad: Chomsky dijo a una audiencia norvietnamita:  "Vuestro heroísmo revela las capacidades del espíritu y el deseo humano. La  gente decente de todo el mundo ve en vuestra lucha un modelo para sí mismos".[215] Escribió que  Vietnam del Norte estaba "creando una sociedad industrial moderna, igualitaria y  democrática", que "ofrece a los campesinos esperanza para el futuro". Y añadía:  "Sus logros son, sin duda, muy notables".[216] Llamó al  Vietnam comunista de posguerra un "milagro de reconciliación y mesura".[217]
7.
La mentira: "[Un crítico] afirma que he argumentado 'que no  se debe dar credibilidad a los refugiados de Camboya', basándose en una  artículo-comentario (...) en el que escribimos que 'sus informes deben ser  seriamente considerados' ¿Cómo puede transformar nuestras conclusiones en lo  contrario? Sencillo. Suprimiendo nuestras conclusiones y sólo señalando que 'son  necesarias cautela y prudencia' por las razones que hemos mencionado, que, como  añadimos, son de sentido común".[218]
La verdad: Chomsky argumentaba claramente que no debía darse  credibilidad a los refugiados. Refiriéndose a "la extrema falta de credibilidad  de los informes de los refugiados", explicaba: "Los refugiados están asustados e  indefensos, a merced de las fuerzas extranjeras. Naturalmente, tienden a decir  lo que creen que sus interlocutores quieren oír. Aunque esos informes deben ser  seriamente considerados, son necesarias cautela y prudencia. En concreto, los  refugiados preguntados por occidentales y tailandeses tienen un interés personal  en informar de atrocidades por parte de los revolucionarios camboyanos...".[219]
6.
La mentira: "Como es difícil creer que los editores tomen a  sus lectores por idiotas, supongo que debe ser algún tipo de error tipográfico y  que los editores realmente quería decir que nunca he prologado ninguna  'publicación de la OLP'. Esto último tendría al menos el mérito de ser  verdad...".[220]
La verdad: En 1976, Chomsky escribió el prólogo de un libro  de Sabri Jiryis, del Centro de Investigación de la OLP en Beirut.[221]  Jiryis se describía a sí mismo como "un viejo terrorista cabezota", añadiendo  que después de 1967 había sido responsable de "supervisar acciones clandestinas  [es decir, ataques terroristas] de al-Fatah" en el norte de Israel.[222]  
5.
La mentira: [Desmintiendo su afirmación de que Estados  Unidos y Gran Bretaña utilizaron los ejércitos nazis para atacar a la Unión  Soviética y prolongar el Holocausto:] "tan ridículo como para merecer comentario  (...) Nadie puede emplear seriamente esto como fuente (...) acusaciones  infantiles en revistas intentando desacreditar a enemigos políticos (...) un  intento de desacreditar un enemigo político odiado (...) No tengo nada que ver  (...) casi todo calumnias(...) un ridículo artículo calumnioso en el New  Yorker".[223]
La verdad: La afirmación de Chomsky, tal como se cita en el  New Yorker, está grabada en vídeo.[224] 
4.
La mentira: "Probablemente he sido durante años el mayor  opositor a la campaña de desinversiones en Israel".[225]
La verdad: Antes, ese mismo año, Chomsky había firmado una  petición para que las universidades desinvirtieran en Israel. "La desinversión  será un proceso largo y lento", se lamentó una semana antes de aparecer como  conferenciante estrella en una convención universitaria para apoyar la campaña  de desinversiones.[226] 
3.
La mentira: "No predije nada [acerca de un 'genocidio  silencioso' en Afganistán] (...) Las alarmas siguen siendo igualmente adecuadas,  una realidad que no debería ser necesario explicar".[227]
La verdad: Chomsky dijo que "un número desconocido de  afganos morirán por hambre (...) quizá haya millones de afganos muriéndose de  hambre". Declaró que "Washington actuó en seguida para asegurarse la muerte y el  sufrimiento de un enorme número de afganos, millones de los cuales ya estaban al  borde de la inanición" y observó que el "perceptible plan de la administración  sería continuar el programa de genocidio silencioso".[228] Ese genocidio  no se produjo entonces ni a partir de entonces. 
2.
La mentira: "El término 'teoría conspiratoria' es  particularmente revelador. Siempre me he opuesto explicita y enérgicamente a las  'teorías conspiratorias' e incluso soy conocido por ello".[229]
La verdad: Chomsky considera a los deportes, los concursos y  el sexo como parte de la conspiración de los medios de comunicación: "En lo que  se refiere a la población en general, a la que se dirigen los medios de  comunicación de masas reales, lo principal es quitárselos de encima. Hacer que  se interesen por otra cosa. Deportes profesionales (...) ¿Quién quiere ser  millonario?, quién va a ganar las Series Mundiales, sexo, cualquier cosa  que no importe. Y si vemos los medios de comunicación de masas, eso es lo que  hacen".[230]
1.
