Depende del Bolívar del
que hablemos. Chávez en nada se parece al Libertador que amamos filialmente, al
que conocimos desde la escuela y de quien nos hablaron en casa. A ese no se
parece. Tal vez por su condición de marxista -como lo ha confesado- se parece
al Bolívar que describió Carlos Marx, sí, Marx, padre del comunismo, quien dijo
de nuestro Bolívar que es un mito de la fantasía popular: “La fuerza creadora
de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha
probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este
tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar”.
El presidente de Venezuela sí se parece a eso que Carlos Marx
de manera soez atribuye a Bolívar, Chávez sí es un mito de la fantasía popular,
demagogo, que ha logrado engañarnos como pueblo durante ya casi 14 años y que
pretende ser reelecto Presidente; de lograrlo sumaría 20 años continuos como
Jefe de un Estado que él desmonta pieza a pieza, convirtiéndonos en un país
desarticulado. Su anarquía derrumba todo para que reine el caos en la Babel de
su incoherencia.
Bolívar es “el canalla más
cobarde, brutal y miserable”; es Marx quien así lo describe desde Europa en
1857, al redactar una biografía del Libertador de Venezuela y América que le
hubiese sido solicitada por Charles Dana, Director del New York Daily Tribune,
biografía que le fue rechazada por su “tono prejuiciado”, según informa Marx a
Engels. Además de los insultos al estilo de Chávez, Marx salpica de mentiras e imprecisiones
históricas su escrito sobre Bolívar, al punto de afirmar que el Libertador
rehusó adherirse a la revolución que estalló en Caracas el 19 de abril de 1810
-añade Marx- “a pesar de las insistencias de su primo José Félix Ribas”.
Cita Marx a
Docoudary-Holstein para describir a Bolívar, pero esa descripción tal vez le
calza mejor al presidente Chávez: “Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira,
y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios
y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los
ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete
consumado y baila valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar
brindis le deleita”.
Lo transcrito viene como
anillo al dedo al hijo de Sabaneta, excepto eso de leer literatura francesa,
porque Bolívar, culto y políglota, leía y hablaba diferentes lenguas, mientras
este tiene una cultura de plato llano, sin profundidad alguna y conocimiento de
tapas de libros; se suele decir que Chávez nunca lee un libro completo.
Concluye Marx con la
descripción que le toma a Docoudary-Holstein, afirmando que Bolívar “en la
adversidad, y cuando está privado de ayuda exterior, resulta completamente
exento de pasiones y arranques temperamentales. Entonces se vuelve apacible,
paciente, afable y hasta humilde... posee un talento casi asiático para el
disimulo”. Quien es así es el presidente Chávez; cuando se siente arrinconado o
perdido se presenta como manso cordero y con el rabo entre las piernas, jurando
que no repetirá los errores, los que se repetirán inexorablemente.
Puedo afirmar, sin temor a
equivocarme, que nuestro Presidente no es para nada bolivariano, a pesar de
citarlo constantemente. Bolívar rechaza las hegemonías en el poder, así como la
prolongación de este en manos de una misma persona. Por el contrario, Chávez
solo hace lo que le ayuda a mantenerse en el poder, es la obsesión en la que
pone toda su energía y todos los recursos del Estado venezolano.
En conclusión, el
presidente Chávez se parece a Bolívar, pero no al nuestro, al de todos los
venezolanos, sino a aquel que canallescamente describe Carlos Marx el
fracasado.
PACIANO PADRÓN
Twitter: @pacianopadron
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
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