El acto conmemorativo del 191 aniversario de la batalla de Carabobo y día del Ejército pasará a la historia como un doloroso ejemplo del abuso de poder de un presidente de la República que se atrevió a ofender y amenazar, de manera inaceptable, a sus compatriotas. Varios columnistas ya han tratado sobre este tema, en particular sobre las ofensas, pero creo necesario analizar con detenimiento las amenazas realizadas contra la oposición democrática. Antes de profundizar en dicho análisis quiero detenerme a comentar y relacionar los artículos de opinión de Teodoro Petkoff y de Guillermo Cochez titulados: “la última locura” y “Narcisismo y paranoia en los líderes políticos”. La actuación de Hugo Chávez es tan desproporcionada y fuera de la realidad que obliga a reflexionar sobre el contenido de estos artículos.
El
propio título del editorial de Teodoro Petkoff señala el grave problema que
enfrenta Venezuela: “La última locura”. No se puede justificar de otra manera
el contenido del discurso de Hugo Chávez. Mantener públicamente que sólo “los
chavistas son venezolanos” es una afirmación que no puede hacerse sin que haya
motivos para dudar del equilibrio mental de quien lo hace. El narcisismo y la
paranoia, lo sostiene Guillermo Cochez, son dos enfermedades psicológicas que se
desarrollan con mucha frecuencia en los líderes políticos, más aún cuando están
enfermos. Ejemplos resaltantes en la historia son: Hitler, Stalín, Mao, Kim
Il-Sung, Saddan Hussein e Idi Amin Dada. Todos valoraron en exceso sus
condiciones personales, perdiendo totalmente el sentido de la realidad, hasta
creerse imprescindibles y temer permanentemente por sus vidas.
Hablemos
ahora de las amenazas: Hugo Chávez insistió en su discurso, de una manera
repetitiva, que la oposición democrática estaba organizando un proceso de
desestabilización nacional, dirigido y respaldado por los Estado Unidos, con la
finalidad de desconocer el resultado electoral. Señaló como prueba de esa
conspiración la negativa de la oposición democrática de reconocer de antemano
el resultado de las elecciones. Esta grave e infundada acusación tuvo por
finalidad incitar a la Fuerza Armada a
la violencia contra la oposición
democrática al señalar: “que junta al
pueblo harán respetar el resultado de las elecciones que haga público ese día el
Consejo Nacional Electoral e impedirán cualquier tipo de protesta que pueda
ocurrir”, negando de antemano el derecho de nuestro pueblo a protestar si el resultado es ilegítimo.
Esta
arenga debe relacionarse con otros aspectos de su discurso que incrementan la
peligrosidad de lo allí expresado y obliga a vincularlo con el delicado desequilibrio
que, desde algún tiempo, viene observándose en la personalidad de Hugo Chávez. Teodoro Petkoff
resume a la perfección este asunto: “Hugo Chávez le ha establecido a la Fuerza
Armada el objetivo militar: la mayoría del país, que aspira a sacarlo de
Miraflores a punta de votos. Pero resulta que esa mayoría no es venezolana, y
por lo tanto la Fuerza Armada estaría obligada a desconocer el resultado electoral
si es favorable a la oposición”. Pero eso no es todo: si esa mayoría protesta ese día en las calles por
considerar írrito el resultado hecho público por el Consejo Nacional Electoral,
la Fuerza Armada tiene, según Hugo Chávez, la obligación de reprimirla porque son
traidores a la Patria
Esta
prédica muestra de manera descarnada el inmenso reto que tiene la mayoría
institucional de la Fuerza Armada. Estoy seguro que en muchos de ellos deben
surgir profundas inquietudes. No es fácil definir la conducta personal en medio
de tantas contradicciones. Lo normal sería obedecer las órdenes de sus
superiores, pero ¿sería justo cumplir la
orden de reprimir una protesta popular de miles de venezolanos surgida para defender
el resultado electoral de Henrique Capriles, ante la certeza que todos tenemos
de que el abuso de poder y las triquiñuelas del gobierno pueden configurar un
fraude electoral el 7 de Octubre? ¿Va a permitir la Fuerza Armada que los
grupos armados organizados por el gobierno ataquen a ciudadanos indefensos que se
lancen a la calle? Estoy plenamente convencido de que no…
La
campaña electoral comienza este domingo. Las amenazas de Hugo Chávez van a
exigir de una permanente movilización de la oposición democrática. Henrique
Capriles ya le respondió, con admirable entereza, durante su última rueda de
prensa al sostener: “que él sólo respetará la voluntad popular y no lo que
afirme el gobierno”, pero es necesario entender que Venezuela enfrentará muy
difíciles circunstancias durante estos cuatro meses y en particular el día de
las elecciones. La prédica de Hugo Chávez y las arbitrariedades que han
empezado a cometerse deben verse como una muestra de desesperación ante una
realidad que empieza a conformarse de una manera indetenible: el triunfo
electoral de la oposición democrática. La sorpresiva multa a Globovisión es
apenas una de las primeras muestras de lo que nos tocará vivir.
fochoaantich@gmail.com
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