La mentira: "Hay muchas cosa que evitan que no fijemos en  las estructuras que nos rodean y cualquiera que se salga del guión corre serio  peligro. No es que te vayan a pegar un tiro en este país, como ocurriría en  muchas sociedades asesinas, pero hay sin duda sanciones, en términos de carrera  profesional, estatus, ingresos".[231]
La verdad: Lejos de imponerle sanciones por sus opiniones,  el gobierno estadounidense dio a Chomsky su carrera profesional, estatus e  ingresos. Como una vez admitió, "el MIT paga sólo un treinta o un cuarenta por  ciento de mi salario. El resto viene de otras fuentes, en su mayor parte, del  Departamento de Defensa".[232]
[1] Carta reimpresa en  Alexander Cockburn, The Golden Age Is In Us (Verso, 1995),  páginas 149-151.
[2] Alec Nove,  “Victims of Stalinism: How Many?” en J. Arch Getty y Roberta T. Manning,  eds., Stalinist Terror (Cambridge University Press, 1993), página 266  (Ucrania); Jan T. Gross, Revolution From Abroad (Princeton University  Press, 2002), páginas 228-229 (Polonia); Martyn Rady, Romania in  Turmoil (I.B. Tauris, 1992), página 31 (Rumanía); Washington Post,  16 de enero de 1994 (Bielorrusia); Karel Bartosek, “Central and Southeastern  Europe”, in Stephane Courtois, ed., The Black Book of Communism  (Harvard University Press, 1999), página 395, publicado en España como El  libro negro del comunismo (Pozuelo de Alarcón: Espasa-Calpe, 1998)  (Hungría, Bulgaria); Los Angeles Times, 27 de octubre de 1991 (Alemania  del Este); US News & World Report, 20 de octubre de 1997  (Lituania); New York Times, 9 de julio de 1990 (Yugoslavia);  Philadelphia Inquirer, 3 de noviembre de 1999 (Checoslovaquia); New  York Times, 8 de julio de 1997 (Albania); David M. Glantz y Jonathan House,  When Titans Clashed: How the Red Army Stopped Hitler (University Press  of Kansas, 1995), página 307 (prisioneros de guerra); Anthony Beevor, The  Fall of Berlin 1945 (Penguin, 2003), página 410, publicado en España como  Berlín: la caída, 1945 (Barcelona: Crítica, 2003)  (violaciones).
[3] American  Power and the New Mandarins (edición revisada , The New Press,  2002), página 137 nota 56.
[4] New York  Times, 13 de junio de 1957 (cifras oficiales); 15 de noviembre de 1970  (cifras no oficiales).
[5] Basil Ashton,  Kenneth Hill, Alan Piazza, Robin Zeitz, “Famine in China, 1958-61”,  Population and Development Review, Diciembre de 1984, página  614.
[6] The  Washington Connection and Third World Fascism (South End Press,  1979), páginas 342 y 432 nota 168.
[7] J. Price  Gittinger, “Communist Land Policy in North Vietnam”, Far Eastern  Survey, Agosto de 1959, página 118 (porcentage, error); Robert F.  Turner, Vietnamese Communism: Its Origins and Development (Hoover  Institution Press, 1975), páginas 141-143 y 155-157 (desertores, diplomático,  aislamiento); Gerard Tongas, J'ai vécu dans l'enfer communiste au Nord  Viêt-Nam (París: Nouvelles Editions Debresse, 1960), página  222(izquierdista francés). Chomsky al antiguo ofial de Diem Nguyen  Van Chau, que tildó la historia de invención de Saigón, pero Chau había sido  purgado por las autoridades de Saigon y era un activista en apoyo del Vietcong:  New York Times, 23 de noviembre de 1963 (purga); Vietnam News Agency,  París, 21 de diciembre de 1972 (Vietcong).
[8] The  Washington Connection and Third World Fascism (South End Press,  1979), páginas 340-341.
[9] Guenter Lewy,  America in Vietnam (Oxford University Press, 1978), páginas 272-273 y  448-449.
[10] Frente de Liberación  Nacional de la República Democrática de Vietnam (N. del T.).
[11] The  Washington Connection and Third World Fascism (South End Press,  1979), página 352.
[12] Stephen T.  Hosmer, Viet Cong Repression and its Implications for the Future (Rand  Corporation, 1970), páginas 73-74.
[13] The  Washington Connection and Third World Fascism (South End Press,  1979), página 28.
[14] Human  Events, 27 de agosto de 1977 (Nguyen Cong Hoan); Al Santoli, ed., To  Bear Any Burden (Indiana University Press, 1999), páginas 272 y 292-2933  (Doan Van Toai, Nguyen Tuong Lai); Orange County Register, 29 de abril  de 2001 (campos de concentración); San Diego Union, 20 de julio de 1986  (boat people).
[15]  Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media  (South End Press, 1979), páginas 264-265.
[16] Marek  Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París:  L'Harmattan,
1995), páginas 41-48 y 57.
