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viernes, 27 de septiembre de 2013

NARCISO GUARAMATO PARRA, CONFIDENCIAS IMAGINARIAS DE SIMON BOLIVAR

Yace en su lecho de muerte, inevitablemente hace un repaso de su vida. Gracias a un amigo colombiano tiene una cama en donde descansar su agotado cuerpo, que ya no le da para más, después de haberlo dado todo por la libertad de su amada  patria.
           
No se arrepiente de nada lo que ha hecho, quizás algunas las hubiera realizado diferente, ¿quizás….? pero no se arrepiente de nada. Sus detractores lo acusan de traición por la entrega de Miranda; de dictador y asesino, por el decreto de guerra a muerte y por el fusilamiento de su amado amigo Piar, pero no entienden que esto último era necesario hacerlo ya que perdía su autoridad, que tanto le costó conseguir.
Nadie puede entender lo difícil que fue pasar de un alocado viudo latinoamericano, tratando de olvidar su viudez a ser el gran general victorioso, el que ostenta tan sublime título “El libertador”. Todos querían liberar su región: Mariño, el oriente; Urdaneta, El occidente; Páez, los llanos y Piar la Nueva Angostura. Nadie comprendía que si no sacábamos a los españoles en el sur, nunca lograríamos el triunfo total, Solo Sucre parecía comprenderlo.
            -Fueron tiempos difíciles, que quizás no hubiera podido soportar sin la ayuda del baile y de las mujeres. Me encantaba bailar, podía hacerlo toda la noche, me fascinaba, dar vueltas y vueltas, acompañado por una linda dama. Esa era mi táctica de seducción, para luego terminar en el lecho o simplemente en la hamaca. Solteras o casadas, todas me encantaban, parecían deslumbradas por una leyenda inmerecida, una gloria que corría de boca en boca y que crecía con los triunfos.
            ¿Quién fue la primera? si mi memoria no me falla, fue en Veracruz, en 1799, camino a Madrid, que conocí a mi primera conquista, María Ignacia Rodríguez de Velazco y Osorio, un lustro mayor, “La Güera Rodríguez” como la llamaban, Resplandeciente, de un armonioso cuerpo, ojos azules como el cielo, rubia y de un caminar que era objeto de admiración cuando paseaba por Chapultepec. Durante dos cortos meses, que me traen buenos y deliciosos recuerdos.

Maria Teresa del Toro
            Ya en Madrid (1900), conocí a mi gran amor, la única con la cual me casé, nunca rompí este sagrado juramento, mi prima María Teresa del Toro y Alaiza, “amable hechizo del alma mía”, así la llamé en una carta. María Teresa era: dos años mayor, frágil, tímida, de ojos claros, profundos y tristes, pálida tez, amable, inspiradora de honda ternura, casta, tejedoras de sueño, avasallante y femenina dama.
            Cuando llegamos a Venezuela, en 1928, mi cabeza estaba llena de los vapores del más violento amor y no de las ideas políticas. Fue la única que  me hizo olvidar la política. Quise mucho a mi mujer. -De pronto unas lágrimas se reflejaron en sus mejillas.- La muerte, cruel y despiadada, que primero se llevó a mi madre, me separó de mi amada. Yo la he perdido y con ella la vida y la dulzura de que gozaba mi tierno pecho. El dolor un solo instante, no me dejó consuelo que buscar, deporable y triste suerte a que me hallé condenado.
            Desolado por aquella pérdida precoz e inesperada, decidí partir para París. El silencio de mi país y  la monotonía que allí reinaba trajeron a mi alma el aburrimiento más terrible y aún la desesperación, por ese motivo abandoné a mi familia  e irme en busca de la diversión.
           
