Ahora
resulta que las expropiaciones no han dado resultado. Después de 15 años en el
gobierno es que se dan cuenta de ello. Los socialistas incapaces son, siempre,
así. No aprenden de la historia. Pretenden torcer la realidad con puros
discursos y demás babosadas. Pero al final los hechos son tercos. La realidad
se impone.
Las
expropiaciones no funcionaron y, en general, no funciona el intervencionismo
socialista en la economía porque las empresas privadas manejadas por sus dueños
son las que mejor producen y de la manera como los consumidores lo desean. Las
empresas privadas no son manejadas por superdotados ni ángeles. Son manejadas
por personas que buscan obtener ganancias. Por eso son celosos y vigilantes en
la administración de sus empresas.
Cuando las
empresas son bien manejadas por empresarios particulares, dan ganancias y, en
consecuencia, pagan impuestos que entre otras cosas sirve para pagar el sueldo
de los policías y médicos. Y si el negocio va bien, tratan de expandirse y
contratan más personal, lo que es más personas ganando sueldos nuevos. Quienes
a su vez consumen más e impulsan con su consumo el crecimiento de otras
empresas y se genera más pagos de impuestos. Impuesto que, entre otras cosas,
sirve para construir escuelas y pagar sueldos de maestros, lo que, a su vez,
también genera más consumo y hace que crezca la demanda de servicios y
productos. De tal forma, que cuando las empresas prosperan generan más inversiones, más contrataciones
de personal, más consumo, más pagos de impuestos y así sucesivamente.
Pero cuando
el Socialismo interviene, y en el caso venezolano estamos hablando de la peor
especie de socialismo-que es la que mezcla a su máxima expresión el ladronismo
y la mediocridad-, rompe la libre decisión de los agentes económicos que, por
lo general, tiende a ser más racional y acertada. Y entra en juego las
decisiones de los políticos. Y, es aquí, cuando los políticos toman decisiones
que mezclan prejuicios, odios, teorías fracasadas, ambiciones y todo aquello
que en primer término contribuya a mantenerse en el poder. Sin importarles al
final si las empresas expropiadas den ganancias o no. Todo eso pasa a un
segundo plano disfrazado con el discurso de amor al pueblo, que, al final, solo
sirve para engañar y someter a la gente.
Un ejemplo
doloroso del intervencionismo socialista en la economía son las expropiaciones
de los terrenos agropecuarios. Fincas, haciendas, fundos fueron expropiadas.
Fueron millones de hectáreas expropiadas. Hoy en día esas unidades agrícolas en
manos del gobierno no producen lo que necesita el pueblo y los productores
agrícolas privados maltratados y hostigados tampoco producen lo suficiente para
atender la demanda interna. Y consecuencia de ello es la espantosa escasez de
productos básicos que padecemos los venezolanos. Otro caso digno de mención en
materia de expropiaciones son las torrefactoras de café. Logró la
administración pública de esas empresas que, prácticamente, desapareciera el
café de los estantes de los supermercados.
Otro
ejemplo doloroso de la estupidez de los Socialistas cuando intervienen en la
economía son las empresas RCTV (Televisón) y Sidor (Siderurgica). La primera
fue cerrada y la segunda estatizada. RCTV era una empresa que daba ganancias,
empleaba constantemente empleados, exportaba productos y pagaba impuestos -no
era una carga para el gobierno-, al
contrario, mantenía al gobierno. Y RCTV prosperaba porque tenía unos consumidores
que demandaban su programación televisiva.
Pero luego
de cerrada RCTV crean un bodrio que se llama Tves, que es una carga para el
gobierno porque no da ganancia, y, además, su programación no alcanza los
niveles de audiencia que tenía RCTV, es decir no satisface la demanda de los
consumidores. Pasamos de una empresa que pagaba impuestos y ofrecía un servicio
querido por los ciudadanos a otra empresa de televisión pública –Tves- que es
una carga para el gobierno y que su programación no goza de la aceptación de la
antigua RCTV.
En cuanto a
Sidor, en manos privadas, Ternium era su propietaria, llegó a producir
alrededor de 4.300.000 toneladas anuales de acero, luego de estatizada la
producción se vino abajo estando alrededor de 1.500.000 toneladas anuales, y,
hoy por hoy, Venezuela, siendo un país con grandes reservas de hierro, tiene
escasez de productos de acero. Las famosas cabillas para la construcción
difícilmente se consiguen. Hay que hacer colas para adquirirlas.
En
definitiva el saldo de las expropiaciones y de la intervención socialista en la
economía venezolana es una producción disminuida tanto en las empresas públicas
como en las privadas. Con un gobierno que no le alcanza el dinero para atender
sus compromisos, y, todo esto, en medio de una bonanza petrolera. Sin duda, el
socialismo es atraso, corrupción y despilfarro.
José
Luis Vallenilla
jlvallenilla@gmail.com
@vallenilla
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.