[17] Deterring  Democracy (Vintage, 1992), página 380, publicado en España como El  miedo a la democracia (Barcelona: Crítica, 2004).
[18] Washington  Post, 21 de enero 2006, citando la Comisión de la Verdad de la  ONU.
[19] Marek  Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París:  L'Harmattan,
1995), página 57.
[20] After the  Cataclysm (South End Press, 1979), páginas 138-139.
[21] Entrevista en el  Time, 10 de marzo de 1980.
[22] After the  Cataclysm (South End Press, 1979), página 160.
[23] Ea Meng-Try,  “Kampuchea: A Country Adrift”, Population and Development Review, Junio  de 1981,
página 214.
[24] Marek  Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París:  L'Harmattan, 1995), página 57.
[25] Language  and Politics (AK Press, 2004), página 479.
[26] David Henige,  Numbers From Nowhere: The American Indian Contact Population Debate  (University of Oklahoma Press, 1998), páginas 66-87.
[27] Noble David Cook,  Born to Die: Disease and New World Conquest, 1492-1650 (Cambridge  University Press, 1998), página206, publicado en España como La conquista  biológica: las enfermedades en el Nuevo Mundo (Madrid: Siglo XXI,  2005).
[28] Turning  the Tide (South End Press, 1985), página 88.
[29] James A.  LeRoy, “The Philippines and the Filipinos”, Political Science  Quarterly, junio de 1906, página 303.
[30] John M. Gates,  “War-Related Deaths in the Philippines, 1898-1902”, Pacific Historical  Review, agosto de 1984, página 376.
[31] Larissa  MacFarquhar, “The Devil's Accountant”, The New Yorker, 31 de marzo de  2003.
[32] Albert L.  Weeks, Russia's Life-Saver: Lend-Lease Aid to the USSR in World War II  (Lexington Books, 2004).
[33] Larissa  MacFarquhar, “The Devil's Accountant”, The New Yorker, 31 de marzo de  2003.
[34] Ver John  Williamson, “Chomsky, Language, World War II and Me”, en Peter Collier y  David
Horowitz, editores, The Anti-Chomsky Reader (Encounter Books, 2004),  páginas 236-239.
[35] “An Exchange on 'The  Responsibility of Intellectuals,'” New York Review of Books, 20 de  abril de 1967.
[36] Robert P.  Newman, Truman and the Hiroshima Cult (Michigan State University Press,  1995), páginas 149, 139 y 105-113.
[37] The  Washington Connection and Third World Fascism (South End Press,  1979), página 16. Énfasis en el original.
[38] Andrew G.  Walder y Yang Su, “The Cultural Revolution in the Countryside”, China  Quarterly, marzo de 2003 (China); Washington Post, 3 de agosto de  1979 (Vietnam); Forced Back and Forgotten (Lawyers Committee for Human  Rights, 1989), página 8 (Laos); Sylvain Boulouque, “Communism in Afghanistan”,  en  Stephane Courtois, ed., The Black Book of Communism, (Harvard  University Press, 1999), página 725 (Afganistán); New York Times, 4 de  diciembre de 1994 (Etiopía). Sobre lo absurdo del argumento de Chomsky, ver  Stephen J. Morris, “Chomsky on US Foreign Policy”, Harvard International  Review, Diciembre-Enero de 1981.
[39] Pirates and  Emperors, Old and New (Pluto Press, 2002), página 112, publicado en España  como Piratas y emperadores: terrorismo internacional en el mundo de hoy  (Barcelona: Ediciones B, 2004).
[40] Washington  Post, 23 de marzo de 1980.
[41] Pirates  and Emperors, Old and New (Pluto Press, 2002), páginas 84 y  99.
[42] Washington  Post, 27 de julio de 1980.
[43] Entrevista en  International Socialist Review,  Septiembre-octubre de  2002.
[44] The Times,  Reino Unido, 8 de abril de 2003.
[45] 9-11 (Seven  Stories Press, 2001), página 88, publicado en España como 11/09/2001  (Barcelona: RBA, 2002)
[46] Milton  Leitenberg, “Saddam is the Cause of Iraqis' Suffering”, Institute for the  Study of Genocide
Newsletter, Nº 28, sin fecha.
[47] New York  Times, 12 de septiembre de 2000.
[48]  Sunday Telegraph, Reino Unido, 25 de mayo de 2003.
[49] World Orders,  Old and New (Columbia University Press, 1996), página 39, publicado en  España como El nuevo orden mundial (y el viejo) (Barcelona: Crítica,  2005).
[50] Michael  Ellman, “The 1947 Soviet Famine and the Entitlement Approach to Famines”,  Cambridge Journal of Economics, Septiembre de 2000, páginas  603-630.
[51]  Anne Applebaum, Gulag: A History (Doubleday, 2003), páginas 583,  579 y 581, publicado en España como Gulag : una historia (Barcelona:  Nuevas Ediciones de Bolsillo, 2005).