Fanny Dervieux Du Villard
Llegué a París en 1804 y me residencié en el “Hotel de los extranjeros”, en la rue de la Loi, y me dedique a olvidar. Si no más recuerdo había gastado en tres meses 150 mil francos. Sin la ayuda  de Fanny, quizás la amargura me hubiera consumido, pero gracias al amor que me brindó Fanny Dervieux Du Villard, mujer de mundo, piel sonrosada, de cabellos tirando a rubio oscuro, coqueta refinada y de gracia elegante, boca fina, ojos azules, de senos rellenos y brazos torneados, de andar lento y sinuoso, sobre todo encantadora. Cuando entraba a algún salón, irradiaba un fuerte magnetismo y de esa picardía de la mujer francesa. No me hizo olvidar a María Teresa, pero si me preparó el ánimo para afrontar los grandes retos a los que me enfrentaría más tarde. –El Libertador se sonríe con malicia al pensar en su ahijado Simoncito Brifford, hijo de Fanny y quienes mucho atribuyen como su hijo. – Todos piensan que soy estéril, pero  como le comenté a Perú de la Croix tengo pruebas al  contrario.
           
Teresa de Laisnay
En compañía de mi amado maestro: Simón Narciso Rodríguez o Samuel Robinson, como le gustaba llamarse en ese tiempo, y de mi cuñado Fernando Toro, realizamos grandes viajes a través de Francia e Italia. Estando en París en 1806, conocí y me prendí de una bella mujer, Teresa de Lesnay, dulce, reservada y enigmática mujer. “Minette”, como la llamábamos, tuvo una hija muy famosa por su carácter, muy parecido al mío, dicen. Por ese motivo, me atribuyen su paternidad, pero, Flora Tristán, nació en 1803. A su vez Flora tuvo un hijo, un maravilloso pintor, Paul Gauguin.
La primera vez que viajé por el Magdaleno conocí a una encantadora francesa, Ana Lenoit, de diecisiete años bien formados, de boca pequeña y bermeja como coral, de cabello suelo y rubio. Ella me veneró.
Fernando, mi sobrino, me indica, que por consejo del Dr. Réverénd, debo poner en orden, mis cosas en orden ¿Qué es esto, estaré tan malo para que se hable de testamento y de confesarme? La muerte que por años ha disfrutado mi tormento al llevarse a su lado a mis seres queridos, me invita a acompañarlo.
Sus recuerdos lo llevan a su ciudad natal, Caracas, cuando entró por sus calles, una vez culminada con éxito la campaña admirable. Lo esperaban doce bellas caraqueñas vestidas de blanco que frente al cabildo, le colmaron de laureles a la usanza clásica de la Roma Imperial, y que además lo arrastraron en carro triunfal, como hombre y conquistador. Entre ellas se encontraba Josefina Machado.
-Pepa, mi adorada Pepa ¿Qué hubiera pasado si no hubieras estado a mi lado cuando en las playas de Ocumare de la Costa, en un momento de debilidad y desesperación, me disparé, en un intento suicida que no fue exitoso gracias a un brazo amigo que desvío mi mano en el último segundo. Te pude salvar junto a tu madre de la furia de  Boves. Me acompañaste en esa larga marcha hacia Oriente, Me volví dependiente de tu compañía, para mí fue una tortura enviarte a San Thomas, por lo que no dude ni un momento detener toda la flota expedicionaria de los Cayos, durante tres días, para que llegaras a mi lado. –De repente, un arranque de tos, quizás igual al que arranco de su lado a la Srta. Pepa, 10 años atrás le hizo interrumpir sus recuerdos, O´Leary y el Dr. Réverénd corrieron a su lado. Una vez pasada la crisis, El Libertador do su consentimiento para que llamaran al Obispo de Santa Marta,  El Doctor José María Esteves. Después de administrados los sacramentos dio las instrucciones para su testamento para ser firmado el día siguiente en presencia y ejerciendo como testigos: los Generales Montilla y Carreño; los Coroneles Wilson y José de la Cruz Paredes; el comandante Juan Glen y el Dr. Manuel Pérez Guerrero. Se siente  cansado y se acuesta, pero el calor es insoportable y se recuesta en la hamaca. El sopor lo atontan y sus pensamientos lo trasladan al año 1815, exiliado en Cartagena de Indias.
- Isabel, mi recatada Isabel Soublette, hermana del Gral. Carlos Soublette y prima de mi Señorita Pepa. Primero amante y después mi incondicional amiga, tu larga y abundante cabellera rubia, tus fina manos tus ojos azules, llenaron de amor loa largos momentos alejados de mi patria. Dentro de las murallas del Palacio Episcopal nuestra juventud  y el clima embriagante nos llevaron a un amor donde solo había presente, e futuro no existía.
