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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

jueves, 10 de abril de 2014

JOSÉ RAFAEL AVENDAÑO TIMAURY, UNASUR Y CHILE DE 1984

   La visita  de los Cancilleres de UNASUR y las declaraciones a la prensa nacional por parte  del Canciller chileno me transporto al aeropuerto de Santiago de Chile una noche, con toque de queda a las 10:00 pm, fría y oscura. La reminiscencia no es gratuita porque en esa oportunidad llegaba a Chile como Consejero de asuntos políticos en la embajada de nuestro país. 
Los chilenos vivían una etapa aciaga de su historia bajo una dictadura militar, quien paradójicamente había abierto las fronteras de su país a parte de los muchos exilados políticos y permitía una muy sui generis apertura revestida de cierto talante democrático. Sectores amplios de la oposición, desde las seis fracciones en que estaba dividido el Partido Socialista, la Democracia Cristiana, la Social Democracia, Radicales, Izquierda Cristiana y sectores de derecha, ya en franca oposición a la dictadura, insurgían a través de una vía pacífica y democrática, en lo posible debido a los estrechos márgenes permitidos por el gobierno. 
Así las cosas, la oposición podía participar en la prensa escrita y radial, pero no en la televisión, las direcciones nacionales de los partidos no tenían casa propia, pero funcionaban a través de los escritorios jurídicos de algunos de sus militantes.  
De esta manera pude conocer, en un bufete de la calle ahumada, a los tres dirigentes demócratas cristianos que dirigían para la época las tres corrientes internas. Gabriel Valdez, quien luego sería el primer Canciller en el retorno de la democracia, Juan Hamilton y al “chico” Zaldívar. Los socialcristianos siempre han sabido sobrellevar pacíficamente sus diferencias internas. 
Con el Partido Socialista, fue un poco más complicado, puesto que, como ya se señalo, estaba escindido en siete tendencias. Seis que estaban por recobrar la vía pacífica para salir de la dictadura y una fracción dirigida por Clodomiro Almeyda que insistía en la vía insurreccional con el Partido Comunista y el MIR, pertenecientes al Frente Patriótico Miguel Rodríguez . 
Me entreviste con los dirigentes de las seis opciones que no estaban con la vía insurreccional, también en seis oficinas distintas. Así pude conocer a Ricardo Lagos, cabeza de una de ellas en el barrio santiagueño El Bosque, si mal no recuerdo; a Carlos Briones, quien había sido Ministro del Interior en su oficina, a Manuel Mandujano Navarro, líder del llamado grupo histórico, quien tenía viejos vínculos con Venezuela y había estado en nuestro país fundando el Instituto Pedagógico Nacional y el Liceo Aplicación, ya que formaba parte de la delegación chilena de educadores que nos visitó en 1936. También lo hice con los dirigentes socialistas pertenecientes al llamado grupo MAS, con Víctor Sergio Mena; con dirigentes de la llamada Unión Socialista Popular (USP); con los Socialistas No Comprometidos; con el grupo Chispa y los llamados Comandantes, además  de lideres pertenecientes al grupo de Almeyda, quien si permanecía en estricta clandestinidad con el PC y MIR. Este contacto con los socialistas me permitió conocer a personalidades como Hernán Vodanovich, Víctor Mena, Luis Herrera G, Sergio Navarrete y Heraldo Muñoz, actual Canciller chileno, hoy de visita en Venezuela. Con el Partido Radical, a través de Enrique Silva Cimma, con la Social Democracia, de Luis Bossay, Levian Muñoz y Mario Sharpe;  con la Izquierda Cristiana de Sergio Bittar; con  gente del Partido Derecha Republicana, de Hugo Zepeda; Partido Liberal, de Claudio Zerda y Guillermo Toro; Partido Nacional de Carmen Saenz, Pedro Correa Opazo, Fernando Ochagavía y Patricio Philips; también con sectores diversos, tanto del movimiento sindical, estudiantil etc.
   Durante más de  tres años estuve en ese querido país tratando de ayudarlos para el reencuentro de una nueva y fuerte democracia. Es necesario reconocer en Jaime Lusinchi, recién electo Presidente de la República, en gesto que le enaltece,  su decisión de enviarnos al Embajador Héctor Vargas Acosta y a mí, a ejercer esas actividades diplomáticas,  ya que su intención en realidad comprendía la estructuración de un equipo político para ayudar en lo posible el retorno pleno de la democracia chilena. Ni el Embajador ni yo militábamos en el partido de gobierno venezolano, éramos independientes, provenientes ambos de largo ejercicio de oposición en el país. Pero por diversas razones de solidaridad política, estábamos plenamente identificados con la causa chilena. De esta manera, los dirigentes y el pueblo chileno recibieron apoyo político, moral y material amplio por parte del gobierno venezolano sin distingos de ideologías, desde la izquierda, pasando por el centro y hasta la derecha, cuyo mínimo común denominador común era la aspiración del retorno a la civilidad republicana.