[52] Deterring  Democracy (Vintage, 1992), páginas 10-11.
[53] El texto completo,  en http://www.fas.org/irp/offdocs/nsc-hst/nsc-68.htm  (N. del T.).
[54] “NSC 68: United  States Objectives and Programs for National Security”, 14 de abril de 1950, en  Naval
War College Review, Mayo-Junio de 1975.
[55] Deterring  Democracy (Vintage, 1992), página 99.
[56] Jung Chang y  Jon Halliday, Mao: The Unknown Story (Jonathan Cape, 2005),  página 338.
[57] Powers and  Prospects (Pluto Press, 1996), páginas 178 y 199.
[58] Arnold C.  Brackman, The Communist Collapse in Indonesia (W.W. Norton & Co.,  1969), páginas 63-65.
[59] H.W. Brands,  “The Limits of Manipulation: How the United States Didn't Topple Sukarno,”  Journal
of American History, diciembre de 1989, página 801.
[60] Ibíd., página 803.  La periodista Kathy Kadane dijo que la Embajada Estadounidense dio una “lista de  la muerte” de 5.000 comunistas, pero su reportaje fue desacreditado: ver New  York Times, 12 de 1990; AIM Report, Septiembre de 1990.
[61]  Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media  (Vintage, 1994), página 181.
[62] The  Economist, 26 de febrero de 1983.
[63] Washington  Post, 23 de abril de 1985.
[64] “Vietnam: How  Government Became Wolves,” New York Review of Books, 15 de junio de  1972.
[65] Spencer C.  Tucker, editor, Encyclopedia of the Vietnam War (Oxford  University Press, 2001), páginas 448-449.
[66] Rogue States:  The Rule of Force in World Affairs (Pluto Press, 2000), página 9, publicado  en España como Estados canallas : el imperio de la fuerza en los asuntos  mundiales (Barcelona: Paidós, 2004).
[67] Craig  Etcheson, After the Killing Fields (Praeger, 2005), páginas 24 y  27.
[68] The  Guardian, Reino Unido, 6 de julio de 1991.
[69] Stephen J.  Morris, “ABC Flacks For Hanoi,” Wall Street Journal, 26 de abril de  1990 y “Skeletons in the Closet,” The New Republic, 4 de junio de  1990.
[70] Hegemony or  Survival (Penguin Books, 2004), página 94., publicado en España como  Hegemonía o supervivencia: la estrategia imperialista de Estados Unidos  (Barcelona: Ediciones B, 2005).
[71] Médicos sin  Fronteras, “Angola: An Alarming Nutritional Situation,” Agosto de 1999 (total de  muertos de Angola); Washington Post, 18 de marzo de 1978 (intervención  en Etiopía); New York Times, 14 de diciembre de 1994 (total de muertos  de Etiopía).
[72] Powers and  Prospects (Pluto Press, 1996), página 199.
[73] South  African Destabilization: The Economic Cost of Frontline Resistance to  Apartheid (Comisión Económica de la ONU para África,  1989).
[74] La mitología  izquierdista sobre esas guerras está correctamente desacreditada en W. Martin  James, A Political History of the Civil War in Angola, 1974-1990  (Transaction, 1991) y David Hoile, Mozambique, Resistance and Freedom: A  Case For Reassessment (Londres: Mozambique Institute, 1994).Hoile  desmantela el infame Informe Gersony del Departamento de Estado sobre supuestas  atrocidades del RENAMO. 
[75] World  Orders, Old and New (Columbia University Press, 1996), página  62.
[76] National Society for  Human Rights, Ending the Angolan Conflict, Windhoek, Namibia, 3 de  julio de 2000 (partidos de oposición, masacres); John Matthew, Letters, The  Times, Reino Unido, 6 de noviembre de 1992 (observador electoral); NSHR,  Notas de prensa, 12 de septiembre de 2000, 16 de mayo de 2001 (atrocidades del  MPLA).
[77] 9-11 (Seven  Stories Press, 2001), página 12.
[78] Paul Fregosi,  Jihad in the West: Muslim Conquests from the 7th to the 21st Centuries  (Prometheus
Books, 1998).
[79] “There's Good Reason  to Fear US,” Toronto Star, 7 de septiembre de 2003.
[80] Peter  Calvocoressi, John Wint y Guy Pritchard, The Penguin History of the  Second World War (Penguin, 1999), páginas 453,  577-578.
[81]  9-11 (Seven Stories Press, 2001), páginas 11-12.
[82] Ronald  Spector, Eagle Against the Sun: The American War With Japan (Vintage  Books, 1985), páginas 101 y 178.
[83] Entrevista,  Monthly Review, Noviembre de 2001.
