Ni los militares venezolanos son los
argentinos de Galtieri, ni ha habido interés nuestro en el tema, por más de
cien años…
Los militares argentinos, como todos los del
mundo, salvo los del Tibet, que son chinos, tienen planes, elaborados al
detalle, para invadir los vecinos, o ver qué pueden hacer, en caso de ser ellos
víctimas de una invasión.
Es normal porque la función de una Fuerza
Armada es defender el territorio propio, lo cual no ha sido óbice para que en
algunas circunstancias los militares invadan, y me refiero a Latinoamérica y
otras localidades del sub desarrollo, áreas de la economía o del gobierno que
no les incumbe como institución, porque mejor las administra la sociedad civil.
Nada nuevo pero hace 40 años los militares
argentinos administraban –y eso es un “decir”- el presupuesto y la vida de los
ciudadanos. Hacían lo que les venía en gana en todas las áreas de la economía
poniendo mucho énfasis en cuanto al valor de la moneda –que iba en picada- y el
control de cambios que enriqueció a muchos uniformados. No consultaban a nadie,
pero lo hacían “democráticamente”.
Eso es historia pero cabe recordar no vaya a
ser que se repita la dosis en Venezuela.
En ese tiempo la moneda argentina se
derrumbaba y la población emigraba por cientos de miles.
Unos argentinos se largaban al extranjero
porque se morían de hambre en el país granero del mundo. Otros porque cuando no
hay razones para convencer al ciudadano, los gobiernos, sean encabezados por
civiles, militares o caballos, como sucedió en la antigua Roma, recurren al
terrorismo de estado y a la represión brutal para mantenerse en el poder.
Aun así los militares argentinos pensaban
organizar una elección que sería ganada por el general o almirante escogido por
el Alto Mando castrense.
Tenían una especie de señor Lucena contando
votos etc.
Pero según las encuestas el gobierno militar
argentino iba a perder esas amañadas elecciones porque nadie iría a votar por
ellos en semejante farsa.
Así las cosas, el Alto Mando argentino de la
época echó mano de uno de los planes estratégicos pre elaborados, y,
procedieron los argentinos a invadir unas islas situadas en el Atlántico sur,
llamadas Malvinas por los argentinos y Falklands por sus habitantes, que nunca
han querido ser gobernados ni por los militares de la patria de San Martín, ni
por la señora Cristina, en tiempos recientes. Prefieren seguir siendo ingleses.
La invasión se llevó a cabo con meticulosidad
mediática y piratería logística. Lograron hundir un buque británico los
argentinos pero al final la alianza con USA, Chile y el Brasil, le dio a la
Gran Bretaña una victoria indiscutida, sin tener que hacer uso de armas
nucleares que como se sabe las tiene el ejército británico.
Volviendo al presente y a Venezuela, digamos
que hay mentes ilusas de quienes ven a nuestro gobierno haciendo uso del guion
argentino, para ganar unas elecciones que de no ser por la incapacidad de la
oposición, las debería perder el presidente Maduro.
Nada nuevo porque los y las pitonisas
proliferan en medio de la estupidez polarizada.
Es que en medio del circo donde vivimos
cualquier persona puede sopesar si Nicolás Maduro, con el agua electoral al
cuello, tras 2 años de “legado” que se traduce en estatismo socialista,
militarización de “islas productivas” de la sociedad, empobrecimiento de la
población, aunque la FAO diga lo contrario, escases y otras penurias, es capaz
de imitar el guion argentino, llevar a cabo un acto nacionalista, como colocar
boyas con banderas tricolores cerca del buque de la Exxon y vencer las
encuestas, apoyados los candidatos del PSUV en la cantata nacionalista, una
mejora del aprovisionamiento y en el empuje que la llamada Hegemonía
Comunicacional, que ventajista como un pistolero del oeste gringo, pone al
gobierno de Maduro a pelear con un contrincante fofo, ciego y amarrado.
Pero, ni Latinoamérica es un protagonista
mundial y la guerra de Las Malvinas fue prueba de ello… ni Venezuela es el
ombligo del mundo, como pretende el chavismo.
El actual impasse entre Guyana y
Venezuela y eso no se ha dicho, fue
originado por la desidia del ex Canciller Ramírez, quien preocupado por otros
manejos dejó pasar meses sin contestar un oficio guyanés. Esta desidia fue
reparada, es justo decirlo, por Deisy Rodríguez.
Pero el impasse nacido alrededor de una
tierra selvática que nuestra sociedad dejó en el abandono desde siempre, hasta
que un gringo, en vísperas de morir, asustado por el Infierno, nos contó a los
venezolanos cómo nos habían esquilmado, merced de la irresponsabilidad de las
autoridades de Caracas, para aquel entonces –algún día escribiré sobre esto en
el tono en el que los aspirantes a líderes de la sociedad no lo hacen, razón
por la cual el pueblo está desinformado- terminará siendo negociado en otros
lares, fuera del patio donde pastan las vacas de la OEA.
Y así será para evitar que se rompa el pacto
entre el CARICOM y Venezuela, que simula ir contra de los Estados Unidos,
cuando en realidad no se trata de eso.
La solución se va a pactar en la ONU, con
Obama y los Castros haciendo el papel de mediadores.
El problema no está en las aguas porque allí
Guyana está dispuesta a negociar.
El problema es que el nuevo Presidente
guyanés, militar de carrera, no puede entregar la mitad del territorio de su
país… a unos “hermanos” –nosotros- caracterizados porque la totalidad de la
población ignora siquiera cómo se llega a esas selvas.
Y es que hasta los ex militares opositores no
están dispuestos a pelear en el Esequibo y menos para cultivar la tierra.
No lucharan estos valientes contra la
variopinta coalición de intereses que une a los guyaneses con los ingleses,
gringos y brasileños –otros hermanos que callan… mientras terminan una
carretera que cruza el territorio supuestamente “reclamado”-, sino con los
mosquitos que abundan en la zona.
Situación que podría presentarse si al
Comandante en Jefe le da por regalarles a esos generales patriotas unas
hectáreas en el territorio “disputado”.
¡Ni que fuesen pendejos esos ex militares
opositores, como tampoco lo son sus pares, militares activos, que cantan lemas
chavistas pero no se van a dejar matar¡ : Unos están muy viejos y los otros
andan ocupados en sus nuevos “menesteres” ligados a la economía y el bachaqueo.
En Venezuela las elecciones perdidas se ganan
en el CNE sin echar un tiro o ser picado de mosquitos.
Eso sí, el barco de la Exxon no será
molestado.
No en balde PDVSA tiene negocios con esa
petrolera y como les debemos el “exprópiese” del fallecido… mejor dejamos para
otra ocasión el temita.
Domingo Alberto Rangel
doalra@yahoo.com
@DomingoAlbertoR
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