            El exilio, la lejanía con nuestros amigos y el no poder frecuentar tantos lugares amados que cobran relevancia con la imposibilidad de su visita. Solo el amor que me brindaron, me permitió no entrar en la depresión tan característica de estas situaciones, en Jamaica conocí una bella morena de celebrados encantos, labios de corte audaz y excitante, madura en las formas expresivas, ojos verdes y profundos. Julia Cobier, durante ocho meses me amparé en tu amor. La mujer siempre ha sido una tabla de salación en mi vida. Pepa me salvó del suicidio y Julia me salvo de mi esclavo Pío, quien no sabía que me había ido a cas de Julia, y le asestó dos puñaladas fatales al oficia venezolano  José Félix Amestoy Mayoral, quien en mi ausencia se recostó para descansar en mi hamaca.
            A mi llegada a Bogotá en 1820, entre valses, contradanzas y minués conocí a mi bella Bernardina Ibañez. De una hermosura que me embriagó, alta y delgada, delicada, grandes ojos oscuros y almendrados, cabellera abundante y piel de nácar. Me ofreció un amor puro y dulce como la miel.
            En un baile dado en mi honor, en Palmira, Colombia, por el año 1822 conocí a una hermosa trigueña, joven, en la plenitud de su vida, alegre, con una larga y frondosa cabellera. De nombre Paulina García. Fue un corto pero intenso amorío. Recuerdo que al continuar mi camino a Quito, en Santiago de Cali, conocí a mi “Dama Incógnita”, casada y de la alta sociedad, que me pidió nunca da a conocer su nombre.
            Mi llegada a Quito fue apoteósica. La ciudad entera estaba cubierta de flores, arcos, festones y colgaduras en las barandillas de los balcones. A las ocho y media de la mañana de 16 de junio de 1822 -ese día nunca se me olvidará porque cambió mi vida- repicaron simultáneamente las  campanas de las  veinte torres de Quito cuando montado en un caballo blanco y vestido sin muchas pretensiones, saludando sombrero en mano. pero eso sí, acompañado de trescientos oficiales y setecientos de caballería armados de lanzas para inspirar respeto. 
De repente una de las damas me arroja una corona de laureles. Cando la busco par devolvérsela, me encuentro con una bella mujer con una mirada desafiante y penetrante, que daba a entender que su portadora no le tenía miedo a nada y que se consideraba igual a cualquier hombre, incluso a mí, algo raro en esa época. En la noche, en la recepción oficial me la presentaron: Manuela Sáenz de Thorne, lucía un vestido blanco  que dejaba lucir sus hermosos hombros, y como único adorno lucia la condecoración que la atribuía como Caballeresa del Sol y que consistía en medalla de oro y banda bicolor en blanco y rojo, que le fue otorgada por el Gral. San Martí a ella y a Rosita Campuzano, su amiga y amante de San Martín. Ella era de talla media, fina de cuerpo, las caderas redondeadas, de inmensos ojos, luminosos e irresistibles, rasgos suaves, rostro oval, boca pequeña y pulposa. Pero, el rasgo que la definía y la cual intuí primeramente, pero luego la viví e carne propia, es su carácter, fuerte e indómito, probado en Ayacucho donde alcanzó el grado de capitán.
            Bailamos toda la noche, y desde ese momento su amor correspondido nunca me dejaría, como la extraño, nos despedimos en Bogotá, antes de abordar este viaje por el Magdaleno. La idolatro más que nunca. “Mi amada Loca”, dos veces le debo la vida, la última en el Palacio de San Carlos, en Bogotá, cuando espada en mano se enfrento a mis enemigos. Su lealtad y devoción hacia mi fueron inquebrantables. Fue mi complemento, compañera y consejera. Conocía mis más íntimos deseos, era la sultana de las mancebas, una verdadera Mesalina. ¡Claro que hubo otras mujeres! :Joaquina  Garaicoa, Manuelita Madroño, Paula Prado, Francisca Zubiaga Berles de Gamarra, Benedicta Nadal y la norteamericana Jeanette Hart, de la cual Manuela no podía, ni siquiera, oír mencionar su  nombre. Incluso en mi estadía en Perú, fueron varias las limeñas que me hicieron pasar ratos momentos. ¡Pero ninguna como Manuela!
           
