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domingo, 6 de abril de 2014

LUIS DANIEL ÁLVAREZ V., FRACCIONES DE DEMOCRACIA

A muchos gobiernos les perturban los parlamentarios valientes, pues los dejan en evidencia.

Aunque el gobierno mantiene la idea de llevar un discurso de paz, algunas voces manifiestan con vehemencia los intereses que se esconden detrás de esa propuesta. 

Belisario Porras Domínguez
Por una parte, aunque se exhorta a la tranquilidad nacional, el gobierno no cesa en su intento por reprimir y maniatar la voluntad popular. Algunos dicen que el llamado a la paz es un intento por mantener, a como dé lugar, al presidente en el poder.

Algunos diputados señalaron la actitud dictatorial del gobierno y alertaron sobre la presencia, cada vez mayor, de militares en cargos que correspondían a civiles. Sin embargo, la salida del gobierno se concretaría cuando cada uno de los ciudadanos comprendiera la crisis, asumiendo además lo imperativo de una acción institucional que desplace del gobierno a un presidente acusado de traidor y asesino.

La frontal oposición llevó a que en la madrugada del 7 de octubre de 1913 el senador mexicano por el estado de Chiapas, Belisario Porras Domínguez, fuese secuestrado y asesinado. En el país se suscitó una situación de inquietud generalizada que llevó a un clima de confrontación contra el gobierno dictatorial de Victoriano Huerta.

El presidente, acompañado por parte de su gabinete, disolvió el Congreso ordenando el encarcelamiento de más de cien parlamentarios. Ese era el discurso de paz que esbozaba Huerta. La sangre de Belisario Domínguez terminó por desenmascarar la cruel tiranía que azotaba a los mexicanos y dio argumentos en su duda al llamado de paz.

Al poco tiempo Huerta abandonó el gobierno. Su presidencia no era más que un triste episodio. La muerte del senador Domínguez sería el hecho que confirmaría la dictadura. Por ello a muchos gobiernos les perturban los parlamentarios valientes, pues los dejan en evidencia.

Luis D. Alvarez V
luisdalvarezva@hotmail.com
@luisdalvarezva

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