El
que sea Maduro, Cabello o Jaua es asunto que solo debe interesar al llamado
Polo Patriótico. ¿Atenderá la dirigencia y sobre todo las bases de los partidos
que lo integran la recomendación póstuma del teniente coronel o habrá una
revolución en la granja? Esa decisión no nos compete y por lo tanto no vale la
pena discutir sobre la misma
El
discurso de Chávez anunciando que tiene células malignas y que requiere otra
intervención en Cuba no es inesperado.
Lo procedente hubiese sido que informara mediante un parte médico
detallado, pero prefirió no hacerlo probablemente porque su estado de salud es
grave. Tampoco decidió encargar de la presidencia a Maduro, quizá para no
alarmar mucho a sus seguidores y no desalentarlos para las elecciones del 16 de
este mes. En todo caso ya eligió a su sucesor ante un posible desenlace fatal,
procediendo autoritariamente sin
consultar a las bases del PSUV, haciendo caso omiso, como siempre, a sus prédicas de “democracia participativa”.
El
que sea Maduro, Cabello o Jaua es asunto que solo debe interesar al llamado
Polo Patriótico. ¿Atenderá la dirigencia y sobre todo las bases de los partidos
que lo integran la recomendación póstuma del teniente coronel o habrá una
revolución en la granja? Esa decisión no nos compete y por lo tanto no vale la
pena discutir sobre la misma.
Lo
que sí nos compete a quienes estamos en la alternativa democrática, aunque
seamos ciudadanos de a pie y no tengamos
voto en la decisión, es a quién postularemos para enfrentar al designado
oficialista. Ojalá que no se desaten los demonios de las apetencias personales
y cometamos el error de lanzar varias candidaturas. Ahora, más que nunca, es
imprescindible la unidad. Aunque no fue mi candidato en las primarias,
considero que debemos encomendar a Henrique Capriles la misión de derrotar al
régimen y así evitar que se imponga el totalitarismo siglo XXI. Su labor en la
campaña que culminó el 7 de octubre es credencial suficiente para ello.
Seguramente
volverán a surgir las críticas de que fue muy
blandengue en sus denuncias del ventajismo y marramucias electorales del
oficialismo y que durante la pasada
campaña quedaron marginados importantes dirigentes políticos e independientes
que tienen mucho que aportar. Esas críticas son válidas, pero los entuertos son
corregibles y no son de suficiente peso como para descartar a quien se proyectó
como un buen candidato.
Por
otra parte este es momento de insistir en la reconciliación y olvidarnos de
pasar facturas. La gobernabilidad del país exige madurez de todos nosotros. La
crisis que heredará el próximo presidente es de una magnitud tal que requerirá
acuerdos políticos. Caso contrario puede
venir el caos. Esos son los siguientes pasos
después de votar masivamente el domingo 16. ¡No más prisioneros políticos, ni
exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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