[84] Peter Bergen,  Holy War, Inc. Inside the Secret World of Osama Bin Laden (Touchstone,  2002), página 66, publicado en España como Guerra santa, S.A..: la red  terrorista de Osama Bin Laden (Barcelona: Nuevas Ediciones de Bolsillo,  2002); Jason Burke, Al-Qaeda: The True Story of Radical Islam  (Penguin, 2003), página 59 publicado en España como Al Qaeda  (Barcelona: RBA, 2004); Steve Coll, Ghost Wars: The Secret History of the  CIA, Afghanistan and Bin Laden, From the Soviet Invasion to September 10,  2001 (Penguin, 2004), página 87.
[85] La Jornada,  Mexico, 15 de septiembre de 2001.
[86] Steve Coll,  Ghost Wars: The Secret History of the CIA, Afghanistan and Bin Laden, From  the Soviet Invasion to September 10, 2001 (Penguin, 2004), páginas 249-250  y 404.
[87] La Jornada,  Mexico, 15 de septiembre de 2001.
[88] Ver, por  ejemplo, Daniel Pipes, Militant Islam Reaches America (W.W.  Norton & Co., 2002); David Cook, Understanding Jihad (University of  California Press, 2005).
[89] “On the  Bombings”, ZNet, 11 de septiembre de 2001:  http://www.zmag.org/chomnote.htm.
[90] Washington  Post, 21 de agosto de 1998.
[91] 9-11 (Seven  Stories Press, 2001), páginas 59-60.
[92] Jason Burke,  Al-Qaeda: The True Story of Radical Islam (Penguin, 2003), página  248.
[93] Sunday  Times, Reino Unido, 8 de septiembre de 2002.
[94] “The New War  Against Terror”, Conferencia en el Massachusetts Institute of Technology, 18 de  octubre de 2001.
[95] New York  Times, 1 de febrero de 2002.
[96] Pirates  and Emperors, Old and New (Pluto Press, 2002), página 150.
[97] Los Angeles  Times, 4 de enero de 2002.
[98] Carta al Wall  Street Journal, 5 de febrero de 2002.
[99] The  Spectator, Reino Unido, 30 de noviembre de 2002.
[100]  Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media  (Vintage, 1994), páginas 71-72.
[101] Piero  Gleijeses, Shattered Hope: The Guatemalan Revolution and the United States,  1944-1954 (Princeton University Press, 1991), páginas 84, 147, 145, 155 y  181-182. Este libro es una auténtica hagiografía de Arbenz.
[102] “Antecedentes  Inmediatos (1944-1961): El derrocamiento de Arbenz y la intervención militar de  1954,” en Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), Guatemala:  Memoria Del Silencio (Guatemala, 1999), Capítulo primero.
[103] Nicholas  Cullather, Secret History: The CIA's Classified Account of its Operation in  Guatemala,
1952-1954 (Stanford University Press, 1999) páginas 24-27, un  estudio basado en los archivos de la CIA.
[104] Entrevista,  Hot Type With Evan Solomon, CBC Newsworld, Canadá, 9 de diciembre de  2003.
[105] Declaración del  quiebre de la democracia chilena”, Resolución de la Cámara de Diputados, Chile,  22 de agosto de 1973: http://www.archivochile.com/Poder_Dominante/pod_publi_parl/PDparlamento0003.pdf.  
[106] Mark  Falcoff, Modern Chile, 1970-1989 (Transaction, 1989), páginas 199-251 y  “Kissinger and Chile: The Myth That Will Not Die”, Commentary,  Noviembre de 2003; Joaquin Fermandois, “The Persistence of a Myth: Chile  in the Eye of the Cold War Hurricane”, World Affairs, Invierno de  2005.
[107] The Harvard  Crimson, 20de marzo de 1985.
[108] 9-11  (Seven Stories Press, 2001), página 79.
[109] Roger  Miranda y William Ratliff, The Civil War in Nicaragua  (Transaction, 1993), páginas 97-125 y 135-150.
[110] Turning  the Tide (South End Press, 1985), página 117.
[111] Washington  Post, 15 de mayo de 1982 (Socorro Jurídico); 19 de agosto 1984 (massacre  inventada); 6 de agosto de 1986 (desertor); Human Events, 15 de  septiembre de 1990 (notas de prensa falsificadas).
[112] Turning  the Tide (South End Press, 1985), página 168.
[113] New York  Times, 24 de junio de 1984; Washington Post, 27 de junio de  1984.
[114] Turning  the Tide (South End Press, 1985), página 72.
[115]  John Norton Moore, The Secret War in Central America (University  Publications of America, 1987) página 143 nota 94 (2.000 asesinatos);  Roger Miranda y William Ratliff, The Civil War in Nicaragua  (Transaction, 1993), página 193 (3.000 desapariciones); Insight on the  News, 26 de julio de 1999 (14.000 atrocidades).
[116]  Associated Press, 9 de septiembre de 1990 (Brasil, 350 muertos); Rule by  Fear: Paraguay After Thirty Years Under Stroessner (Americas Watch, 1985),  página 99 (Paraguay, 340 muertos); Los Angeles Times, 9 de diciembre de  2001 (México, 275 muertos); New York Times, 17 de abril de 1989  (Uruguay, 200 muertos); New York Times, 14 de marzo de 1999 (Bolivia,  200 muertos); New York Times, 21 de diciembre de 1995 (Honduras, 184  muertos).
