Vino, reposó, reapareció, se encadenó, insultó, amenazó,
cantó y se fue.
Entre las prioridades de los gobiernos está el defender sus
propios intereses que se supone son los de la nación, es decir de su pueblo.
Eso debe ser así, al menos en los gobiernos democráticos. Hay otros gobiernos
que anteponen otros tipos de intereses a defender. Claro todos, sin excepción,
dicen, proclaman, que todo lo que hacen es para defender los intereses de sus
pueblos y además por mandato expreso de estos.
Cerca tenemos dos casos a
comentar. El primero es el del gobierno nuestro, bueno eso de nuestro es un
decir, que habla, y cómo habla, y actúa, rara vez, en nombre del pueblo, pero
como no aclara a qué pueblo se refiere y viendo sus realizaciones, bueno
enterándonos de ellas por vías clandestinas, entendemos que se refiere a otros
pueblos: al cubano muy especialmente, pero además al nicaragüense, al
boliviano, al ecuatoriano, al argentino y a los nuevos hermanos bielorrusos,
rusos, chinos, iraníes y hasta los afro descendientes del Bronx. Los viejitos
de antes dirían candil de la calle y oscuridad de la casa.
El otro caso es el del gobierno colombiano. Cuando lo
presidía Uribe, su gobierno defendía a sus compatriotas de los narco
guerrilleros, y vaya que los defendía, casi que los derrota totalmente. Por
defenderlos se peleó con sus vecinos. A Correa le invadió su territorio para
acabar con una guarida de las FARC y rescató unas laptops que han hablado y
parece que todavía siguen hablando, más que Aponte Aponte. Y estuvo a punto de
liarse con su vecino oriental, valga decir nosotros, por salir “nuestro
comandante en jefe” a defender a Correíta. Pepa asomada diría alguno. Menos mal
que no hubo necesidad de disparar un tiro porque los tanques nuestros llegaron
solo hasta Tocuyito. Ahora ese gobierno lo preside Santos, su antiguo ministro
de la Defensa, y genio de la estrategia militar colombiana contra los narco
guerrilleros: Y éste también defiende a sus conciudadanos. Lo primero que hizo
fue declarar que había conseguido un nuevo mejor amigo y logró que le pagáramos
todas las deudas del intercambio comercial, bueno del intercambio comercial “one
way”. También logró que el comandante de aquí hablara con los comandantes de
allá para que dejaran de jorobar. Hasta allí todo bien. Pero a veces lo que
pasa es que algunos gobiernos por defender sus propios intereses lesionan los
de otros pueblos. Por eso alguien dijo que los gobiernos tienen intereses no
amigos. Excepción hecha, claro está, del gobierno revolucionario castro
comunista del siglo XXI, que tiene amigos como sorgo. Pero lo del presidente
Santos, últimamente, como que se le ha pasado la mano. Creerle a pinocho no es
muy de santos más bien de ingenuos. O será que hay algo por debajo que no
sabemos. El tiempo lo dirá. Está bien que defienda los intereses de su pueblo,
que de suyo es muy genuino, pero no puede ser que para lograr eso nos crea a
nosotros más problemas de los que ya tenemos. Que use la defensa de su nuevo
mejor amigo para atacar a su antiguo jefe. Con todo respeto presidente Santos
usted dejó de ser santo de mi devoción.
Iolaizola@hotmail.com
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