Las
falacias históricas del gobierno venezolano actual, un hecho cultural,
prosiguen. Desde el pasado jueves 24 de julio de 2014, natalicio del
Libertador, se ha venido repitiendo una nueva falacia. Forma parte de la
magnífica película “Libertador” de Alberto Arvelo, obra artística de singular
valor plástico, fotográfico, de recreación del pasado, escrita por un muy buen
guionista norteamericano, con música de Gustavo Dudamel, es una película
norteamericana, su costo fue de 50 millones de dólares.
Pero en esta película, que sobrecoge al espectador, hay una inmensa falsedad histórica en la forma como cuenta el deceso del Libertador, ya en esas imágenes han alterado completamente la verdad histórica del suceso, perfectamente bien conocida, gracias a una amplísima documentación, la cual casi nos cuenta día a día el año 1830 en la vida de Bolívar. Y, desde luego, sus últimos diez y siete días, desde su llegada a Santa Marta al atardecer del 1 de diciembre de 1830, en tan mal estado de salud que debió ser bajado del barco que lo traía en una silla de manos. Vivió allí hasta su deceso diez y seis días después, falleciendo en compañía de su médico de cabecera el doctor Alejandro Prospero Reverend y de sus más fieles oficiales y amigos.
Pero
en “Libertador” se han alterado completamente los hechos, con la sola idea de
adular al César imperante. Nada de aquello sucedió como se ve en la cinta. La
comunidad cultural debe protestar por tan grande y grave falsificación de
nuestra historia, especialmente por hacer creer al espectador que el Libertador
fue asesinado, cuando murió rodeado de gente de su afecto, entre los cuales
estaban su querido sobrino, que fue casi su hijo, Fernando Bolívar
Tinoco(1809-1898) y quien fue, meses más tarde(noviembre 4,1831), su sobrino
político, al casarse con su sobrina Felicia Bolívar Tinoco(1806-1868) el
general José Laurencio Silva(1791-1873).
Todo
esto proviene del libro de Jorge Mier Hoffman, La carta de cambiará la
historia, la que es una inmensa falsificación de hechos históricos, siempre
refutables, y conocidos por la investigación sobre Bolívar. Es Mier, un hombre
que no sabe cómo se escribe la historia porque desconoce las normas de la
metodología histórica, sin la cual los temas que tocan a ella no pueden ser
tratados. En su obra hay prácticamente un error histórico en cada página y,
desde luego, numerosas interpretaciones falsas. Se dice que Mier es bisnieto de
don Joaquín de Mier, el generoso anfitrión del Libertador en Santa Marta, dueño
de la Casa de las Aduana y de San Pedro Alejandrino. Mier Hoffman ha acusado
también a su propio bisabuelo de haber participado en el asesinato del
Libertador, cosa que nunca sucedió, es un invento suyo. ¡Con un nieto así el
magnánimo don Joaquín no necesitó de enemigos!. De hecho la supuesta carta que
cambiara la historia sabemos que es una misiva apócrifa, el Libertador nunca la
dictó, como era su costumbre, fue inventada por el doctor Luciano Mendible en
las primeras décadas del siglo XX y publicada en un diario de Barranquilla.
Cuando Mendible volvió del exilio reconoció personalmente ante el doctor
Vicente Lecuna (1870-1954), la mayor autoridad en la documentación bolivariana,
que había sido él quien la había inventado. Toda esta grande falacia ha ido a
parar a “Libertador”, la película de la que hablamos, con lo cual se engaña al
pueblo venezolano, cambiando lo que sabe de la muerte del Libertador, todo ello
respaldado por una amplísima documentación: cartas de Bolívar de todo el año
1830; el Diario y la historia médica de su enfermedad, hecha por el doctor
Reverend, que incluye el protocolo de la autopsia, que Reverend mismo practicó,
a las pocas horas del deceso, en presencia de varios oficiales; cartas de
testigos de la enfermedad como Perú de La Croix y de pasajes de las Memorias de
O’Leary.
