Los vaivenes de la política son de tal modo
aleatorios e impredescibles que hoy se puede afirmar que las elecciones de
gobernadores serán más decisivas para el destino político del país que las
pasadas elecciones presidenciales.
En primer lugar, porque la victoria de
Chávez no estaba de ningún modo fuera del sensato cálculo político y, más allá
del optimismo que hay que insuflarse para ir a estas batallas y transmitirlo a
los propios seguidores, había que estar preparado para ello.
Luego, porque la
ausencia del presidente en toda acción de campaña en favor de sus candidatos ha
hecho que esta se convierta en una suerte de encuentro “pelo a pelo” entre los
aspirantes oficialistas y opositores, excluyendo por supuesto el ventajismo en
el uso de los recursos e instituciones públicas. Y finalmente, porque un
triunfo del PSUV en una mayoría muy abierta de las gobernaciones –el cual
incluyera, por ejemplo, las paradigmáticas de Miranda y Zulia- representaría un
visto bueno culminante para la una larga hegemonía chavista sobre nuestra
sociedad.
Me da la impresión de que el PSUV está
efectuando un discreto y gradual viraje hacia el “chavismo sin Chávez”, esta
vez con el beneplácito del máximo líder. Es este quizás el más significativo
dato que confirmaría la gravedad de la salud del presidente y su convencimiento
de que no va a poder continuar en el ejercicio pleno de la primera
magistratura. Creo, por ejemplo, que la ausencia del máximo líder en los afiches
y vallas de sus candidatos regionales es algo más que una consecuencia de su
enfermedad. Porque estoy seguro que cada uno de esos candidatos tiene sus
buenas fotos junto al presidente y para quien no las tuviera existen las
maravillas del Photoshop para componerlas.
Pienso que se trata de una audaz apuesta
estratégica de la “revolución”, consistente en tratar de ganar el mayor número
de gobernaciones sin apelar a la muleta de Chávez, aprovechando, claro está, el
impulso moral que les brindó el triunfo del 7-0. Si lograren tal cometido el
16-D, no me sorprendería que el propio Chávez renuncie al nuevo período para
hacer convocar nuevas elecciones en un “momentum” de máximo éxito propio y de
desmoralización y cuasi desbandada opositora.
Por eso la MUD, sus candidatos y la Venezuela
democrática en general nos estaremos jugando el 16-D mucho más que el pasado
7-O. Demasiado terreno hay en peligro, como para que se mantengan determinados
cálculos mezquinos partidistas, boberías como las de William Méndez, Soraya
Hernández y quienes los alcahuetean, y en particular las estupidez malcriada de
quienes insisten en cuestionar sin misericordia al camino electoral y a los
equipos técnicos que lo sustentan.
@Turgelles
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