   Cuando salí definitivamente de Chile en 1987, ya se había logrado tejer con paciencia franciscana una urdimbre de tejido unitario que dio comienzo al proceso ya indetenible de unidad, por encima de las diferencias, que culmino con el triunfo electoral del llamado Partido por la Democracia, con presidentes de diversas ideologías como el demócrata cristiano Eduardo Frei y los socialistas reelectos Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
   Todos estos recuerdos almacenados en mi memoria resurgieron al escuchar las declaraciones formuladas en suelo venezolano este siete  (7) de abril por Heraldo Muñoz, (cuyo pseudónimo era “Díaz” en el lenguaje semiclandestino implementado por el Embajador y por mí) en su carácter de Canciller de la República de Chile y miembro de la Delegación de UNASUR en comisión mediadora y de buenos oficios ante la Crisis Nacional que vivimos los venezolanos.
   Aun conservo material de apoyo en aquella gestión, donde aparecen los pseudónimos de todos los actores políticos de la época y que implementamos por razones de seguridad en nuestra nobel experiencia diplomático-política. Lo anterior pertenece al anecdotario y me permito señalar, con la venia de los lectores, algunos de ellos: Ricardo Lagos (Daniel), Carlos Briones (Darío) Manuel Mandujano (Dumas), Aniceto Rodríguez (Isidro Quiroga) Clodomiro Almeyda (Danton), Sergio Navarrete (Drago), Víctor Mena (Demetrio) Enrique Silva Cimma (Ramiro), Gabriel Valdez (Limbo), Andrés Zaldívar (Loyola), Juan Hamilton ( Loreto), Radomiro Tomic (Luis), En la Iglesia Católica, Monseñor Fresno era (Pedro Pablo), Vicario Cristian Precht (Juan), Monseñor Sergio Valech (José) y  el Cardenal Silva Henríquez (Tomas), Junta de Gobierno y otros, Augusto Pinochet (Tarugo) Jose Toribio Merino (Nerón), Fernando Mattei (Icaro), Cesar Mendoza (Tamayo), Patricio Carvajal (Romero Villate), Humberto Gordon (Estrada), etc., etc. Algunos venezolanos mayores y/o conocedores de historia, podrán observar la concatenación de los pseudónimos con personajes de la dictadura perezjimenista, muchos de ingrata recordación. También los chilenos que vivieron y conocieron a algunos de los personajes citados, ya que algunos han desaparecido, podrán hacer evocación de una etapa negra del querido Chile. El pseudónimo del Embajador Héctor Vargas Acosta era (Carlos Julio), el del Consejero Político  José Rafael Avendaño Timaury (Álvarez). Teníamos en el equipo una Asistente chilena, la periodista Angélica Beas (Yula). Yula, por cierto fue el pseudónimo que utilizo la Dra. Clarisa  Sanoja en la lucha clandestina correspondiente a la Resistencia a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958).
   Hay otros países pertenecientes a UNASUR que también recibieron solidaridad venezolana en el proceso de la reconquista de vida democrática, como Uruguay, Argentina y Paraguay.
   De esta manera, y situándonos de nuevo en el año 2014, es importante que esa delegación multinacional, y el Canciller Heraldo Muñoz, en lo particular, como interlocutor político en la época dictatorial chilena y ahora en funciones diplomático-políticas, interpongan sus buenos oficios para que la sindéresis se reinstale de nuevo en la mente de la dirigencia política venezolana y que ésta,  a través del proceso de Negociación Política, evite la alternativa violenta que se vislumbra si no se logra un acuerdo nacional estructurado con frialdad de catedrático que impulse de nuevo al país por la vía constitucional y para ello, sin pecar de reiterativo, es menester que los Poderes Públicos garantes del pleno ejercicio democrático sean reestructurados a cabalidad y cuya apología no es necesario exponer: Independencia plena y división de los poderes públicos a cabalidad; CNE; TSJ; Contraloría General de la República; Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, en lo formal. En lo político, la libertad de los presos políticos y el retorno de los exilados. Estas condiciones son inobjetables para ellos por la incuestionable experiencia política que les ha tocado experimentar.
   Sin lo anterior, solamente se “correrá la arruga” y utilizando jerga castrense, constituiría un mero “saludo a la bandera” con las consecuencias conocidas, todas previsibles y no deseadas por la mayoría nacional e internaciional.
José Rafael Avendaño Timaury
cheye36@hotmail.com
@cheye36

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