María Joaquina Costas
Hay dos muy especiales, no por el amor que les tenía, con una de ellas solo estuve en dos ocasiones, sino por el fruto que me dieron. Como le comente a Luis Perú de La Croix, en unas conversaciones que tuvimos en Bucaramanga: “El potosí tiene para mi tres recuerdos: allí me quité el bigote; allí usé vestido de baile y allí tuve un hijo”. Su madre, María Joaquina Costas, le puso el nombre José Antonio de la Trinidad Costas. Nació en 1826.  María Joaquina, entre baile y danza, me alerto al oído que se fraguaba un plan para asesinarme. El agradecimiento se volvió pasión.
            Mucho antes, en 1819, en la villa  santendereana de San Carlos de Pie de Cuestas, cerca de Bucaramanga. En un baile popular me presentaron a Ana Rosa Mantilla que con sus dos trenzas con adornos en rojo me cautivó. Solamente intimidamos en dos ocasiones pero a los nueve meses me comunicaron que tuvo un hijo varón, igualito a mí, bautizado con el nombre de Miguel Simón y que mi hermana María Antonia se encargó de cuidar.
            –Pensativo, Simón cada vez se siente mejor, le ayudó el reposo, incluso se pudo parar sin problemas de la hamaca. Cuando se disponía llamar a sus edecanes, se dio cuenta de que estaba vestido con sus mejores galas ¿Cuándo lo vestirían? De repente escuchó un hermoso vals, uno que gozaba de su preferencia, y vio a su amada María Teresa, hermosa, vestía espléndidamente, como si estuviera en la corte del mismísimo Rey de España. Tomó la suave  mano de su esposa y comenzó a bailar, se sentía dichoso, en paz, como nunca se había sentido. La Guerra quedó atrás, se dispuso a disfrutar la noche, aunque, todavía era de tarde, la una de la tarde del 17 de diciembre de 1830. 
El relato que se presentó es meramente un ejercicio literario, por lo tanto, como el título lo indica, imaginario, aunque esté basado en investigaciones serias y libros publicados por los principales historiadores bolivarianos, como son: Alfonso Rumazo González, Tomás Polanco Alcantara, Indalecio Llévano Aguirre y Ramón Urdaneta. No recuerdo, me parece que toda la vida he sido Bolivariano, pero en su justa medida, la de un venezolano que estuvo muy por encima de todos, pero un hombre al fin, con todas sus virtudes, todos su pecados y sobre todo con sus debilidades.
NO ES UN DIOS como lo han pretendido mostrar alguno. Sin embargo fue muy grande lo que hizo, aunque no estaba sólo, un gran grupo de venezolanos, colombianos, peruanos y ecuatorianos, así como guerreros y aventureros venidos de otros países, colocaron su grano de arena para lograr el éxito de tan magna obra "La libertad": En el relato toco dos de las tres grandes debilidades del libertador: el baile y Las mujeres. La tercera, era la agua de Colonia, de la cual usaba en grandes cantidades. Bolívar fue lo que la psicología moderna llama un hipersexual. Sin embargo, se enamoró, y muy fuertemente de tres mujeres: María Teresa, Pepita Machado y Manula Saenz.

