Es una obligación del Gobierno iniciar el
cobro a aquellos países que resultaron beneficiados por la generosa chequera de
Chávez -dinero del pueblo venezolano-, que recibieron miles de millones de
dólares para solucionar sus problemas, y usados además en la compra de
voluntades para un supuesto liderazgo a nivel continental. En este sentido debe
establecerse un orden de prioridades.
Los países integrantes del acuerdo de
Petrocaribe le deben a Pdvsa la astronómica suma de 22 mil millones de dólares.
El ministro Ramírez reveló hace poco que Venezuela suministró 232 millones de
barriles de petróleo a Petrocaribe en seis años. Por su parte, Argentina nos
debe 13 mil millones de dólares, sólo por concepto de "convenios petroleros".
Nicaragua tiene una deuda de 3 mil millones de dólares, y Daniel Ortega sigue
pidiendo. Son numerosos los ejemplos de mora. Y de Cuba, ni hablar.
Es con los representantes maulas y morosos de
esos países, especialmente los hermanos Castro, donde se debe iniciar este
cobro, antes que a los humildes venezolanos a quienes les adjudicaron
viviendas.
El plantear esta solicitud -convertida en
reto- no es motivo para que el señor Maduro reaccione desmesuradamente
profiriendo frases destempladas fuera de tono con epítetos ofensivos. Bien
sabido es que el insulto es el recurso de aquellos perdedores, que a falta de
argumentos apelan a la sinrazón. La prédica del odio, la violencia y el insulto
se ha instituido aquí como forma de gobierno desde hace 14 años, con la
finalidad de envenenarle el alma a los venezolanos.
Los dirigentes del Gobierno han sido capaces
de insultar al Santo Padre, se ofendió y vejó a los cardenales Velasco y
Castillo Lara, se ofendió y humilló a los venezolanos con la tristemente célebre
lista Tascón, que tanto sufrimiento causó; se humilló a más de 20 mil
trabajadores despedidos de Pdvsa. Cuando los empleados y obreros reclaman sus
justas aspiraciones y reivindicaciones se les responde con insultos. Sencillos
campesinos propietarios de un conuco son calificados como burgueses.
Motorizados encapuchados y armados identificados con el oficialismo siembran el
terror por las calles. Esas son las graves consecuencias del odio que tanto
daño causa.
Maduro se mantiene sobre una base muy endeble,
de muy poca resistencia, y es a ello que obedece su miedo y constante
nerviosismo. Se cometió un fraude el pasado 14 de abril, y eso lo saben los
venezolanos.
@alcaldeledezma
antolede@gmail.com
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