[117] Turning  the Tide (South End Press, 1985), página 54.
[118] Roger  Miranda y William Ratliff, The Civil War in Nicaragua  (Transaction, 1993), páginas 116-118.
[119]  Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 306.
[120] Martin  Kriele, “Power and Human Rights in Nicaragua,” German Comments, Abril  de 1986, páginas 56-57 y 64-65.
[121] LA  Weekly, 24-30 de enero de 2003.
[122]  Ibíd.
[123] “Middle East  Diplomacy: Continuities and Changes,” Z Magazine, Diciembre de  1991.
[124] Reuven  Pedatzur, “Coming Back Full Circle: The Palestinian Option in 1967,” Middle  East Journal, Primavera de 1995, páginas 273-276 y 278; ver también  Washington Post, 6 de julio de 1967.
[125] Avraham  Wachman, “A Peace Plan,” The New Republic, 5 de septiembre de 1988;  Jerusalem Post, 27 de julio de 1990. En este momento “Sharon  estaba de acuerdo con transferir toda la franja occidental a la soberanía  palestina a condición de que todos los acuerdos de seguridad quedaran en manos  de Israel”: Uzi Benziman, Sharon: An Israeli Caesar (Robson Books,  1985), página 194.
[126] Fateful  Triangle (Pluto Press, 1999), página 64, publicado en España como El  triángulo fatal: Estados Unidos, Israel y Palestina (Madrid: Editorial  Popular, 2002).
[127] Al-Ahram,  Egipto, 25 de febrero de 1971, citado en Theodore Draper, “The Road to Geneva,”  Commentary, Febrero de1974.
[128] Fateful  Triangle (Pluto Press, 1999), páginas 99-100.
[129] Radio Damasco, 15  de octubre de 1973, trascrito en Walter Laqueur, editor, The Israel-Arab  Reader (Bantam Books, 1976), página 459.
[130] Al-Ahram,  Egipto, 19 de octubre de 1973, citado en Theodore Draper, “The Road to Geneva,”  Commentary, Febrero de1974.
[131] Fateful  Triangle (Pluto Press, 1999), página 67.
[132] Borrador de  Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, 23 de enero de 1976;  Newsweek, 5 de enero de 1976; New York Times, 17 de febrero de  1976.
[133] Power and  Terror (Seven Stories Press, 2003), página 52, publicado en España como  Poder y terror (Barcelona: RBA, 2003).
[134] El Mundo,  Venezuela, 11 de febrero de 1980; The Times, Reino Unido, 5 de agosto  de 1980; Der Stern, Alemania Occidental, 30 de julio de 1981.
[135] Fateful  Triangle (Pluto Press, 1999), página 309.
[136] Ze'ev Schiff  y Ehud Ya'ari, Israel's Lebanon War (Simon and Schuster, 1984),  página 220.
[137] Power  and Terror (Seven Stories Press, 2003), página 54.
[138]  Washington Post, 2 de octubre de 1985.
[139]  Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 25.
[140] Khalaf,  Al-Watan, Kuwait, 11 de febrero de 1989; Arafat, BBC Summary of  World Broadcasts, 8 de enero de 1990.
[141] “Back in the USA,”  Red Pepper, Reino Unido, Mayo de 2002.
[142] Faisal Husseini,  Al-Safir, Líbano, 21 de marzo de 2001. Para mapas de las propuestas  Clinton-Barak, ver Dennis Ross, The Missing Peace (Farrar, Straus and  Giroux, 2004), páginas xxiv-xxv.
[143] Entrevista, 21 de  mayo de 2002, en Power and Terror (Seven Stories Press, 2003), página  32.
[144] “His Right to Say  It,” The Nation, 28 de febrero de 1981.
[145] Pierre  Guillaume, “Une mise au point”, en Droit et Histoire (París: La Vieille  Taupe, 1986), página 152.
[146] Werner Cohn,  Partners in Hate: Noam Chomsky and the Holocaust Deniers (Avukah Press,  1995), páginas 55-56.
[147] Réponses  inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus,  1984); Language and Politics (AK Press, 2004), página 290.
[148] Entrevista no  publicada, 28 de marzo de 1977; Language and Politics (AK Press, 2004),  página 176.
[149] “Some Elementary  Comments on the Rights of Freedom of Expression”, 11 de octubre de 1980,  publicado como prefacio a Robert Faurisson, Mémoire en défense contre  ceux qui m'accusent de falsifier l'histoire (París: La Vieille Taupe,  1980).
[150] El texto de la  petición se reproduce en Werner Cohn, Partners in Hate: Noam Chomsky  and the Holocaust Deniers (Avukah Press, 1995), páginas  33-34.