Narciso Guaramato Parra 

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sábado, 8 de diciembre de 2012

MERCEDES MONTERO, VAMOS HACIA CUBA


En el año 2009, Juanita Castro publicó un libro titulado “Fidel y Raúl, MIS HERMANOS, la historia secreta”, en el que relata como crecieron, fueron educados, la lucha de Fidel y Raúl Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista, el triunfo de la revolución, y, como en la misma medida que sus hermanos mostraban su compromiso con la ideología comunista se iba diluyendo la democracia en Cuba hasta desaparecer, y transformarse en una dictadura que ya lleva casi 54 años en el poder, y, que de estar entre los tres países mas desarrollados de Latinoamérica, ha pasado a ser un estado mendicante.
JUANITA CASTRO
Angel Castro y Lina Ruz, levantaron a sus hijos Angelita, Ramón, Fidel, Raúl. Juanita, Enma y Agustina con principios morales y un ejemplo de trabajo honesto y de solidaridad humana hacia aquellos menos favorecidos. Lina tenía grandes dones curativos, pero además compartía con su esposo las cualidades de ser emprendedora y progresista. La historia de los Castro de Birán ha sido deformada por compatriotas de ambos bandos, que han desprestigiado a los mayores de la familia por razones políticas.
Juanita describe los diferentes episodios de la lucha de Fidel, Raúl, el Che Guevara (de quien siempre desconfió), de Camilo Cienfuegos y le dedica un capítulo a Huber Matos, a quien califica “como uno de los hombres más íntegros que haya dado el Movimiento 26 de Julio y el primero que hizo sonar la alarma”.
La historia relatada en el libro de Juanita Castro, es común a lo que está sucediendo en los países latinoamericanos que hoy en día padecen la intromisión del Castro comunismo, movimiento que se ha acrecentado desde la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, quien ha saqueado las arcas del país para financiar a la dictadura castrista y a la expansión del proyecto del Foro de Sao Paulo, cuyo objetivo es el de alcanzar el poder mundialmente.
En los 51 capítulos del libro la autora resalta no solo la forma en la que fueron educados los hermanos Castro Ruz, también relata la forma en que ocurrieron los hitos en la historia de Cuba hasta llegar a la “Revolución cubana”. Como fue la planificación de cada uno de los movimientos, la participación y el liderazgo de sus hermanos Fidel y Raúl Castro, pero principalmente como el país se transforma en una dictadura que se ahonda a pasos agigantados. Como el hombre que bajó de Sierra Maestra el 1 de enero de 1959, con una imagen de justiciero, la cambiaría casi inmediatamente a todo lo contrario. Fidel bajó acompañado de hombres idealistas, que se fueron alejando de una revolución que había cambiado de curso y pasarían luego a ser sus opositores acérrimos. En cambio un asesino como el Che Guevara, se regodeaba y con mucho placer condenaba al paredón a todo aquel que le parecía, fuera batistiano, católico, ejerciera su derecho a la libertad de expresión, fuera rico, o considerado traidor.
La gente pudiente, la clase media, los profesionales, aquellos que tenían familiares viviendo en USA, o cualquier otro país, empezaron a emigrar. Las familias se separaron y otras se dividieron por cuestiones ideológicas. La gente comenzó a tratar de sacar de Cuba sus capitales y pertenencias Fidel había declarado la guerra a la propiedad privada, la confiscación se imponía. Así se expropiaron casas, edificios, fábricas, clubes, empresas, haciendas, cultivos, ganado. El Estado se convirtió en el principal empleador. Todo lo devoraba el Estado, pero al mismo tiempo todo dejaba de producir, de funcionar, de crear riqueza, el país se empobreció a pasos acelerados. La soberanía alimentaria se perdió.
Las mujeres que una vez dijeron que deseaban tenerle un hijo a Fidel, han corrido con un castigo que ninguna mujer merece, no solo han sido perseguidas, encarceladas, maltratadas, insultadas, sino que en su mayoría ni siquiera disponen de un producto necesario para la higiene de cualquier mujer.
