A
finales del mes de Mayo, aproximadamente a las 8 Pm, mientras me encontraba en
compañía de Rafael Gallegos en un conocido restaurant chino de La Trinidad,
sufrimos un atraco colectivo cuyos detalles han sido desde ese momento una
terrible pesadilla. Sin embargo, es importante destacar que según
informaciones, fueron mas de diez los asaltantes aunque yo, sólo vi al primero
que entró antes de reaccionar como lo hice, y que a pesar de sonar por lo menos
un disparo, no funcionó el famoso “patrullaje inteligente” ni tampoco brilló
mucho la solidaridad, excepto la de Rafael Gallegos a quien le debo la vida. Lo
cierto es que resulté herido de un disparo, a quemarropa, a menos de un metro
de distancia, a la cabeza.
Mientras
me dejaba caer porque nunca perdí la conciencia, tuve durante segundos que
parecieron minutos y estos horas, la oportunidad para rezar un Padre Nuestro y
varios Ave María, de despedirme de mi esposa Thais, de mis hijos Mariana, Iván
y Luis, de mis nietos Alex, Nachito y Miranda y de mis hermanos. También le
supliqué a mis padres Dumbo y Trina, a Charora, a la vieja Chicha, a Chucho, a
William a Momo y a todos mis muertos que me llevaran para no convertirme en un
cuadraplégico o una carga para mi familia.
Al
mismo tiempo, lamenté no conocer a Miranda ni al próximo nietecito que nace en
Octubre. Aunque algunos no lo crean, todo ello sucedió en escasos segundos. A
todas estas, me sorprendía de la oportunidad que me daba Dios de despedirme
así, a pesar de tener lo que estaba convencido,
era un tiro en el ojo.
Durante
largos minutos, mientras estaba en el piso, ensangrentado y haciéndome el
muerto, como en cámara lenta escuchaba los insistentes llamados de Rafael
Gallegos, para que no me desmayara, para que no me durmiera, para que no me
fuera.. Mientras tanto, los delincuentes con toda parsimonia, con toda
impunidad, iban de mesa en mesa, despojando a la gente de dinero y objetos de
valor. Uno de ellos, posiblemente el mismo que me dio el tiro, me despojó de mi
koala y de mi reloj mientras decía “este
está listo”.
Algunos
se preguntarán ¿qué hacía yo en ese sitio a esa hora (8 Pm). ¿Es que acaso
ignoraba yo que estamos presos en nuestro país y en nuestras casas? Las
respuestas son varias pero baste decir que no acostumbro salir, que no voy a
fiestas y que mi situación no me permite acudir a restaurantes y que sólo una
cadena de circunstancias me llevaron a ese sitio para coincidir con esos
asesinos, hijos sin duda del odio de clases, de la robolución y del
resentimiento social que les ha convertido en bestias.
Una
vez que los hijos de bernal y chávez se fueron, me paré por mis propios medios
y me dejé llevar por Rafael a la clínica más cercana que enseguida se llenó de
familiares y amigos. Mientras caminaba hacia emergencias reflexionaba mientras
rezaba. No podía tener un tiro en la cara porque entonces habría perdido la
conciencia y hasta la vida. El diagnóstico de los médicos confirmó el milagro,
la bala rozó, posiblemente por un movimiento reflejo de mi cabeza, pegó entre
los lentes y se desvió quien sabe hasta adonde. A pesar del milagro, me cortó
la cornea y me causó pérdida parcial del iris y en consecuencia de la visión
del ojo derecho.
Mientras
esto escribo, la emoción me embarga porque solo un milagro puede explicar lo
sucedido y por ello, a pesar de mi tristeza, me siento bendecido. Creo que Dios
me tiene reservada alguna tarea especial que con mucha fé y devoción me
apresurare en cumplir. Lamento haber expuesto la vida de mis semejantes y
aclaro especialmente a cierto amigo con quien me unen inquebrantables lazos de
afecto que aunque fui imprudente, no fui valiente fue mi adrenalina porque
siempre pensé que iban por mí.
Mientras
tanto, estoy de reposo, fuera de circulación, discapacitado pero nunca
quebrado. Se necesitarían muchas balas para quebrarme y ahora que Dios me lo
demostró, no creo que unos cobardes mequetrefes, unos que nos gobiernan y otros
que nos atracan y secuestran puedan quebrarme. Acá les espero y tan pronto
pueda, volveré a mi lucha. Podremos derrotar a maduro y sus ladrones pero
tendremos que pensar ¿qué hacer con la porquería que nos dejan en las calles?
No
quiero finalizar esta crónica sin antes agradecer a Dios, a Rafael Gallegos, a
mi esposa siempre abnegada, a mis hijos siempre pendientes, a mis nietos que
alegran mis días y especialmente a mi Gente del Petróleo que desde los más
remotos lugares me han llamado, han orado por mi salud y me han reconfortado en
hora triste y menguada. Vayan para todos mis amigos, familiares y vecinos mi
agradecimiento eterno.
Quiero
igualmente antes que ellos me lo prohíban mencionar el gesto de Víctor Guédez
que tan pronto pudo, reemplazó los relojitos de Rafael y mío que los asesinos
nos robaron. Otra persona a quien debo mencionar es a Don Pablo Mosco cuyo
gesto indescriptible me arrancó lágrimas del corazón. Igual para el Padre
Molina, de mi parroquia que supo entenderme y reconfortarme en fecha reciente.
Todos ellos me demuestran que aún queda Venezuela para rato.
En
mis oraciones pido para que mis conciudadanos abran los ojos y se atrevan a
votar masivamente, sin miedo y con convicción para dar a estos terroristas
ladrones, corruptos y malparidos la más grande derrota que permita el
renacimiento de Venezuela, la libertad de los presos políticos, la cárcel para
los corruptos y el regreso de nuestros exiliados que buena falta nos harán.
¿Qué
pasará con mi visión? Bueno la parte física reacciona muy bien pero
posiblemente se requiera un trasplante de córnea y si en un país no hay papel
sanitario ¿será posible conseguir una córnea?
A
todos muchas gracias. ¡Los milagros existen! ¡Yo soy uno de ellos!
Si
Dios conmigo ¡Quién contra mí!
Iván
Fernández.
El
Buhonero de la Resistencia.
21
de Junio de 2015.
Chicho2512@hotmail.com
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