[151] “Some Elementary  Comments on the Rights of Freedom of Expression”, 11 de octubre de 1980,  publicado como prefacio a Robert Faurisson, Mémoire en défense contre  ceux qui m'accusent de falsifier l'histoire (París: La Vieille Taupe,  1980).
[152] Ver  Nadine Fresco, “The Denial of the Dead: On the Faurisson Affair,”  Dissent, Otoño de 1981.
[153] “His Right to Say  It”, The Nation, 28 de febrero de 1981.
[154] Serge Thion,  Vérité historique ou Vérité politique? Le dossier de l'affaire Faurisson. La  question
des chambres à gaz (París: La Vieille Taupe, 1980).
[155] “His Right to Say  It”, The Nation, 28 de febrero de 1981.
[157] Carta a  Outlook (una revista comunista canadiense), 1 de junio de  1989.
[158] Pierre  Guillaume, “Une mise au point,” en Droit et Histoire (París: La Vieille  Taupe, 1986), página 154. Traducido de la traducción inglesa del  francés.
[159] Carta a  Outlook (una revista comunista canadiense), 1 de junio de  1989.
[160] Pierre  Guillaume, “Une mise au point,” en Droit et Histoire (París: La Vieille  Taupe, 1986), página 170. Traducido de la traducción inglesa del  francés.
[161] Citada en  W.D. Rubinstein, “Chomsky and the Neo-Nazis,” Quadrant, Octubre  de 1981.
[162] Como han advertido  algunos comentaristas: ver Lucy Dawidowicz, “Lies About the Holocaust,”  Commentary, Diciembre de 1980.
[163]Réponses  inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus, 1984);  Language and Politics (AK Press, 2004), página 291.
[164] “An Island  Lies Bleeding”, The Guardian, Reino Unido, 5 de julio de  1994.
[165]  Time, 15 de julio de 1966.
[166] James  Reston, “Washington: A Gleam of Light in Asia”, New York Times, 19 de  junio de 1966; Editorial, New York Times, 25 de agosto de  1966.
[167] Peace in  the Middle East? (Fontana, 1975), página 182 nota 20.
[168] The  Times, Reino Unido, 15 de junio de 1967.
[169] “Memories”, Z  Magazine, Julio-Agosto de 1995.
[170] McGeorge  Bundy, “The End of Either/Or”, Foreign Affairs, Enero de 1967, página  191.
[171] “After  Pinkville”, New York Review of Books, 1 de enero de 1970; At War  With Asia (Vintage Books, 1970), páginas 87-88.
[172] Samuel P.  Huntington, “The Bases of Accommodation”, Foreign Affairs, Julio de  1968, página 653.
[173] “Distortions  at Fourth Hand,” The Nation, 25 de junio de 1977.
[174] Nayan Chanda,  Far Eastern Economic Review, 29 de octubre de 1976; W.J. Sampson,  Cartas, The Economist, 26 de marzo de 1977; B. Kiernan, “Cambodia in  the News; 1975/76,” Melbourne Journal of Politics, Diciembre de  1975-Enero de 1976. posteriormente, Ciernan reconoció el genocidio y se  convirtió en apologista de la dictadura impuesta por el Vietnam  comunista.
[175] Fateful  Triangle (Pluto Press, 1999), página 68.
[176] Resolución  Política del 13º Consejo Nacional Palestino, arts. 1, 2 y 9, en Yehoshafat  Harkabi, The Palestinian Covenant and its Meaning (Vallentine Mitchell,  1979), páginas 149-159.
[177] New York  Times, 21 de marzo de 1977.
[178] “Law and  Imperialism in the Central American Conflict,” Journal of Contemporary  Studies, Primavera-Verano de 1985, página 40.
[179] New York  Times, 23 de noviembre de 1984.
[180]  Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 308.
[181] Editorial,  The New Republic, 2 de abril de 1984.
[182] “Industry  vs. Labor,” Lies of Our Times, 14 de junio de 1994.
[183] James  Buchanan, The Limits of Liberty (University of Chicago Press, 1975),  página 92.
[184] Entrevista,  Salon.com, 16 de enero de 2002.
[185] Werner Daum,  “Universalism and the West,” Harvard International Review, Verano de  2001; Carroll Bogert, Director de Comunicación de Human Rights Watch,  “Noam Needs a Fact-Checker,” Salon.com, 22 de enero de  2002.
[186]  Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 335.
[187] John  Merrill, Korea: The Peninsular Origins of the War (University of  Delaware Press, 1989), página 181.
[188] Towards  a New Cold War (Pantheon Books, 1982), página 145.
[189] Bernard B.  Fall, “Viet-Cong - The Unseen Enemy in Viet-Nam”, New Society, Reino  Unido, 22 de abril de 1965; reimpreso en Marcus G. Raskin y Bernard B.  Fall, The Vietnam Reader (Random House, 1965), página  261.
[190] “Distortions  at Fourth Hand”, The Nation, 25 de junio de 1977.
[191] Francois Ponchaud, Cambodia Year  Zero (Holt, Rinehart and Winston, 1978), páginas 170 y 71.
