Bien
claro lo dijo Giordani: “…lo primero es mantenerse en el poder para hacer el
cambio. El piso político nos lo da la gente pobre: ellos son los que votan por
nosotros, por eso el discurso de la defensa de los pobres. Así que, “los pobres
tendrán que seguir siendo pobres, los necesitamos así…” La afirmación fue hecha
a Guaicaipuro Lameda, General de brigada del ejército venezolano e Ingeniero,
fue presidente de la petrolera PDVSA entre los años 2000 y 2002.
La
respuesta indigno al militar, quien respondió: “Usted me está diciendo que esta
revolución deliberadamente condena a los pobres a que vivan en la pobreza sólo
para que ustedes se mantengan en el poder mientras intentan que la gente piense
como ustedes creen que deben pensar. Si es así, ustedes son unos hijos de put@
y yo con hijos de put@ no trabajo”.
De
esta manera quedaba al descubierto las verdaderas intenciones del régimen, el
cual traicionaba sobre todo, al pueblo humilde que confiaba en las promesas de
la revolución bolivariana. La realidad ha confirmado la afirmación y se
concretiza en la severa crisis económica que vive Venezuela.
Era
el plan de Fidel, ya lo aplicaba en la isla, el propio Lameda recuerda que le
dijo: “Para mantenernos, necesitamos unos 4.000 millones de dólares al año. Más
de eso “estorba”, la gente empieza a vivir bien y se acaba el discurso de la
pobreza”.
Tiempo
han necesitado los seguidores de los rojos para abrir los ojos, debieron
transcurrir 15 años de desgobierno, en los que se destruyó PDVSA, se endeudó al
País por las futuras generaciones, se destruyó el sistema eléctrico nacional y
dejamos de circular en la ciudad o en carreteras por miedo al hampa desatada,
la que ha causado la muerte de 200.0000 venezolanos.
Años
en los que se expropiaron los centros de producción, hasta generar la escasez
que nos abruma. Para convertirnos en un país donde todo se importa, hasta que
se acabaron las divisas.
Demasiado
tiempo que permitió que chulos, traficantes, grupos extremistas, pedigüeños
gubernamentales, dictadores, perros de la guerra y enchufados, se instalaran en
nuestra tierra, establecieran sus bases y se llevaran una parte del pastel
petrolero. Para lograr lo que planificaban, que los pobres siguieran siendo
pobres.
Los
mantenidos se volvían incondicionales y brindaban respaldo internacional, así
la jerarquía bolivariana podía hacer de las suyas con el erario público, con
las instituciones y las leyes de la República, sin ser inquietados.
Esta
nueva realidad de “pobre país rico”, la pagamos todos, ahora todos sin trabajo,
sin comida, sin repuestos, sin medicinas, sin luz, sin derechos y sin patria…
Ya que se la entregaron a los Castro.
Este
régimen muestra el más siniestro de los resultados, la destrucción económica de
un país petrolero y el retroceso democrático de la República de Venezuela.
Este
país que fue nuestro, que fue construido a pulso por patriotas, que se enfrentó
al yugo extranjero para liberarse y liberar 5 naciones hermanas. Hoy en día
traicionado y abandonado.
Estamos
en manos de un títere que representa los intereses de la Habana, que no le
tiembla la mano para utilizar la represión, a fin de aplastar a los jóvenes
venezolanos que reclaman libertad y democracia.
El
fin de un régimen autoritario, produce muchos temores, en primer lugar el de
aquellos que abusando del poder han cometido hechos punibles. Segundo entre
aquellos nacionales o extranjeros, que están beneficiándose de los recursos,
que deberían utilizarse para el bienestar del pueblo.
Ese
temor desencadena tragedias, persecuciones, crímenes, violaciones de derechos y
abuso de poder. Para los de arriba todo es válido para salvar “el cambur”, los
de abajo divididos entre ingenuos y pequeños corruptos, están los que siguen
apoyando con la esperanza de que algún día se cumplirán las promesas o los que
mientras puedan continúan con “el trajín”.
Los
días finales de un gobierno que se desploma son escenarios de muchas historias,
se inventan magnicidios y golpes de estado para distraer la opinión pública de
los graves problemas que atraviesa la sociedad. Se es capaz de crear culpables
de delitos inexistentes, para crear escándalos al meter en prisión, a los
dirigentes de la oposición que le resulten incomodos.
Se
reprime salvajemente o lo que es peor de manera selectiva para desmoralizar a
los que resisten. Una violencia que en épocas modernas puede convenir a otras
naciones, ya que representa cifras pequeñas. Como si fueran necesarios
cantidades enormes de delitos para justificar un pronunciamiento en defensa de
los derechos humanos.
Como
si fuera necesario miles de muertos de la mano de agentes del gobierno, para
acusar a un régimen de genocida o asesino.
Un
país en el cual 4 de cada 5 de sus ciudadanos piensa que vamos mal, coloca en
entredicho al gobierno. Las cifras están allí, tenemos una inflación que el
gobierno reconoce en 60%, pero que se afirma llega al 120% y una escasez de
productos básicos, que de los 100 más necesarios para el uso y la alimentación
diaria, tan solo se encuentran 28.
Venezuela
es un país sin medicinas ni tratamientos para enfermedades mortales, un país
que nada produce porque expropiaron todo. Donde no hay inversión, porque se
acabó la seguridad jurídica, ya que el sistema judicial lo maneja el partido de
gobierno.
Vivimos
una realidad en la cual las casas de habitación son como cárceles para impedir
que los cacos te roben, te violen o te asesinen impunemente. Donde las cárceles
pueden ser como infiernos o como centros de trabajo para los pranes, mafias y
pandillas, quienes ejercen su profesión alojados y alimentados por el estado.
Una
Nación golpeada, burlada cínicamente, traicionada y manipulada, con un record
mundial, porque después de haber utilizado más de 1.000.000 millones de
dólares, tenemos que el índice de pobreza aumentó del 21% al 27 % el último
año.
Caímos
en manos de un régimen mafioso, donde la corrupción se ejerce desde las alturas
del poder. Un gobierno que ha reproducido a espaldas del pueblo, centenas de
multimillonarios socialistas-bolivarianos, ya en el año 2008 la DEA reportó que
la familia Chávez (madre y hermanos del ex Presidente) tenía cuentas en el
exterior por más de ciento cuarenta millones de dólares.
Mientras
tanto, todos pobres, recibiendo migajas, haciendo colas …uno por persona nos
gritan en la cara, con mercados protegidos por guardias nacionales, conscientes
que de un momento a otro se puede producir una mortandad por pollos, harina o
papel higiénico. Con el riesgo de que ya tampoco se consiguen urnas.
Ese
temor que produce abusos y atropellos, también genera estados de conciencia,
reflexiones y toma de decisiones, de bando y bando.
Por
eso se escuchan rumores, críticas y cartas, se esperan cambios… nuevos líderes
que permitan que renazca la esperanza.
Que
recuperen la soberanía y que de verdad gobiernen para nosotros.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
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