La iglesia fue atacada, los sacerdotes y monjas fueron expulsados del país, los colegios religiosos cerrados. Hoy en día las iglesias están abiertas, pero la persecución sigue igual, aunque el Cardenal Ortega lo niegue.
Los medios de comunicación fueron confiscados, hoy en día solo existen dos estaciones de TV, un periódico que es el Granma, las estaciones de radio están controladas, también es limitadísimo el acceso a la informática. Existe una universidad muy avanzada para los estudios en la materia pero a esta solo tienen acceso aquellos que vayan a servir al Estado.
La educación está bajo el control del Estado, lo libros de texto cubanos fueron cambiados por libros de texto marxistas. Solo basta ver los videos que se cuelan sobre el pobre conocimiento que demuestran los maestros cubanos al ser entrevistados, para darse cuenta de la mala calidad de lo que enseñan.
Los hospitales carecen de todo lo necesario y están en pésimas condiciones, a menos que por supuesto sea el Centro médico en el que atienden a Chávez y a Fidel.
En cuanto a soberanía hay que recordar la presencia de los rusos en Cuba, a la que veían como una colonia, hasta el punto de provocar la Crisis de los misiles, en el año 1962, , ya que habían instalado misiles nucleares en Sagua, Guanajay y San Cristóbal apuntando hacia USA, cuyo presidente era John F Kennedy. Además los rusos y soviéticos tenían una conducta desordenada y hacían lo que querían en Cuba. Hasta 1991 la economía cubana estuvo subsidiada por la “ayuda desinteresada” de la Unión Soviética, pero el colapso de esta última la llevó a salir de la isla dejando a Cuba en una profunda crisis económica. ¿Que país puede decir que es libre cuando depende de otro para que lo mantenga? Después de la partida de los rusos, el pueblo cubano comenzó a pasar un hambre brutal, hasta el punto de que la gente empezó a quedarse ciega por el hambre que pasaba. Hoy en día Cuba depende de Hugo Chávez, que tiene un bolsillo lleno y generoso con lo que le pertenece al pueblo venezolano.
Pero el peor daño es la división creada por Fidel entre los ciudadanos: gusanos son los que se oponen al comunismo, revolucionarios son sus seguidores. Es doloroso ver como los cubanos fidelistas persiguen, golpean, insultan atacan y hasta escupen a los opositores del régimen Castro comunista.
A todo esto se opuso Juanita Castro, quien junto a su madre Lina Ruz ayudó a mucha gente a salir de Cuba, a sacarlos de prisión, a salvarle bienes, a conseguirles asilo en otros países. Una vez muerta su madre, y descubierta por sus hermanos su ayuda se dificultó y decidió auto exilarse, con la excusa de ir de visita a México.
Juanita Castro que había sido contactada por la CIA, con anterioridad para que trabajara en pro de la democracia en Cuba, al llegar a México hizo contacto con los agentes de la CIA y unos días después haría denuncia pública del régimen castrista. Por supuesto esto le trajo el repudio de su familia y amigos, mucha desconfianza entre sectores de los opositores al régimen en muchos lugares del mundo, pero también el reconocimiento y apoyo por parte de otros sectores. Años después durante el gobierno de Richard Nixon, se estableció una política de acercamiento entre USA y la Unión Soviética, debido a esa razón de Estado la CIA le pidió a Juanita Castro un cambio de actitud y discurso con respecto al régimen castrista. Le pidieron que declarara que el Comunismo no era una amenaza para Cuba, a lo cual se opuso rotundamente. Nunca ha dejado de luchar, pero lo hace a otro nivel. Goza de la lealtad de amigas que son como hermanas y del reconocimiento de muchos opositores.
Nietos de Angelita, Ramón, Fidel y Agustina han emigrado de Cuba, principalmente a España y unos pocos a USA.
Es necesario que veamos lo sucedido en Cuba y analicemos si queremos ver repetido en nuestros respectivos países lo sucedido en el mal llamado “Mar de la felicidad”.
 mechemon99@yahoo.co.uk

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