[192] “A Rational  Reaction”, The Liberal, Reino Unido, Dicembre de 2004-Enero de  2005.
[193]  Kampuchea: A Demographic Catastrophe (Central  Intelligence Agency, 1980).
[194] Marek  Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París:  L'Harmattan, 1995), página 48.
[195] After  the Cataclysm (South End Press, 1979), página 162.
[196] Washington  Post, 4 y 23 de junio de 1975.
[197] Carta,  Encounter, Julio de 1980.
[198] Francois  Ponchaud, Cambodia Year Zero (Holt, Rinehart and Winston, 1978), página  71 (800.000-1,4 millones de muertos); William Shawcross, “The Third  Indochina War”, New York Review of Books, 6 de abril de 1978 (2  millones de muertos).
[199]  Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass  Media (Vintage, 1994), páginas 383-384, nota 2.
[200]  Kampuchea: A Demographic Catastrophe (Central  Intelligence Agency, 1980).
[201] Rogue  States: The Rule of Force in World Affairs (Pluto Press, 2000),  página 36.
[202] New York  Times, 14 y 26 de julio de 1982.
[203] Associated Press,  1 de diciembre de 1982; Christian Science Monitor, 21 de diciembre de  1982.
[204]  Washington Post, 16 de noviembre de 1984.
[205] Rogue  States: The Rule of Force in World Affairs (Pluto Press, 2000),  página 36.
[206] Fateful  Triangle (Pluto Press, 1999), páginas xx y xxii nota 20, citando a Aliza  Marcus, Boston Globe, 1 de marzo de 1999.
[207] Entrevista,  Socialist Review, Julio de 2005.
[208] Les Roberts y  otros, “Mortality Before and After the 2003 Invasion of Iraq: Cluster Sample  Survey”, The Lancet, 20-26 de noviembre de 2004.
[209] Reuters, 11 de  julio de 2005.
[210] Entrevista,  Revolution, Francia, 13 de marzo de 1980; Language and  Politics (AK Press, 2004), página 259.
[211] Entrevista,  New Left Review, Septiembre-Octubre de 1969; Entrevista, Black  Rose, Nº 1, 1974; ambas reimpresas en Language and Politics (AK  Press, 2004), páginas 113 y 153.
[212] Réponses  inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus,  1984); Language and Politics (AK Press, 2004), página 293.
[213] Entrevista,  New Left Review, Septiembre-Octubre de 1969; Language and  Politics (AK Press, 2004), página 110.
[214] New Statesman  & Society, Reino Unido, 3 de junio de 1994.
[215] Radio Hanoi, 14 de  abril de 1970; Foreign Broadcast Information Service, 16 de abril de 1970.  Chomsky admitió haber hecho el discurso en su discusión con Sidney Hook, The  Humanist, Marzo-Abril de 1971.
[216]  At War With Asia (Vintage Books, 1970), páginas 279 y  281-282.
[217] The  Washington Connection and Third World Fascism (South End Press,  1979), página 28.
[218] Cartas al  director, Encounter, Julio de 1980.
[219] “Distortions  at Fourth Hand”, The Nation, 25 de junio de 1977.
[220] Carta,  Nouvelles littéraires, Francia, 2-8 de diciembre de 1982; reimpreso en  Noam Chomsky, Réponses inédites à mes détracteurs parisiens  (París: Cahiers Spartacus, 1984). Traducido de la traducción  inglesa del francés.
[221] Prólogo,  Sabri Jiryis, The Arabs in Israel (Monthly Review Press,  1976).
[222] David K.  Shipler, Arab and Jew: Wounded Spirits in a Promised Land (Penguin  Books, 2002), página 56.
[223] Email citado  en John Williamson, “Chomsky, Language, World War II and Me”, en Peter  Collier y David Horowitz, editores, The Anti-Chomsky Reader (Encounter  Books, 2004), p238.
[224] Ibid.  páginas 238-239.
[225] The Harvard  Crimson, 12 de diciembre de 2002.
[226] The Tech,  MIT, 1 de mayo de 2002; The Harvard Crimson, 8 de mayo de 2002; también  The Daily Pennsylvanian, 4 de octubre de 2002.
[227] The  Independent, Reino Unido, 4 de diciembre de 2003.
[228] 9-11  (Seven Stories Press, 2001), páginas 55, 95 y 105.
[229] Citado en  Jeffery Klaehn, “A Critical Review and Assessment of Herman and Chomsky's  'Propaganda Model'”, European Journal of Communication, Junio de 2002,  página 149.
[230] “Interview: An  Hour With Noam Chomsky,” Interventions: International Journal of  Postcolonial Studies, Abril de 2002, página 119.
[231] Entrevista,  NRC Handelsblad, Holanda, 6 de diciembre de 2003.
[232] Citado en  Konrad Koerner, “The Anatomy of a Revolution in the Social Sciences:  Chomsky in 1962”, Dhumbadji!, Invierno de  1994.
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