En los inicios, tanto el trabajo como sus frutos y aquí debemos incluir todos los bienes necesarios para la producción, eran de índole colectiva, cosa que cambio con el tiempo, cuando los intereses de los “lideres” privaron sobre los del colectivo. Cambios que se mostraron especialmente perniciosos en los modelos comunales, colectivistas y socialistas en los que el stablishment se hizo cargo absoluto de las decisiones de sus ciudadanos, pero haciéndoles creer que son ellos quienes las toman.
Actualmente y como contrasentido al libre Mercado, la globalización, la internacionalización de la economía y los recientes movimientos que han intentado relanzar a la Democracia, no se ha logrado cambiar en mucho; ni el sentido, ni la coherencia del poder político y por el contrario pareciera que en algunos países ha consolidado este sentido y esta coherencia.
“El Control del estado, históricamente ha sido excluyente y exclusivo para monarcas, o caudillos; bien como expresión individual o “Colectiva”. Estando siempre en manos de pequeños grupos en los que se concentra el poder real. Obviamente, en este escenario, no ha habido una posibilidad cierta de democratizar el poder político.”
La riqueza y la pobreza, están hoy más que nunca enfrentadas y dentro de ese contexto, asegurando el control político sobre el Estado; están los estrategas de uno y otro bando: Capitalistas, y Socialistas.
Surge en consecuencia, la inaplazable necesidad de democratizar el poder político, y la única vía para lograrlo es LA PARTICIPACION CIUDADANA. Esta participación se ha ido mostrando cada vez más con más intensidad, mucho más allá de los formalismos, o de los atavismos jurídicos, reclamando el derecho de ser coparticipes del poder. La participación ciudadana aparece hoy día como un componente más del poder; con su propia dinámica y sus propios actores: campesinos, Trabajadores, y ciudadanos comunes, que de seguro, marcaran un nuevo rumbo en la historia de nuestros países.
POR AHORA, el éxito ha sido parcial, y las principales causas de ese fracaso (parcial) de la participación ciudadana, son; La falta de voluntad política de los gobernantes de turno, que hacen todo lo posible por desanimar la participación real de la sociedad civil en su conjunto, la anomia a la que el país ha sido sometido, los residuos de cacofonía política de los dirigentes de oposición y la normativa jurídica que es sumamente limitada y limitante, cosa que imposibilita su ejercicio real.
Mas la sociedad civil no puede ni debe renunciar a participar, no puede ni debe ceder los espacios que per se le corresponden, por el contrario, el debate programático y la democratización del poder político deben surgir desde su seno y desde allí debemos presionar para que la Mesa de la UNIDAD, o quienes pretendan aspirar a representarnos lo haga en sintonía; tanto con la sociedad Civil, como con las necesidades del país, que son muchas y están por encima de las agendas individuales.
Solamente por esta vía lograremos forzar un cambio estructural que obligue a la implementación real de mecanismos de participación, que le otorgue un carácter verdaderamente vinculante y que se institucionalicen los mecanismos de poder de decisión; Tanto en el poder central, como en el regional en todas sus ramas; Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Para las próximas elecciones de diciembre lo que se necesita es más y mejor participación ciudadana.
Amanecerá y Veremos
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