Este
es apenas un ejemplo de los muchos que podrían multiplicarse. Insistimos que al
hacer estas observaciones para nada lo hacemos como si fuera un acto de
oposición sino para poner en su justo lugar la verdad histórica, esencia de la
identidad nacional, fuente del vivir nacional.
La
enfermedad
Pese
a que el presidente Hugo Chávez(1954-2012) haya dicho que dudaba que el
Libertador en 1830 estuviera enfermo, entre otras cosas por estar intentando
invadir a Venezuela por Maracaibo. Ello no es así, ninguno de los hechos son
ciertos.
Que
estaba enfermo, seriamente, se ha conocido desde entonces, avalado por su
propia correspondencia. Pero además por los estudios histórico-médicos hechos
con el tiempo, en especial gracias al nutrido y documentado libro del médico e
historiador Oscar Beaujon (1914-1990), se trata de El Libertador enfermo
(Caracas: Grafos,1963) con varias ediciones, en donde estudia la salud de
Bolívar a lo largo de toda su vida y señala claramente lo enfermo que estuvo
desde 1828, y la gravedad que sufrió en Ecuador en 1829.
Y
segundo, que si bien hay una carta en donde Bolívar habla de su idea de invadir
por Maracaibo, ello no pasó de ser una idea, nunca realizada. Su salud se lo
impidió. Basta seguir sus cartas de esos meses de 1830 para verificarlo.
Y
es allí donde está otra alteración que se ve en la parte final de la película:
el Bolívar que llega a Santa Marta, en el film, es una persona de muy buena
salud, evidente en todas las escenas, hasta la final, cuando lo asesinan, lo
que ya hemos dicho, basados en la documentación, no sucedió. En los últimos
diez y siete días de su vida estuvo casi siempre acostado, bien atendido con
Reverend, quien se dio cuenta la vastedad de su dolencia, lo que luego
certificó al hacerle la autopsia. Por lo tanto es personaje de tan buena salud,
que encarna, Edgar Ramírez, nunca existió. Hacerle creer lo contrario a los
espectadores es alterar la historia, es una nueva falacia.
¿Qué
es una falacia histórica?
Como
esto que hemos advertido y diversos hechos más han sido falsificados, todas
falacias históricas, copiamos aquí tal concepto de ello, al cual nos adherimos
que debemos al historiador Jorge Olavarría (1933-2005) cuando escribió:
“Una
falacia histórica, es un razonamiento falso que parte de premisas ciertas pero
que por la forma como ellas son presentadas y aceptadas, lleva a conclusiones
falsas… Una falacia histórica es el camino por el cual se llega a consagrar a
una mentira como una verdad y ésta es aceptada como verdad por quienes
sospechan o saben que es una mentira, pero que se empeñan en que sea verdad, ya
sea porque ello conviene a un propósito convertido en dogma político; o sirve
para encubrir hechos que se tienen como bochornosos y les ayuda a ocultar o
preterir el complejo de culpa por conductas activas u omisivas… Si no se hace
un esfuerzo serio por desmontar la falsedad de estas falacias, el enigma
seguirá siendo inescrutable. El primer paso para correr los velos que los
cubren es ordenar las falacias para abordarlas sistemáticamente” (Gómez, un enigma
histórico. Caracas: Fundación Olavarría, 2007, p.15).
Roberto
Lovera De-Sola
roberto.loveradesola@gmail.com
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Estoy en completo acuerdo con lo afirmado por Roberto Lovera De Sola. Me parece una incongruencia que tamaña película, porque no es buena, es excepcionalmente buena, hermosa, de una producción impecable, además muy rica, técnicamente la considero fuera de serie, se le haya dado un final falso de toda falsedad. Sorprende que Alberto Arvelo haya dirigido ese final. De resto, no dejar de ver la gran película LIBERTADOR, con el espíritu crítico necesario.
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