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viernes, 9 de agosto de 2013

POR PACIANO PADRÓN, PALACIO CON LETRINAS EN CARABOBO

Se ha dicho, con sobrada razón, que el sistema judicial venezolano es un caos, y que los actores de parte del Estado son, en general, un desastre. No creo que ni el más fanático partidario del régimen nefasto, cuyo fin se acerca, piense que digo mentira.

En Venezuela entendemos por Palacio de Justicia la residencia de los tribunales, sede del más importante de los poderes públicos, el que debe ser para el equilibrio y la equidad. Un palacio, leemos en el diccionario, es la “Residencia suntuosa de un gran personaje”, y así es, ningún “personaje” más importante en la vida social y política de un pueblo que la justicia. Es horrible que la justicia sea un desastre y que la mayor parte del tiempo sea inexistente, como es horrible que, en general, nuestros palacios de justicia estén plenamente deterioros. Puedo dar testimonio de que en el Palacio de Justicia del Estado Carabobo los presos que allí esperan para ser atendidos, tienen que hacer sus necesidades (hombres y mujeres por igual), en letrinas malolientes y antihigiénicas, indignas en cualquier circunstancia o lugar, mucho más en una casa que debería ser majestuosa.  En Carabobo, tenemos Palacio de Justicia con letrinas.

Sabemos que la vida de un venezolano en libertad hoy no vale nada, más de 160 mil compatriotas han sido asesinados. Si la vida en la calle no vale nada, en las cárceles vale menos que nada. Se contraría el mandato constitucional que obliga al Estado a amparar la vida de los reclusos: “El Estado protegerá la vida de las personas que se encuentran privadas de su libertad, prestando servicio militar o civil, o sometidas a su autoridad en cualquier otra forma”. El Estado debe responder por los presos asesinados y maltratados. Como si fuera poco, el Art. 46 establece que “Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”. Parola, parola, parola, solo palabras.

Si algún despacho ejecutivo no sirve para nada bueno -y lo digo con absoluta responsabilidad-  es el Ministerio del Poder Popular para los Servicios Penitenciarios, a cargo de la Comandante Fosforito, incapaz e indigna de tan alta función. Desglosemos el artículo 272 constitucional, y se pondrá de manifiesto la inobservancia absoluta de la norma: “El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos”. Del irrespeto todos sabemos y en nuestras cárceles no se rehabilita nadie. Las cárceles son universidades del crimen.

Otro mandato incumplido: “los establecimientos penitenciarios contarán con espacio para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación”. De casualidad tienen espacio para colocar colchonetas, el hacinamiento es la norma. Las cárceles “funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias”. Eso no existe.  Las cárceles “Se regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estadales o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización”. Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario, el centralismo asfixia al sistema penitenciario. En las cárceles, “en general, se preferirá el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias”. Cero hit, cero error, cero carreras, ni régimen abierto, ni colonias agrícolas penitenciarias.

“Las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencias a las medidas de naturaleza reclusoria”. Aquí es lo contrario. 

Por último, las frases finales del artículo en comento son también una fantasía: “El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia postpenitenciaria que posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter de autónomo y con personal exclusivamente técnico”. Nada de eso existe, el exrecluso en libertad de ordinario solo se reencuentra con el mundo del delito. Nuestra justicia es un palacio con letrina. 

E-Mail: pacianopadron@gmail.com. 
Twitter: @padronpaciano.

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